Cuba, Ciencias sociales y Socialismo

Fuente: Internet

Tomado de: www.uneac.org.cu
Por: Juan Valdés Paz

Estas notas tienen el propósito de identificar una agenda favorable a un mayor desarrollo de las ciencias sociales cubanas. Obviamente, trataremos el tema de manera esquemática y genérica, sabiendo que existen en Cuba diferencias entre las distintas disciplinas, dadas sus respectivas historias, prioridad política, comunidad científica y docente que la sustenta, logros alcanzados, socialización de sus resultados, etc.

En los últimos tiempos, la dirección política del país, particularmente el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, ha estado reclamando un mayor desarrollo e integración de las ciencias a las tareas de decisión y de gobierno. Ese reclamo, aunque en menor medida, ha incluido también a las ciencias sociales.

Las ciencias sociales, surgidas en Europa como disciplinas a fines del siglo XVIII, han tenido un desarrollo hasta nuestros días, caracterizado por: una producción y transmisión de conocimientos, de problemática universalidad; un inacabable debate sobre cuestiones de métodos; una alta incidencia ideológica; y numerosas barreras a su desarrollo y socialización.

De hecho, en los años cuarenta del siglo XIX algunas de esas ciencias fueron refundadas por el marxismo y concebidas como un arma para la emancipación humana. Pero desde fines del siglo XIX, particularmente en las sociedades burguesas de Europa y EEUU, las ciencias sociales quedaron convertidas en disciplinas académicas y recursos del Estado, orientadas a la regulación de los conflictos sociales. En las primeras décadas del siglo XX, la nueva ilustración socialista y bolchevique devolvió a las ciencias sociales su compromiso revolucionario.  Avanzado el siglo XX y bajo el influjo de las luchas anticapitalista y de liberación nacional, las ciencias sociales ganaron un mayor estatuto epistemológico y social, los que le permitieron alcanzar una mayor universalidad y capacidad de incidir en la conciencia social.

Con el surgimiento y consolidación en el pasado siglo, de sendos modelos de sociedad –capitalista burgués y no capitalista burocrático-  surgieron dos respectivos modelos de promoción de las ciencias sociales. Un modelo burgués basado en el mecenazgo privado, la academia y el mercado; y un modelo protosocialista, basado en la estatización de la casi totalidad de las funciones públicas, científicas y académicas. Ambos modelos, con distinta suerte, enfrentaron numerosas barreras institucionales, culturales e ideológicas.

1. Ciencias sociales en el socialismo real

A pesar de su herencia emancipadora y de su presunto papel en una sociedad no capitalista como instrumento para la construcción consciente de la nueva sociedad, las ciencias sociales del socialismo real confrontaron en todas sus experiencias nacionales serios desafíos tales como el dogmatismo, la exclusión académica, el negacionismo, la censura y ocasionalmente, la represión. Estas experiencias llevarían un examen particular de sus contextos nacionales e internacionales, así como de sus diferentes momentos históricos, pero podemos generalizar diciendo que las ciencias sociales del socialismo real mostraron un menor desarrollo relativo, una mayor ideologización y una menor incidencia en la elaboración e implementación de las políticas públicas.

Desde la perspectiva del desarrollo de las ciencias sociales, estas tendieron a ser suplantadas o enmarcadas por una doctrina de Partido-Estado, conocida como “marxismo-leninismo”, ”marxismo soviético” o “DIAMAT”, orientada a la promoción del imaginario de una sociedad de transición, amparada por leyes históricas, tendentes a la simplificación de sus estructuras sociales, sin conflictos internos, exitosa en la consecución de sus objetivos y crecientemente desarrollada.

En las décadas de los setenta-ochenta se produjo una cierta liberalización y mayor desarrollo de las ciencias sociales en numerosos países del socialismo real, pero sin recuperar plenamente su tradición marxista ni su relativo atraso respecto de la academia occidental. Consecuentemente, la función social y política prevista se vio limitada o impedida de alcanzar un diagnóstico adecuado de los procesos sociales en curso, así como estorbada en su función de retroalimentación y ajuste de dichos procesos.

Por otra parte, el grado de socialización esperado se vio restringido por: el carácter estatal de las instituciones concernidas; la falta de una comunidad científica autónoma; la ausencia de una esfera pública; y al papel de asesor o “consejeros del príncipe”, atribuido a las ciencias y a los científicos sociales.

2. Las ciencias sociales en la Revolución cubana.

Desde el triunfo de la Revolución en 1959, ha existido un sostenido esfuerzo por el desarrollo de instituciones, programas nacionales y sectoriales, así como de colectivos especializados en la investigación y enseñanza de las ciencias sociales, caso de los centros de investigación o de estudios y de los de educación superior. Con ellos se ha producido una importante masa de nuevos conocimientos, técnicas y aplicaciones, que sin embargo no han alcanzado un suficiente nivel de desarrollo de las ciencias sociales y humanísticas cubanas. En ello han influido diversos factores de los cuales destacaremos solo tres:

