Cuba perfila acciones de su programa contra la discriminación

En el panel “Somos más que raza”, organizado por la Asociación Cubana de Naciones Unidas el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, participaron Maribel Gutiérrez, representante residente en Cuba del PNUD, y los investigadores cubanos René Villaboy y Rolando Rensoli.

Tomado de: www.ipscuba.net
Foto: Archivo IPS Cuba

Los antecedentes del racismo en América Latina y Cuba, propuestas del Programa nacional de lucha contra la discriminación y cifras sobre el acceso a la educación en Cuba, entre otros, abordó el panel “Somos más que raza”, organizado por la Asociación Cubana de Naciones Unidas (ACNU), a propósito del 21 de marzo.

En el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, unieron sus voces Maribel Gutiérrez, representante residente en Cuba del Programa de Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD); el profesor e investigador René Villaboy y Rolando Rensoli, vicepresidente de la Comisión Aponte.

La representante residente en Cuba del PNUD compartió el mensaje del secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, que apunta: “el racismo sigue envenenando las instituciones, las estructuras sociales y la vida cotidiana en todas las sociedades. Sigue siendo un factor clave de la desigualdad persistente”.

Tras alertar que ningún país es inmune a la intolerancia, Guterres apuntó que “para hacer realidad la visión de un mundo libre de racismo y discriminación racial, debemos actuar todos los días, a todos los niveles, en todas las sociedades”.

Gutiérrez reiteró el compromiso del Sistema de Naciones Unidas en Cuba de continuar acompañando al gobierno y sus instituciones en la implementación de la Agenda 2030, cuyo principio central es “No dejar a nadie atrás”, lo cual requiere la eliminación de la discriminación racial donde quiera que esta esté.

Al reflexionar acerca del enfoque histórico de los orígenes del racismo y la discriminación racial en América Latina, Villaboy enfatizó que la esclavitud tuvo un basamento ideológico, filosófico, económico y político, cuya existencia misma estuvo justificada por la creencia de que el esclavo no era un ser humano, sino un bien.

La lucha contra la esclavitud y el racismo, destacó, fue una tarea pendiente en la lucha por la independencia en América, pues la mayoría de los países que se liberaron en la primera mitad del siglo XIX dejaron íntegra la institución de la esclavitud.

A juicio de Villaboy, la esclavitud fue el mayor proceso de violencia que ha existido en América, que no se rebasa hasta hoy.

Momento crucial

La aprobación del Programa nacional de lucha contra el racismo y del enfoque integral afirmativo “es un salto de concepción con respecto a la historia de Cuba y de la obra revolucionaria”, consideró Rensoli, secretario de la comisión del programa.

En un recuento sobre la economía de plantación que instauró en el país una esclavitud feroz, la tradición de hombres negros libres, la evolución histórica de las personas negras y mulatas en la sociedad, la persistencia y reproducción de prejuicios, el estudioso destacó que el programa da prioridad al cambio de las mentalidades.

Rensoli alertó acerca de la peligrosa tendencia a decir que todos los blancos eran ricos y los negros pobres, cuando durante el siglo XVIII, por ejemplo, no pocos tuvieron diversos negocios, en tanto, los que más tarde alcanzaron la libertad se asentaron en las periferias de las ciudades, sin propiedades ni capital.

Para el estudioso, las soluciones pasan por atender los factores subjetivos y objetivos.

“Nosotros tenemos en nuestra cultura un racismo increíble en un pueblo que es totalmente mestizo”, aseveró y reveló que una muestra de 2019, en personas de 15 a 95 años en 134 de los 168 municipios de las 15 provincias, del campo y la ciudad, arrojó que existen en Cuba 105 colores de pieles, de los 110 clasificados en el mundo.

Para Rensoli, “la blancura en Cuba es una jerarquización estética-cultural que tenemos en el imaginario, porque tenemos montones de prejuicios raciales anclados”.

No obstante, consideró “que la Revolución está en condiciones de iniciar un profundo cambio de transformaciones en la mentalidad”.

Algunas aproximaciones

El cambio de los factores objetivos pasa por promover transformaciones en aspectos como los ingresos y el hábitat, que determinan, por ejemplo, hasta el acceso a la educación pues, aunque exista el talento, algunas familias y jóvenes desean acelerar la incorporación al trabajo para incrementar los presupuestos.

De acuerdo con Rensoli, el programa nacional tiene abiertos varios frentes y uno de ellos es la educación. Al respecto, dijo: “Cuba se tiene que parecer a ella y todos tienen que ir a todas las carreras. Ese es uno de los frentes que tiene abierto el programa”.

Entre las medidas que adelantó, está la entrega de plazas directas a la enseñanza técnica superior para el curso regular diurno a egresados de la enseñanza media que las ganan por sus méritos académicos, así como una ayuda económica a quienes lo necesiten.

Otras medidas propuestas incluirían la entrega de subsidios y préstamos bancarios a personas necesitadas, aunque, dijo, “en Cuba no se puede hacer política de cuotas, que es engañosa, no resuelve el problema y solo da imagen y representación”.

En la vivienda, un problema agudo debido al déficit cercano al millón de unidades, opinó que “la Revolución no solo no pudo terminar con las bases objetivas del hábitat diferencial, sino que lo reprodujo, aun cuando fuera en contra de la voluntad política”.

La solución consideró “tiene que ser de acuerdo a la composición por color de la piel del lugar”. (2022)