
Tomado de: www.ipscuba.net
La exhibición de la película inspirada en la historia de Sara Baartman (1789-1815), tal vez la más famosa mujer de la etnia khoikhoi, fue una de las acciones de la Cátedra Nelson Mandela en el contexto de los 16 días de activismo en Cuba por la no violencia hacia las mujeres y las niñas.
La película “Venus negra”, del director Abdellatif Kechiche, refleja facetas de la esclavitud mediante la vida de una mujer considerada como atracción de circo en París y Londres, en el siglo XIX.
A Saartjie Baartmann, su nombre en afrikáans, la distinguían sus enormes glúteos y justo esa característica hizo que la explotaran como un fenómeno, la hicieran bailar frente al público y, por un costo adicional, se dejara tocar. Incluso, parte de sus órganos se exhibieron por más de 160 años en un museo.
En el proyecto cultural El Cimarrón, un emprendimiento económico y espacio para compartir saberes, aprender sobre yoga, música e historia, intercambiaron sobre estos asuntos integrantes de la Cátedra Mandela, del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS) y la oenegé Tekano, de Sudáfrica.
Organizada en el contexto del Día Internacional de la eliminación de la violencia hacia las mujeres y las niñas, la velada conectó las violencias que sufre la población femenina, como resultado del desequilibrio de poder y el patriarcado que perdura y se renueva.
Según explicó la investigadora Rosa Campoalegre, “la cátedra Mandela, fiel a su enfoque de equidad, se unió a la jornada de activismo por la no violencia. Elegimos un film que muestra hasta dónde puede llegar el racismo en la cosificación de las personas negras”.
Según la investigadora, “La Venus Negra, una mujer eslavizada, convertida en animal de circo, muere de sífilis y gripe, tras una explotación tan brutal como sistemática. Es una película para dar la alerta de que cosas como esas no pueden repetirse y que hay muchas maneras de brutalidad y genocidio por razones de género”, enfatizó.
La violencia contra las mujeres, consideró la estudiosa, también se racializa y el filme “es un símbolo de por qué luchamos desde el lugar de enunciación de las mujeres y esta acción conecta con los programas nacionales de lucha contra el racismo y por el adelanto de las mujeres”.
Además, comentó: “Desde la afrodiáspora, entendemos que el Decenio Internacional de los Pueblos Afrodescendientes tiene como metas el reconocimiento, la justicia y el desarrollo, y para eso, no se puede olvidar el legado colonial esclavizador. Por eso, este encuentro para trazar horizontes de intercambio académico y de lucha”.
Memoria histórica presente
Según destacó Nancy Silega, de la Cátedra Mandela, “desde el mismo nombre, (la película) trata de la historia nuestra, de esa invisibilización que hemos sufrido personas procedentes de África a lo largo de la historia”.
En la Venus de Hottentot, agregó, “esa mujer es estigmatizada, esclavizada de una manera diferente, una de las diferentes variantes del proceso de esclavización de las personas negras”.
El filme, dijo, “muestra uno de los rasgos de la discriminación, la naturalización de un fenómeno que debía ser repudiado y el público de entonces aceptaba como algo normal, le estaba permitido no solamente ver, sino interactuar de manera ominosa”.
Silega enfatizó en la relación comercial y de poder reflejada en el filme, donde un hombre blanco desvaloriza a Sara, reconociendo en ella lo que él considerada virtudes para convertirla en objeto de feria.
“Más que una película para llorar, es una película para comprender dónde hemos estado y hacia dónde queremos llegar en esa igualdad y justicia social que todos merecemos”, afirmó.
Mirada desde Sudáfrica
En la actividad también intervino Nwabisa Zantsi, cofundadora de Tekano, oenegé enfocada en salud, educación, equidad y violencia basada en género, que desarrolla programas en escuelas.
A juicio de la activista, “la violencia de género afecta a nuestras comunidades de maneras inconmesurables y cada uno de nosotros conoce a alguien que la ha sufrido, puede ser un de la familia, amistad o del vecindario. Como muchos de ustedes, también perdí a alguien por este motivo….”, dijo.
Esa historia no es única, muchas familias negras de Sudáfrica pierden a sus hijas de esta trágica forma, pues “la violencia de género no distingue color, credo o estatus social”.
Zantsi señaló que este fenómeno multicausal tiene sus raíces en el patriarcado y en el colonialismo, es mayor en algunas comunidades que en otras.
“Los estudios muestran que los países colonizados tienen un 50 por ciento más alta la prevalencia de violencia hacia las mujeres por parte de sus parejas. Cuando una sociedad patriarcal se combina con una historia de colonialismo, crece el riesgo de violencia doméstica”, destacó. (2022)