a) Las políticas culturales e ideológicas de la revolución se han manifestado en ciclos de ortodoxia y ciclos de una mayor heterodoxia, de manera que unos han sido más propicios al desarrollo de las ciencias sociales que otros. Se trata de una “onda de larga duración” pendiente de estudio. De hecho, los ciclos ortodoxos han sido de estancamiento o regresión de las ciencias sociales cubanas y los heterodoxos de un mayor pero insuficiente desarrollo. En los primeros, se han promovido instituciones y políticas tomadas del socialismo real, particularmente del soviético; en el segundo, se han creado instituciones y colectivos posteriormente disueltos, como fueron los casos de creación y posterior cierre de: el Departamento de Filosofía, de las Escuelas de Sociología y de Ciencias Políticas, de la Universidad de La Habana, en los setenta; del Centro de Estudio sobre América, en los noventa; de los centros de estudios internacionales adscritos al CC-PCC, en los 2000s, etc. No obstante, muchas de las instituciones creadas desde la década de los noventa, comienzo de un ciclo más heterodoxo, aún permanecen, así como muchas de las publicaciones especializadas surgidas desde entonces.

Hay que decir que, en cada ciclo ortodoxo, las políticas públicas al efecto contaron con el suficiente apoyo de dirigentes, funcionarios, intelectuales y académicos, como para legitimarlas y hacerlas viables.

b) El modelo de promoción de las ciencias sociales estuvo cercano o semejó al practicado en los países del socialismo real, antes comentado. Como consecuencia de ello, las ciencias sociales cubanas han presentado iguales limitaciones en su desarrollo, socialización y función social. De hecho, semejantes barreras políticas, ideológicas e institucionales, han estado presente en el desenvolvimiento de las ciencias sociales cubanas, así como lastradas por carencias materiales y de información.

Quizás algunas diferencias con el modelo importado estuvieron en: un mayor compromiso ético político; una relativa mayor apertura informativa; una mayor permisibilidad; y en la influencia de las ciencias sociales desarrolladas por y para el llamado “tercer mundo”.

c) Particular efecto, tuvo en las políticas cubanas para las ciencias sociales y humanísticas, la promoción intermitente del llamado “marxismo-leninismo” como una doctrina del Partido y del Estado. Si bien esta ideología tenía cierto carácter autóctono en la URSS, en Cuba daba lugar a una ideología dependiente, que afectaba a la totalidad de la cultura nacional. La desaparición del campo socialista europeo dio lugar al derrumbe de cualquier pretendido “centro” para las ciencias sociales de inspiración marxista y a una mayor pluralidad de las fuentes.

La suplantación de la tradición marxista por esta ideología oficial limitó la plena integración del marxismo a las ciencias sociales cubanas, así como un mayor aporte de éstas a esa tradición. A la par, la dejó más expuesta a las influencias del pensamiento social burgués contemporáneo.

3. Desafíos actuales.

Entre los tantos desafíos que hoy enfrenta el desarrollo de las ciencias sociales y humanísticas cubanas están: acabar de destrabar el modelo de ciencias sociales de inspiración soviética, predominante en etapas anteriores, y propiciar un nuevo modelo, atendiendo a:

  • Dinamizar el potencial acumulado de conocimientos, capacidad institucional y recursos humanos.
  • Redefinir su función social como: a) actividad crítico constructiva de la realidad socio económica y cultural del país; b) asesorar con voz propia a los poderes públicos; c) integrar las actividades de las ciencias sociales y humanística a las funciones de gobierno, bajo nuevas formas institucionales y comunicacionales; d) servir de retroalimentación a la función publica
  • Acceder irrestrictamente a las redes a los fines de: disponer críticamente de su información; poder medir la evolución de las ciencias sociales cubanas con otras instancias internacionales; y promover un conocimiento más exacto y verás de la sociedad cubana actual e histórica.
  • Actualizar permanentemente, el estado objetivo y subjetivo, de la sociedad cubana e internacional. Asumir una sociedad cubana más compleja, con una mayor estratificación de su estructura social- demográfica, generacional, socio clasista, ocupacional, de estatus, etc.- y con un mayor patrón de desigualdad; dotada con una conflictividad latente; etc.
  • Difundir libremente los resultados de su producción en la comunidad científica, en el sistema de enseñanza pública, en los medios de comunicación social y las publicaciones. Propiciar el debate fundamentado de esos resultados.
  • Superar el entendido de que conocemos a Cuba. Construir y someter a debate en la esfera pública una imagen verás de la sociedad cubana, que fundamente el apoyo político moral consciente de la población a los proyectos de nación y de sociedad que promueva un poder revolucionario al servicio de las grandes mayorías del país.

4. Conclusiones

El conocimiento científico en general y el alcanzado por las ciencias sociales cubanas en particular, no solo es un patrimonio de la nación sino también un bien público de los cubanos.

Un nuevo modelo de socialismo supone un nuevo modelo de producción de conocimientos sobre la sociedad y de nuevos mecanismos para su socialización.

Las políticas de desarrollo de las ciencias sociales en Cuba deben apoyarse en un modelo que supere las limitaciones del modelo del socialismo real y propicien en la mayor medida posible, la producción y difusión de sus conocimientos y buenas prácticas.

El actual proceso de reformas económicas y políticas en el país, supone un nuevo y más consistente ciclo heterodoxo y, por tanto, más favorables a un mayor desarrollo de las ciencias sociales cubanas.  Ello supone no solo un nuevo modelo de socialismo sino también, un nuevo modelo de promoción de las ciencias sociales y humanísticas en Cuba.