Del silencio al grito: ruta de la No violencia de género en Cuba

Más de 2000 personas se reunieron el 25 de noviembre del 2015 para decir No a la Violencia de Género durante un flash mob organizado en un parque de la capital cubana por la cantante Rochy Ameneiro como parte de la Campaña Únete.

Tomado de: www.ipscuba.net
Foto: Jorge Luis Baños_IPS

Campañas, perfiles en redes sociales, espacios en los medios de comunicación tradicionales (prensa, radio y televisión) y obras en diversas manifestaciones del arte, abordan hoy desde las más múltiples aristas la violencia contra las mujeres por motivos de género en Cuba, como parte de un reconocimiento social que alcanza niveles sin precedentes en la historia reciente de esta isla del Caribe insular.

En un nivel importante puede ubicarse, también, la respuesta oficial desde la aprobación en 2019 de la nueva Constitución de la República de Cuba que, por primera vez, estableció la responsabilidad del Estado con la protección de las mujeres “de la violencia de género en cualquiera de sus manifestaciones y espacios” y el deber de crear “los mecanismos institucionales y legales” para garantizar esa protección (artículo 43).

Especialistas de instituciones y la academia, activistas de organizaciones de la sociedad civil, proyectos comunitarios y redes, comunicadores, periodistas y artistas, entre otros actores sociales nacionales y de la cooperación internacional, han dejado su impronta en un recorrido de 30 años que IPS Cuba ha tratado de documentar desde la publicación en 2011 del especial multimedia “Violencia de género: romper el silencio”.

Además de intentar dibujar un “retrato” de esta problemática a partir de historias personales y resultados de investigaciones nacionales, el especial periodístico incluyó la opinión de 24 especialistas y activistas sobre los desafíos nacionales y una ruta que, sin pretender ser una cronología, buscaba identificar los principales hitos en el camino del silencio a la visualización.

El esfuerzo de investigación periodística requirió de meses de trabajo, la consulta a más de 20 especialistas y la revisión de una extensa bibliografía, no siempre disponible en Internet y en ocasiones inédita. A pesar de la rigurosidad investigativa, los resultados pueden estar marcados por el desconocimiento de algún hecho que no fuera registrado, ni guardado en la memoria de las personas consultadas.

Pasados los años, esa ruta se convirtió en una línea del tiempo que cada año IPS Cuba actualiza en ocasión del 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Justo este esfuerzo sirve de base para el análisis que, en esta ocasión, intenta ir más allá del hecho para identificar etapas, tendencias y avances.

Especialistas, periodistas, artistas y activistas de los más diversos sectores de la sociedad civil han dejado su impronta en un camino de casi 30 años.

Cualquier sistematización en etapas de un recorrido histórico está marcada por la subjetividad de quien la hace y, por ende, podría no coincidir con otras ya realizadas desde la academia o la institucionalidad. Entonces, sin pretender que esta sea la única posibilidad de periodización, nos acercamos a la definición de cuatro etapas en la visualización paulatina de la violencia de género como un problema social en la Cuba de hoy:

I etapa: 1993-2001

“La mujer cubana como sujeto social: reflexiones sobre un estudio de caso”, de las cubanas María Isabel Sosa y Clotilde Proveyer, se registra como la primera presentación pública de una investigación sobre la violencia contra las mujeres en la isla.

El camino abierto en un encuentro entre académicas de Cuba y Estados Unidos en 1993, continúa en el I Taller Internacional “Mujeres en el Umbral del Siglo XXI” (1995) y con la publicación del libro Violencia y Sexualidad (1998), compilación de Ileana Artilesque por primera vez incluye trabajos especializados sobre maltrato infantil y violencia contra las mujeres.

Aunque con un discurso público y mediático caracterizado por la minimización de esta problemática en el país, comparándola siempre con el contexto regional, en este período se inserta la creación del Grupo Nacional de Trabajo para la Prevención y la Atención de la Violencia Intrafamiliar (1997)y la reforma al Código Penalque, en 1999, estableciócomo agravante el ser cónyuge o la existencia de determinado grado de parentesco entre la víctima y el agresor en delitos contra la vida, la integridad corporal y el normal desarrollo de las relaciones sexuales, la familia y la infancia.

Justo en 1999, como parte de los trabajos del Grupo Nacional se publican los resultados de una sistematización de 20 estudiosque abordaron el tema de la violencia en Cuba entre 1994-1999, en su mayoría centrados en la violencia intrafamiliary con abordajes aún incipientes y parciales. Pero ya entonces logra identificarse como tendencia que las mujeres son las principales víctimasdel maltrato al interior de la familia y que solo una minoría busca ayuda institucional o denuncia a su pareja.

En esta etapa, el gobierno invita ala relatora especial sobre violencia hacia las mujeres de las Naciones Unidas, Radhika Coomaraswamy, a visitarel país (1999), y presenta en 2000 su cuarto informe periódicoante el Comité de Expertos de la Convención de las Naciones Unidas para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (Cedaw).

