Autora: Malvy Souto López
Foto: Abel Rojas
No siempre el talento y la búsqueda del bien común traen aparejados reconocimiento y mariaisabeldominguez-directora-cips-foto-abelrojasaplausos, ni siquiera en la Cuba que intenta hacer por todos y para el bien de todos. De esta especie de selección por azar, mucho pueden decir las ciencias sociales.
Por una cuestión de antigüedad y método, algunas miopías conceptuales e inacciones políticas, la investigación social en las primeras décadas revolucionarias fue creciendo a la sombra de sus congéneres, -naturales y exactas-, sin disfrutar de un privilegio de iguales, pero con iguales deberes para con su sociedad.
En este contexto se gestó el Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS) con un encargo más que ambicioso: estudiar la realidad cubana y proponer soluciones.
La directora del CIPS, doctora María Isabel Domínguez, resume la evolución de un centro que no cerró sus puertas, ni aún en el Período Especial.
“Tres décadas es un plazo breve en la historia de la humanidad, pero un largo plazo en la historia de Cuba. El CIPS inició en los años 80, en una sociedad adscrita al Campo Socialista, con bajos umbrales de desigualdad. Hoy convergen en Cuba las tradiciones de 50 años de construcción del Socialismo, las secuelas de los noventa y un sistema de cambios que transforman el panorama de la gestión económica y las escalas de valores, en una sociedad que se hace cada vez más desigual y diversa: es preciso refundarla desde la mirada abierta de las ciencias sociales”.
Desde 2011 se ejecuta una fórmula gubernamental para la actualización del modelo económico cubano, con el objetivo de cercenar burócratas de cuello blanco y alcanzar una eficiencia en el proyecto de país. Pero cambios engendran cambios, y no solo en las áreas de impacto de estas nuevas regulaciones, sino en la sociedad misma. Se requiere entonces, de una vinculación entre las políticas de Estado y las ciencias sociales
“Se ha ido ganando terreno en la relación con los decisores políticos de la Cuba de hoy, asegura la doctora María Isabel Domínguez. En el caso del CIPS se han realizado investigaciones de utilidad práctica para tomar decisiones en políticas de familia, juventud, conocimiento de la estructura social. En estos momentos estamos muy involucrados en procesos que nutren decisiones políticas. Coordinamos la Comisión de Ciencias Sociales del Consejo de Ciencia y Tecnología, constituida por la Comisión de implementación de los Lineamientos de la Política Económica del país. Asimismo le damos seguimiento a los impactos de muchas de las transformaciones que se están produciendo con la actualización del modelo económico en Cuba. Tenemos algunos vínculos con gobiernos locales, municipales, provinciales, organizaciones políticas y sindicatos, a través de las cuales nos nutrimos y evaluamos, proponemos y decidimos.
“Sin embargo, más allá del caso CIPS, he de reconocer que persiste un escaso reconocimiento de las ciencias sociales en la transformación de la sociedad cubana, y de hecho, los vínculos con las instituciones implicadas en las propuestas de investigación, son aún débiles”; explica la doctora Domínguez.
Estas vulnerabilidades pasan por el tamiz de los estereotipos, que por décadas han persistido en la conciencia de una comunidad científica de tradición empirista, que incluso, ha permeado la relación de las ciencias sociales con el poder político.
“Ya de por sí la imagen de “ciencias duras” y “blandas” cuestiona un poco la cientificidad de las ciencias sociales, como algo que no siempre es riguroso, que no siempre tiene una fortaleza en sus propuestas y sus construcciones”, enfatiza la directora del CIPS.
Son estereotipos, pero como todo estereotipo tiene una base de realidad, y justamente la base de realidad son las debilidades de las ciencias sociales- confiesa-. “No siempre tenemos rigor en las propuestas, el lenguaje de los resultados de investigación no siempre es comprensible para otros públicos, se reiteran conclusiones ya sabidas, no sé es capaz de hacer propuestas que resuelvan los problemas y etc.
“Entonces yo creo que el reto es mutuo, de nuestra parte fortalecer resultados de investigación y de la otra, -en esto tienen un papel muy importante los medios de comunicación-divulgar una imagen distinta de las ciencias sociales, de nuestras contribuciones al desarrollo de la sociedad, en busca de un cambio de imagen ante la opinión pública y la comunidad científica cubana”; concluye la doctora María Isabel Domínguez.
Sin dudas una aspiración muy justa para quienes han venido produciendo un cuerpo teórico y práctico desde el esfuerzo casi anónimo.
“Las ciencias sociales deberían estar presentes en la vida económica, política y social del cubano; recalca la también titular de la Academia de Ciencias.
“La producción teórica entonces debe pasar por la práctica cotidiana, desde la dimensión económica (lograr una economía eficiente, garantizando los valores sociales y a la vez, apoyando la inserción competitiva de Cuba en el mercado internacional), la dimensión política (relaciones con el poder, el rol del estado, la participación popular), una dimensión social (desigualdades de clases, de género, de raza, de territorio, el tema de la marginalidad, el combate a la discriminación y la violencia, la natalidad, el envejecimiento y las corrientes migratorias internas y externas), la dimensión cultural (respeto a la subjetividad social), la dimensión medioambiental (estudio de los impactos sociales de los cambios climáticos, educación de actores sociales), y la dimensión internacional (intercambio con la comunidad científica internacional desde lo autónomo).
“En el CIPS mantenemos líneas priorizadas por la relevancia en la sociedad cubana, digamos transformación de la estructura social y la dinámica de las desigualdades, la juventud y las relaciones generacionales, -vital en este momento de transformación demográfica-; así como los procesos de envejecimiento y los temas de la familia.
Para estudiar procesos de transformación económica y cultural nos nutrimos del trabajo de otros, por eso el reto es fortalecer los nexos con otras instituciones y superar la fragmentación que tiene la investigación social contemporánea cubana.
Tomado de: Radio Rebelde