Activistas lanzan nuevas iniciativas por un código inclusivo de familias

 

Carteles que forman parte de la campaña “El mismo amor, los mismos derechos”, promovida en redes sociales.
Foto: Tomada de Dame la mano Cuba.
Tomado de: https://www.ipscuba.net

Desde inicio de año, nuevas iniciativas buscan movilizar a la ciudadanía cubana para la aprobación de un Código de las Familias, cuyo debate y consulta popular está previsto para 2021, que garantice todos los derechos para todas las personas.

El nuevo cuerpo jurídico sustituirá al vigente desde 1976. Entre otras actualizaciones, se espera que incluya el reconocimiento del matrimonio igualitario o al menos la unión legal de parejas del mismo sexo. Esta posibilidad se presentó por primera vez durante el debate constitucional en 2018, pero no llegó a concretarse.

No obstante, la nueva carta magna, refrendada en 2019, dejó abierto el camino para este momento al reconocer el derecho de toda persona de formar una familia, y de garantizar las vías legales para la protección de la misma.

Además de la inclusión de las diversas formas de organización familiar, el nuevo código debe atender cuestiones referentes a las violencias de género y la protección de la infancia.

Por un código inclusivo

Desde inicio de 2021, diferentes plataformas de activismo y proyectos socioculturales han lanzado o retomado iniciativas que abogan por un código inclusivo que garantice la igualdad de derechos para todas las personas.

La redacción IPS Cuba recoge algunas de estas acciones:

La iniciativa “Todos los derechos para todas las personas” ocupa desde los primeros días de enero diferentes espacios públicos de la ciudad de Matanzas, en la región occidental del país. Esta acción ha sido impulsada por el proyecto de Integración, Intervención y Transformación Sociocultural AfroAtenAs, en cuya sede también se exhibe uno de los carteles con el eslogan que los acompañará durante 2021.

El 1ro de febrero la plataforma Entre Diversidades Cuba –dedicada a debatir sobre sexualidad, juventud y prevención de las ITS/VIH/sida– inició la campaña comunicativa “Sí, Acepto”. Esta frase ha acompañado a quienes abogan por el matrimonio igualitario en otros países, aunque, según han declarado los organizadores de la propuesta en la nación caribeña, les gustaría trascender este reclamo.

“Proponemos no hablar solo de matrimonio, sino de todo lo que necesitamos para lograr una Cuba inclusiva”, explica uno de los carteles. Entre los derechos que se espera reconozca el nuevo código también se encuentra el de la adopción y la reproducción asistida para matrimonios de personas con identidades sexuales de género no heteronormativas.

La activista Isel Calzadilla, coordinadora de Las Isabelas, primer grupo de mujeres lesbianas creado en Santiago de Cuba, pone rostro al sí por un código inclusivo, con la publicación en su perfil de Facebook de las fotos y el aniversario de varias de las parejas que esperan por el reconocimiento de este derecho.

Perfiles de activistas y la página Dame la mano en Facebook promueven la campaña “El mismo amor, los mismos derechos”.

Como parte de la iniciativa se lanzó una encuesta a través de la red social Telegram con la pregunta: ¿está de acuerdo con que las parejas del mismo sexo puedan tener un matrimonio legal? De las 1435 personas que votaron, el 64,7 por ciento respondió que sí, aseguró la página.

Estas demandas y acciones ciudadanas complementan el trabajo desarrollado por el estatal Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) en favor de los derechos de las personas de la comunidad LGBTIQ (gays, bisexuales, transexuales, intersexuales, queers), incluido el matrimonio igualitario.

También se ha hecho habitual el uso de los hashtags #UnCódigoInclusivo, #DerechosSI #PrivilegiosNO.

Una perspectiva feminista sobre el Código

Aunque el matrimonio igualitario sigue estando al centro del debate y de la acción ciudadana, otras demandas y preocupaciones comienzan a posicionarse. Desde los primeros días de enero, la plataforma Yo sí te creo en Cuba, impulsa una petición colectiva a la Asamblea Nacional del Poder Popular para eliminar la excepción que en el actual código permite a menores de 18 años contraer matrimonio.

Según lo establecido por esta ley en su artículo 3: “excepcionalmente, y por causas justificadas, podrá otorgarse a los menores de 18 años la autorización para formalizar el matrimonio, siempre que la hembra tenga por lo menos 14 años cumplidos y el varón 16 años”.

Acorde con las estadísticas públicas, recogidas en la solicitud, durante  2019 en Cuba más de 900 muchachas entre 14 y 17 años establecieron una unión legal.

“El matrimonio infantil afecta el acceso a la educación y a oportunidades de empleo, aumenta el riesgo de mortalidad materna, de contraer infecciones de transmisión sexual y de ser víctimas de otras formas de violencia doméstica y de género”, apunta la plataforma feminista.

También ha formado parte del debate público el tratamiento a la violencia intrafamiliar y a las madres solteras, además de la necesidad de un código que no reproduzca estructuras patriarcales.

Instituciones estatales, organizaciones gubernamentales y especialistas han abogado en los últimos años por incluir entre las reformas del Código de Familia el aumento de la edad mínima para contraer matrimonio. (2021)