Tomado de: www.ipscuba.net
Foto: Jorge Luis Baños/IPS
Tras un extendido proceso, el reconocimiento de la existencia en Cuba de la violencia de género en todas sus manifestaciones lleva a dar pasos para ir de las alertas de la academia y de los actores sociales a una acción integradora devenida estrategia nacional.
Facilitar y armonizar el proceso de prevención y atención a la violencia de género y en el escenario familiar es el objetivo de la estrategia integral para la etapa del 2021 al 2030, presentada recientemente en La Habana.
El documento fue aprobado el 23 de junio pasado en una reunión del Consejo de Ministros que dirigió el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel.
En la presentación oficial de la estrategia de prevención y atención a la violencia de género y en el escenario familiar, Osmayda Hernández, encargada de las Relaciones Internacionales en la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), consideró necesario generar una respuesta articulada y coordinada intra e intersectorial a las demandas relacionadas con ese tema.
Entre sus postulados se incluye la exigencia de implementar protocolos por parte de todos los ministerios, con una articulación entre ellos, y de fortalecer las alianzas intersectoriales para la atención a las desigualdades de género, una demanda de la academia y el activismo desde hace años.
A la vez, se promueve la inclusión en los programas de estudio de pregrado y posgrado y de formación pedagógica de nivel superior de lo relacionado con la atención y la prevención de la violencia de género y la familiar.
Contempla igualmente la capacitación de los claustros en los diferentes niveles de enseñanza para la impartición de contenidos al respecto y la revisión e incorporación de estos a los libros de texto, programas y orientaciones metodológicas de la educación general.
“El hecho de que se incluyan todos esos aspectos es resultado del trabajo de mesa realizado durante meses, con el concurso de personas que durante muchos años han investigado el tema, trabajado en proyectos en comunidades y participado en campañas por la no violencia”, destacó una profesora muy cercana a esos procesos.
La estrategia, según se dio a conocer, tendrá dos fases de evaluación: la primera, del 2021 al 2026, y la segunda, del 2027 al 2030.
Así se implementan compromisos contraídos por Cuba respecto a la violencia de género y familiar, recogidos en diversas normas jurídicas. La estrategia se sustenta en la colaboración entre organizaciones comunitarias, grupos de mujeres, gobiernos locales y otros actores vinculados.
No obstante, activistas por la no violencia continúan reclamando, por ejemplo, la creación de refugios que permitan proteger la vida y la integridad de las mujeres violentadas y sus hijos, todavía desprotegidos de los victimarios, cuando en no pocos casos tienen que regresar al hogar al no tener otro sitio donde vivir.
Estrategia por dentro
La estrategia se organiza en 10 componentes y se enfoca en ocho ejes transversales para asegurar su ejecución, sostenibilidad y mejora continua desde su concepción dialéctica.
Los componentes centrales están alineados con las áreas de interés especial del Programa para el Adelanto de las Mujeres (PAM): prevención, educación y formación continua, atención, protección, legislación, investigación, información, comunicación social, local- comunitario, seguimiento y evaluación de la estrategia.
En tanto, los ejes transversales son enfoques de derechos humanos, toda vez que las violencias basada en género y las que ocurren en el escenario familiar transgreden los derechos humanos de las víctimas.
El enfoque de género posibilita identificar vulnerabilidades específicas relacionadas con la distribución de roles, las sobrecargas de género y las asimetrías de poder en los diferentes escenarios de interacción social y las desigualdades de género. Aunque pueden impactar a toda la población, afectan sobre todo a niñas, niños, adolescentes, mujeres y personas que construyen identidades de género no hegemónicas.
La centralidad en la persona, por su parte, tiene como principios la seguridad, la confidencialidad, el consentimiento informado, el respeto, la no discriminación, la protección y el empoderamiento de las víctimas/sobrevivientes y la atención particular a quienes agreden.
A su vez, el enfoque interseccional fundamenta que la violencia de género no ocurre en solitario, sino que se entrelaza con otras formas de opresión: clase social, ocupación, color de la piel, edad, discapacidad, identidades de género y lugar de residencia, entre otras, que se relacionan con los contextos históricos en sus dimensiones sociales, económicas y políticas.
En el caso del interés superior de niños y niñas se reconoce la vulnerabilidad de estos en situaciones de violencia de género y en el escenario familiar y las necesidades específicas de estos, según la etapa del curso de vida, así como la adopción de medidas de asistencia, apoyo y protección adecuadas y la relevancia de la no revictimización de este grupo etario.
Por otra parte, la planificación y programación de las políticas para la atención integral a la violencia de género y la violencia en el escenario familiar, los procesos de juicio y otros aspectos deben situar a las víctimas en el centro de cualquier acción.
Otro de los ejes es la información estadística de calidad desagregada por sexo, territorio, edades, color de la piel, ocupación y otras variables de interés, que posibilite el análisis, el diseño de políticas, las acciones diferenciadas y el seguimiento y monitoreo de las acciones.
Hija de la necesidad
Según la Encuesta Nacional de Igualdad de Género de Cuba, elaborada en 2016, el 36,9 por ciento de las mujeres participantes fueron víctimas de violencia por un compañero íntimo en algún momento de su vida, en tanto, 23.000 menores de edad se encontraban en riesgo de irregularidades en el país.
El estudio arrojó que la violencia psicológica se registra con mayor frecuencia (el 25,7 por ciento de los encuestados la sufrió en los últimos 12 meses previos a la encuesta y el 38,4 por ciento, en algún momento de su vida). La violencia sexual es la menos declarada, con un 4,9 por ciento de víctimas que afirmaron haber sido abusados sexualmente alguna vez.
En 2021 Cuba desarrolla la Jornada por la no violencia hacia las mujeres y las niñas dentro de la campaña “Juntas por la no violencia”, iniciada en 2020 por la FMC. Esta iniciativa incluye charlas para compartir herramientas para que ellas identifiquen los rasgos del maltrato, así como la apertura de consejerías en todo el país. (2021)