Emprendimiento femenino vs. estereotipos

A propósito de la celebración del Día Internacional de la Mujer Emprendedora el Centro Loyola Reina acogió el panel “Por nosotras”.

Tomado de: www.redsemlac-cuba.net
Por: Lisandra Fariñas
Foto: SEMlac Cuba

Defender el derecho de las mujeres a emprender, gestionar y empoderarse social y económicamente es hoy en Cuba, también, una lucha contra los estereotipos de género, para lo cual se torna necesaria la construcción de redes de colaboración entre quienes asumen este camino.

Sobre el tema dialogaron el pasado 15 de noviembre, en el Centro Loyola Reina, en La Habana, cubanas con experiencias diversas, a propósito de la celebración del Día Internacional de la Mujer Emprendedora, el 19 de noviembre.

El panel “Por nosotras”, en el que intervinieron las creadoras de los proyectos Decoluz, BarbarA’s, Cima y Oasis Nelva, abrió la reflexión en torno a los obstáculos que entorpecen el desarrollo de las mujeres en el mundo de los negocios e iniciativas privadas, así como los retos que persisten para una sociedad que aspira a la igualdad y a su empoderamiento.

El momento es valioso para las emprendedoras de la isla, apuntó el subdirector docente del Centro Loyola, Orgiel Sanzo Martín, y se refirió a la apertura legal para el establecimiento de iniciativas privadas de distinta naturaleza.

Sin embargo, añadió, estas oportunidades tienen desafíos internos y externos, sobre la base de un contexto de crisis económica mundial y nacional, pero también por la persistencia de ciclos viciosos e ideas irracionales que profundizan aún más la brecha de género entre hombres y mujeres.

De ahí la necesidad, recalcó, de incrementar la participación social, crear oportunidades de superación, facilitar el acceso a empleos dignos, la posibilidad de asumir responsabilidades y liderazgos, aportar al bien de la sociedad y gozar de una autonomía económica.

Muy ilustrador resultó el dato aportado por Yumerky Santana, directora de Fuerza de trabajo calificada en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), quien precisó que, aun cuando las mujeres son el 63 por ciento de ese grupo de personas con mayor preparación en el país, siguen siendo minoría en los cargos de dirección y en los emprendimientos.

“Los derechos laborales están refrendados en el Código de Trabajo, en cualquier sector deben tener su convenio con el empleador, contrato por escrito donde se incluya su horario de trabajo, el salario por la labor a realizar, el tiempo de vacaciones, el derecho a la maternidad, al certificado médico… pero todavía existen brechas y ese es uno de los retos: identificar las vulnerabilidades para poder dirigir políticas y proteger a las mujeres”, subrayó.

Experiencias para el aprendizaje

Estos y otros desafíos han marcado el desempeño de las que deciden tomar el camino del emprendimiento, incluidas las cargas que sobre sus hombros coloca la sociedad patriarcal.

Para Madelaine Rodríguez Rojo, creadora de Decoluz, impulsar su proyecto de confección de lámparas artesanales significó, incluso, una transformación. Ella comenzó su propio negocio en 2018, cuando su bebé tenía seis meses, y tuvo que adaptar cuerpo y mente a trabajar con herramientas que nunca había tocado ni conocía, además de que ello implicaba un esfuerzo físico extra, al cual no estaba adaptada.

De profesión contadora y apoderada de aduanas, pasó a un espacio de mayor libertad económica y realización personal, pues siempre le apasionaron las artes manuales y la pintura.

Pero también se vio frente a un aprendizaje: pese al apoyo que recibía, se sintió sobrecargada por la responsabilidad que ella misma se imponía con respecto a la familia.

“Cuando tenemos hijos, sobre todo, pensamos que es una responsabilidad enteramente nuestra, y a veces no sabemos delegar un poquito”, comentó.

Carmen Monteagudo, fundadora de Oasis Nelva, fue en sus inicios de emprendedora una persona invisibilizada. Cibernética de profesión y especialista en gestión de proyectos, en 2011 tuvo la oportunidad de que el entonces Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal, escogiera el suyo como uno de los experimentos para dinamizar las propuestas de negocios en La Habana Vieja, en la capital cubana.

Hoy su iniciativa está propiamente establecida como un proyecto de desarrollo local, que pretende mostrar y conectar emprendimientos –preferentemente de mujeres–, que hagan uso de materiales reciclados y de plantas ornamentales manejadas a partir de productos limpios de químicos. Además, trabaja con el presupuesto de basura cero, cocina de aprovechamiento y manejo circular de todos los productos.

Sin embargo, en las primeras reuniones donde estuvo, sintió que no la veían. Pasó el tiempo hasta que, alguna vez, repararan en ella. “Ha sido un proceso de recolocarme constantemente; a todas nos toca”, remarcó y agregó que quienes emprenden forman parte de ese proceder transformador, una apuesta por el cambio, el desarrollo y la visibilidad del aporte que pueden hacer desde sus saberes y prácticas.

En opinión de Carmen Estrada, líder de la agencia de publicidad y marketing Cima, se trata de ser capaces de cambiar el panorama de una sociedad patriarcal, de transformar los estándares.Su negocio, dedicado a visibilizar más las redes de otros emprendimientos, posicionarlos en el mercado y, a la par, asesorar a quienes comienzan, ha debido enfrentar prejuicios como la tendencia a confiar más en el criterio y el trabajo de los hombres de esos espacios.

“Estoy poniendo mi parte; mi granito de arena es fundamental para mostrar la voz de muchas mujeres que tienen que lidiar con prejuicios como la afirmación de que todo les costará más trabajo, o que no lo van a lograr sin apoyo masculino”, dijo Estrada y enfatizó en la necesidad de ser conscientes de que cada emprendedora aporta al cambio de esa realidad.

De eso está convencida Yurena Manfugás, cofundadora de BarbarA’s, primera marca de ropa afro en Cuba y, sobre todo, una iniciativa dedicada a reivindicar la cultura afrodescendiente.

Similares inquietudes la llevaron a ella y a su madre a incluir la labor social en su experiencia de trabajo, fundamentalmente con mujeres víctimas de violencia, personas adultas mayores, niños y niñas.

Escapar de estereotipos como el de la mujer negra hipersexualizada y contribuir a que las personas aprendan a construir una nueva manera de ver lo negro o lo afrodescendiente, han sido propósitos asumidos por su equipo hasta hoy.Rodríguez Rojo, Monteagudo, Estrada y Manfugás concordaron en la importancia de establecer redes de colaboración con otras emprendedoras; de compartir vivencias, experiencias y aprendizajes para avanzar juntas.

“Es provechoso conocer que tenemos problemas comunes e integrarnos más allá de competir”, sostuvo Estrada.

Manfugás, en tanto, aludió a la relevancia de esos espacios de intercambio, no solo para las que ya emprenden, sino para las que lo desean hacer y no se deciden.

“Las investigaciones han demostrado que, si algo ha tenido un estímulo importante para nuestra resiliencia en medio de todas las dificultades, especialmente en tiempos de pandemia y ahora mismo, en tiempo de transformaciones económicas, es justamente el valor de las redes que nosotras conformamos”, dijo Daybel Panellas, profesora de Psicología de la Universidad de La Habana y moderadora del panel.

Insistió, además, en la necesidad de que distintas instituciones, como la universidad y el MTSS, contribuyan en la creación de esas alianzas, pues emprender no debe ser una labor en solitario.