Cuba: Red académica llama a visibilizar los cuidados como un derecho

El IV Taller Nacional de Estudios sobre Cuidados se celebró los días 30 y 31 de marzo, en la Universidad de La Habana.

Tomado de: www.redsemlac-cuba.net
Foto: SEMlac Cuba

Entender los cuidados como un derecho humano tiene que ser el punto de partida de investigaciones, proyectos, experiencias territoriales y  del Sistema Integral de Cuidados que hoy se construye en Cuba, coincidieron investigadoras y expertas.

Durante el IV Taller Nacional de la Red Cubana de Estudios sobre el Cuidado, celebrado los días 30 y 31 de marzo en la Universidad de La Habana, se dieron a conocer sus principales resultados, retos y la agenda de trabajo 2023-2024 para continuar visibilizando esta problemática social, muy relevante en un país con una población altamente envejecida.

Para Magela Romero, socióloga y coordinadora de la red, Cuba ha avanzado con el nuevo Código de las Familias en el reconocimiento del cuidado como derecho y también de los grupos en situación de vulnerabilidad, como niñas y niños, personas en situación de discapacidad y personas mayores.

“Pero persiste el desafío de cómo estamos ubicando el derecho a cuidar y el derecho al cuidado de otros grupos que no aparecen como vulnerables, pero son sujetos también de este derecho; así como el derecho al autocuidado, que es incluso un pendiente en la agenda de investigación en el país”, sostuvo la experta en el taller apoyado por la Fundación Friedrich Ebert (FES), que se dedica a promover la justicia social y la paz, junto al Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).

Laura Pautassi, experta internacional en cuidados y profesora de la Universidad Nacional de Buenos Aires, dijo que reconocer los cuidados como derecho humano es un camino en el que está inmersa la región. A su juicio, cualquier política social sobre el asunto tiene que partir de esa noción de derecho.

Durante su conferencia “El derecho al cuidado en América Latina. Conceptos, conquistas y ejercicio”, la investigadora consideró que la desagregación de los datos estadísticos por sexo en la región permitió hacer visible la injusta división sexual del trabajo. “Luego pasó sobre la injusta división sexual de los cuidados, y así se fue construyendo esta agenda autóctona”, señaló.

Ha existido desigualdad en el tratamiento de una responsabilidad social: se ha conformado una cadena de la desigualdad, «se cuida como se puede, se es cuidado también cómo y cuándo se puede», lo que da lugar a una crisis de los cuidados, refirió Pautassi.

La profesora comentó que hace falta fortalecer más la agenda de cuidados desde los movimientos feministas, porque llevamos décadas de construcción de una agenda respecto a los derechos sexuales y reproductivos y la violencia de género, y requerimos más fuertemente esta agenda de cuidados. “Estamos en una región donde se cuida, se es cuidado y no se autocuidan las personas. Y toda esta responsabilidad con una carga fuerte de las mujeres”.

Insistió en la necesidad de consensos regionales que reconozcan el cuidado como un derecho humano, un camino para garantizar la participación social y el empoderamiento ciudadano y dotar a los Estados de obligaciones con la organización social del cuidado, un punto donde es preciso trabajar.

“Nos está costando mucho que se entienda qué es esto del cuidado, porque pertenece al ámbito de lo que siempre se consideró privado”, dijo Pautassi.

Aprendizajes en los territorios

A la gobernanza y la gestión de los cuidados y cómo se concretan en el desarrollo local y determinados servicios, dedicó el taller un espacio de debate, al presentar dos experiencias de investigación en las provincias de Villa Clara y Camagüey, al centro de Cuba.

La socióloga Lucrines Azcuy, profesora de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas (UCLV), a unos 300 kilómetros de La Habana, presentó el informe “Gestionar los cuidados desde una política local. Análisis desde una experiencia”, que sistematiza propuestas sobre cómo manejar los cuidados mediante políticas sociales locales y contribuir desde los municipios a un sistema nacional, aprovechando las potencialidades de los territorios para elaborar y aprobar políticas sobre sus necesidades y demandas.

La investigadora del Centro de Estudios Comunitarios de la UCLV presentó la experiencia del municipio de Placetas, uno de los más envejecidos de la provincia y el país, con una política aprobada a tal efecto.

Azcuy refirió que la iniciativa incluye acciones concretas, como la apertura de nuevas unidades del Sistema de Atención a las Familias, para acercarse cada vez más a las personas mayores, tanto en zonas urbanas como rurales; la coordinación con empresas para contribuir con esa atención, fortalecer el trabajo con la iglesia para apoyar la alimentación, servicios de lavandería y recreación, entre otras.

A resignificar el espacio institucional del cuidado convocó, desde Camagüey, la profesora Ana María Ramos, quien presentó el informe “Una mirada a los servicios estatales de cuidado para personas mayores institucionalizadas en Cuba”.

La investigadora expuso la experiencia de su territorio, a poco más de 530 kilómetros de la capital, en hogares de ancianos y casas de abuelos, cuyo principal resultado es la necesidad de transformar el modelo de atención y cuidado existente en estas instituciones.

Se trata de transitar de una visión asistencial —sin desconocer la fortaleza de contar con servicios de salud al interior de las instituciones— hacia un modelo centrado en las personas y sus derechos, que tenga en cuenta sus gustos, preferencias y proyectos de vida, y potencie espacios más amigables, hogareños y con interacción comunitaria, sostuvo.

“El envejecimiento no solo va por el camino demográfico, sino por el cambio generacional. Un sistema de cuidado integral tiene que partir de la percepción que la propia persona mayor tiene del cuidado”, señaló Teresa Orosa, presidenta de la Cátedra del Adulto Mayor de la Universidad de La Habana.

La siquiatra Ada Alfonso dijo que este cambio de paradigma es una vía para luchar contra la violencia institucional, muchas veces invisibilizada.

El grupo de población que requiere cuidados no es solo cada vez mayor, sino heterogéneo, por lo cual es esencial una mirada desde la diversidad en ese enfoque de derecho, consideró la académica María del Carmen Zabala.

Para la socióloga Rosa Campoalegre, la invisibilización del cuidado se refuerza cuando hablamos de mujeres racializadas. “Tenemos que abordar la división sexual del trabajo, pero también la racial y etaria”, dijo la experta. Al respecto, la demógrafa Alina Alfonso, del Centro de Estudios Demográficos (Cedem) de la Universidad de La Habana, agregó la relevancia de entender las diferencias entre las zonas urbanas y rurales.

Especialistas coincidieron en que estas visiones tienen que estar presentes en el futuro Sistema Nacional para el Cuidado Integral de la Vida en Cuba. “Los cuidados nos pasan a todas y todos por el cuerpo. Traerlos desde el centro de la vida al centro de la política, y viceversa, es crucial”, dijo Romero.