Centro Cristiano de Cárdenas, incansable atención en Cuba a violencia de género

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El centro reúne las condiciones para la realización de talleres.
Foto: Cortesía del Centro Cristiano de Cárdenas

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Tomado de: www.ipscuba.net

Tras un año intenso y complejo, la atención a la problemática de la violencia continuará siendo, como desde hace muchos años, una prioridad para el Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo (CCRD), de Cárdenas, en la provincia cubana de Matanzas, ahora con un escenario adicional de acción: las redes sociales.

“Llevamos muchísimos años trabajando la temática, de hecho la abordamos ininterrumpidamente durante todo el año y que forma parte de nuestros objetivos estratégicos: el acompañamiento a grupos vulnerables, tanto desde el ámbito psicoterapéutico, como desde la capacitación”, apunta Beatriz Lima, coordinadora del programa académico del CCRD.

“Es una lógica que no se circunscribe sólo a una campaña puntual o algo puntual, sino que se va desarrollando durante todo el año”, indica Lima.

En lo particular, en 2020, la habitual campaña de prevención de la violencia contra las mujeres y las niñas, se reestructuró y se le dio un carácter más resiliente.

“En años anteriores habíamos presentado el fenómeno de la violencia, en el pasado año nos centramos más desde los derechos que tenemos las mujeres a expresarnos libremente, vestirnos, peinarnos libremente, a maquillarnos o no”, explica.

Como metodología, se centraron en contar, mediante audiovisuales, historias de vida de mujeres que habían pasado por situaciones de vulnerabilidad y violencia y habían salido adelante, entre ellas emprendedoras exitosas, que en algún momento sufrieron maltrato o llevan sobre sus hombros el peso del hogar o son madres jefas de hogar.

“Le dimos un carácter de resiliencia, de autonomía, de que es posible que las mujeres tengan emprendimientos y sean exitosas. Esa campaña llegó a los territorios donde trabajamos”, agrega.

Tejer otras redes

Entre las acciones realizadas en 2020, con sede en el CCRD fue una exposición fotográfica sobre mujeres en el que participó el grupo comunitario Expresarte, de un club de fotografía de muchachos y muchachas de Cárdenas, muy jóvenes, algunos aficionados, que incluyó una capacitación sobre violencia y una presencia muy activa en las redes sociales.

El aislamiento debido a la covid-19 potenció esta nueva posibilidad. “Si algo distinguió el trabajo en 2020 fueron las redes sociales, que nos han permitido acceder a grupos a los que antes

no habíamos accedido. Por ejemplo, vía WhatsApp se capacitó a artistas jóvenes sobre la problemática de la violencia de género”, dijo Lima.

Tras esa capacitación, repensaron qué obras mostrar, de manera que no hubiera revictimización, que la violencia que se representara fuera más sutil y se visibilizara también el empoderamiento femenino. “No regodearnos en el maltrato, sino ver cómo se sale de eso”, describe.

Mediante esa vía, funciona una red de mujeres víctimas de violencia, han ofrecido asesoría y asistencia técnica a emprendedoras sobre temas financieros y legales y, ante la imposibilidad de acceder a las comunidades, debido a la covid-19, atendieron personas, tanto desde el programa académico como del pastoral.

De acuerdo con la especialista, por WhatsApp hicieron talleres virtuales, reuniones online, compartíamos manuales y guías, para que las personas de las comunidades pudieran reunirse en pequeños grupos y trabajar y facilitando metodologías para la lectura contextual de la Biblia.

“Fue bien rico, porque nunca habíamos explorado esto y yo creo que es una puerta que se abrió y creo que no se puede cerrar, porque independientemente de lo que hagamos de forma presencial, la vía online sigue siendo interesante para dar un seguimiento mucho más sistemático en los territorios”, aun cuando existen problemas de conectividad y acceso, señala.

Para Valia Solís, coordinadora del programa de atención psicopastoral, “el trabajo en las redes sociales ya es un hecho, no solo para talleres virtuales, sino también en la atención y seguimiento de personas en situaciones de vulnerabilidad, aunque nos aleja de un sector poblacional que no tiene solvencia económica para comunicarse por esta vía”.

Esa limitante, destaca, “nos obliga a seguir buscando maneras de hacer en tiempos de pandemia”.

Giro hacia afuera

El Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo de Cárdenas tiene una alta incidencia en la capacitación de los territorios con los que trabajan el tema de la violencia, entre otros.

El centro reúne las condiciones para la realización de talleres y el alojamiento de quienes asisten a ellos, sin embargo, en los últimos años se han acercado a unas 16 comunidades rurales de Matanzas, e incluso, incidido en localidades de las provincias de Mayabeque y Villa Clara.

En 2020, según explica Lima, comenzaron un proceso de sensibilización de dos nuevas comunidades rurales, Itabo, en Matanzas, y Limones, en Cienfuegos.

“La idea nuestra es dejar líderes y lideresas capacitados, estructuras creadas y grupos en diferentes sectores que después puedan darle sostenibilidad a las acciones una vez que el proyecto con nosotros concluya o se transforme en otro tipo de iniciativa”, apunta.

Como la puerta de entrada hacia nosotros son fundamentalmente las iglesias, agrega, accionamos para capacitar a líderes, lideresas locales y de esas instituciones, además de establecer alianzas con otras entidades y proyectos sociales que se desarrollan en los territorios.

Uno de los resultados de esta labor son las iniciativas organizadas por líderes de la comunidad. Así sucedió en los poblados Pedro Betancourt y Bolondrón, donde realizaron proyecciones de audiovisuales y una exposición de fotografía.

“Pedro Betancourt tiene como particularidad la presencia de jóvenes realizadoras y realizadores, que se han cuestionado temáticas sociales, entre ellas, la violencia, y lideraron e invitaron a estudiantes de las escuelas primarias, de conjunto con el sector de la cultura municipal”, apunta.

“Lo más interesante y algo que distinguió el año fue que las acciones las desarrollaron líderes y lideresas del lugar y nosotros fuimos solamente a acompañar la experiencia. A eso es a lo que aspiramos en las comunidades”, insiste.

A su vez, con integrantes de la red Mujeres de fe por la no violencia, que coordina el Centro Oscar Arnulfo Romero (OAR), se realizó un taller de sensibilización sobre la no violencia y el fundamentalismo religioso, donde se involucraron varios proyectos locales de Cárdenas. (2021)