Autor: Kenia Lorenzo Chávez, Barry H. Schneider, y Ibis M. Álvarez Valdivia.
Artículo publicado en CD Caudales 2011, Editorial Acuario, Centro Félix Varela – CIPS, ISBN 978-959-7071-79-2, La Habana
El bienestar que implica el ajuste psicológico proviene del lugar real que ocupamos en nuestroámbito social y de las vivencias sobre la posición que deseamos conquistar, de ahí la estrecharelación existente entre ajuste y reputación social.
El ajuste psicológico se utiliza como sinónimo de adaptación y da cuenta de la satisfacción delsujeto con su propia imagen y con sus logros en el contexto al que pertenece (Extremera, Durány Rey, 2007). La reputación social, por su parte, está conformada por atributos de imagen quelos demás proyectan sobre el sujeto e implica una dimensión ideal o deseada y otra real oatribuida (Buelga, Musitu y Murgui 2009). Existe también una dimensión temporal en la relaciónentre estos conceptos, se dice que las implicaciones de la reputación negativa o rechazo social,dependen de su cronicidad y están vinculadas con el desajuste sólo si esta condición persiste enel tiempo (Vitaro, Gagnon y Tremblay, 1990).
Este estudio focaliza la reputación social real y sus relaciones con el ajuste psicológico teniendoen cuenta las relaciones significativas entre estas variables, que han sido constatadas desde unaperspectiva multicultural.
Las actitudes que definen la aceptación y el rechazo son muy influenciadas por los valoresculturales y estos no son necesariamente compartidos entre diversas culturas. Lo que esadaptativo y saludable para un grupo particular, puede no serlo para otro (Keller y Greenfield,2000). Estudios en esta línea han comparado culturas que difieren en colectivismo,individualismo o en otras dimensiones interculturales y han encontrado que en las culturasindividualistas, los sujetos priorizan sus metas personales, mientras que en las colectivistas lasmetas individuales están conectadas con los objetivos colectivos (Markus y, Kitayama, 1991;Hofstede, 2001; Chen y French, 2008).