
Tomado de: www.acn.cu
Cuba es el país más envejecido de la región y se estima que existen al menos 170 mil personas con demencia, lo que significa el 10 por ciento de los mayores de 65 años y el 1,3 por ciento de la población general.
Ante este escenario, la pandemia de la COVID-19 en la Isla ha implicado un desafío, al ser precisamente las personas de la tercera edad y con comorbilidades asociadas las más vulnerables.
Según un artículo de la Academia de Ciencias de Cuba, el país acumula numerosas fortalezas que incluyen, entre otras, su sistema nacional de Salud, con una atención primaria que alcanza a la totalidad de su población; la preparación de sus recursos humanos; las experiencias previas en el enfrentamiento a otras epidemias que incluyen el Dengue, Zika y Chikungunya; su potencial científico y la colaboración estrecha e interactiva entre los científicos y el Gobierno.
Dichos baluartes han contribuido a minimizar el impacto de la enfermedad en este grupo poblacional; sin embargo, entre los principales retos se encuentran factores como el distanciamiento y el aislamiento social, la reducción de la actividad física, y la ansiedad y la depresión en el desempeño cognitivo futuro de las personas mayores.
Un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Exeter, Reino Unido, y la Universidad de Connecticut, Estados Unidos, señala que tener un gen «defectuoso» relacionado con la demencia duplica el riesgo de desarrollar COVID-19 grave.
Otras investigaciones demuestran que aquellas personas con demencia que enferman con el nuevo coronavirus en formas graves tienen entre sus componentes de riesgo los efectos de su patología de fondo, el avance de la edad, la fragilidad, factores genéticos y la exposición al virus en centros de atención de personas mayores.
Según refiere el texto de la Academia de Ciencias cubana, la Mayor de las Antillas no escapa a esta realidad; quienes sufren enfermedades mentales, los adultos mayores y aquellas personas con deterioro cognitivo y demencia son más propensas a presentaciones atípicas en caso de infección por COVID-19, o con mayor dificultad y limitaciones para brindar datos más precisos acerca de la historia clínica y epidemiológica.
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De acuerdo con el Informe Mundial sobre Alzhéimer 2020, reconocer la demencia como una discapacidad ayudará a garantizar que se logren avances en el diseño relacionado con este problema de salud, similares a los que se han hecho en los últimos 30 años mediante el movimiento de discapacidad física.
En Cuba durante la pandemia se han tomado una serie de medidas de prevención que buscan preservar la salud de este grupo de riesgo; entre ellas destacan la prohibición de visitas a los hogares de ancianos; mantener solo el personal esencial que garantice la atención a las personas mayores, siempre cumpliendo medidas rigurosas de protección y control higiénico sanitario.
Además, se realizan periódicamente pruebas de detección rápida al personal de Salud y de apoyo de estas residencias y lugares; se crearon espacios para propiciar el intercambio de las personas mayores institucionalizadas con los familiares más cercanos y amigos utilizando tecnología online y llamadas telefónicas frecuentes.
En tanto, se aplican rigurosas medidas de protección del personal médico y medidas estrictas de higiene, incluyendo evitar el movimiento de los equipos de salud que permanecen en hogares de ancianos o sus residentes o no admitir nuevos ingresos.
Refiere la Academia de Ciencias que en Cuba también se han mantenido las líneas de ayuda las 24 horas del día y otros servicios de comunicación de apoyo a las personas con demencia, las familias y los cuidadores.
Mientras, el pesquisador virtual, así como otras iniciativas realizadas por la Facultad de Psicología de La Universidad de La Habana, la Sociedad Cubana de Psicología, y demás sociedades científicas y sitios temáticos ofrecen información y ayuda a los profesionales, las familias y la sociedad acerca de la pandemia.
De igual forma, el estado de salud de otros adultos mayores convalecientes de COVID-19 es evaluado dinámica, organizada y continuamente por deterioro cognitivo o demencia, y son seguidos por el Equipo de Salud Mental del Departamento de Salud Mental municipal de conjunto con Geriatría.
Bajo el precepto de no dejar a nadie desamparado, y contando con las fortalezas de un sistema de salud inclusivo, universal y gratuito, Cuba ha procurado contener la pandemia, protegiendo a los grupos vulnerables, especialmente aquellos compuestos por adultos mayores con antecedentes de demencia senil; todo con el fin de evitar su contagio y posterior gravedad, un propósito en el que se avanza con programas certeros y pasos firmes.