En ambos procesos, se reconoce la existencia de violencia hacia las mujeres, pero se rechazan recomendaciones como desmantelar los centros de rehabilitación para prostitutas y crear refugios para mujeres víctimas.

Por último, Proveyer defiende en 2001 la primera tesis de doctorado realizada en el país sobre la violencia hacia las mujeres en el hogar. Con el título“La identidad femenina y la violencia doméstica. Un acercamiento sociológico a su estudio”, el estudio concluye que la violencia contra las mujeres está presente en Cuba “en todas sus manifestaciones, desde las más sutiles hasta la muerte, aun cuando presumiblemente su magnitud no es tan recurrente como en otras regiones del mundo”.

La experiencia de los talleres de autoestima para mujeres impulsados por la activista Zulema Hidalgo en La Habana, abrió una ruta de trabajo en espacios comunitarios que se fue fortaleciendo y diversificando hasta hoy.

Aunque sin un seguimiento informativo de sus resultados en el tiempo, 2002 está marcado por la celebración el 25 de noviembre de un encuentro convocado por el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) y el Capítulo Cubano de la Red de Género y Salud Colectiva de la Asociación Latinoamericana de Medicina Social para elaborar una Agenda Nacional de la No Violencia entre quienes reconocen este fenómeno “como un problema de salud, social y de derechos y se sienten en el compromiso de aportar”.

Organizaciones como el actual Centro Oscar Arnulfo Romero (Oar) y el Centro Martin Luther King(Cmlk) empiezan a trabajar en la prevención a nivel comunitario, a través de diferentes modalidades como talleres de autoestima para mujeres y otras alternativas dirigidas a “promover cambios de actitudes y prácticas más adecuadas en la convivencia social que contribuyan a desnaturalizar la violencia y perfeccionar la sociedad”.

La experiencia iniciada en los talleres de transformación integral de los barrios Pilar-Atarés, Balcón Arimao y El Canal, propicia la creación en 2005 del primer grupo de Hombres contra la Violencia y se va extendiendo paulatinamente a otras comunidades de la capital cubana y del país, de la mano de estas y otras organizaciones de la sociedad civil, en un proceso que cuenta con el apoyo de actores de la cooperación internacional como la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude), la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), Hivos de Holanda y la oenegé internacional Oxfam.

En estos años aparece “Convivir en familias sin violencia” (2005), el primer libro de varios dedicados aesta problemática desde elCentro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (Cips); la realizadora Marilyn Solayapresenta en 2002 su documental “Mírame mi amor”, obra dedicada al acoso sexual en los espacios públicos; y la oficina en Cuba del Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica y el Caribe (SEMlac) inicia en 2014 un proyecto comunicativo que buscahacer visible las diversas formas de violencia de género en la isla.

Un cambio cualitativo se observa en el quinto y sexto informes combinados de Cuba ante la Cedaw. Al resumir los resultados del trabajo realizado, el documento revela la elaboración de tres sistemas de indicadores para el análisis de expedientes judiciales de lesiones, homicidios, asesinatos y violaciones;y el estudio en curso sobre “la conveniencia y posibilidad de crear una norma jurídica, Ley o Decreto-ley” sobre violencia intrafamiliar”.

En coincidencia con esta declaración, en 2006 se publican los resultados de un estudio de los juristas Idalia Martiatu y Julio Perojo, uno de los primeros aportes conocidos al debate sobrela ausencia de una ley específica sobre violencia de género: 90 por ciento de un grupo de juristas entrevistados coincidió en la necesidad de una ley; 85 por ciento consideró una omisión grave que la legislación penal resulte aplicable a violencia sólo en caso de lesiones.

El año 2006 marca, además, la conclusión de un período y un punto de giro importante. En ocasión de la celebración del 25 de noviembre, el Aula Magna de la Universidad de La Habana (UH) acoge por primera vez un panel dedicado al Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer con la participación de especialistas y autoridades nacionales y de Naciones Unidas.

En su intervención a nombre de la Cátedra de la Mujer de la UH, Proveyer asegura que la violencia contra las mujeres constituye un problema social en Cuba.

También alrededor de esa fecha, el Cenesex presenta la Campaña por la No Violencia contra las Mujeres: “Rompamos el silencio. Protejamos nuestra salud integral”, primera de su tipo desarrollada en el país. Con acciones que se extendieron del 16 de noviembre al 24 de diciembre, la campaña tuvo un reflejo sin precedentes en los medios de comunicación, especialmente en la televisión nacional.

El silencio se rompe definitivamente cuando tres campañas coinciden en Cuba durante los 16 Días de Activismo de 2011: “Abre los ojos ahora”, presentada por el Centro Oscar Arnulfo Romero; “Atrévete a ser hombre: el machismo mata”, de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades; y la Campaña Únete de la ONU.

El giro definitivo en la visualización ocurre en 2007 cuando, por iniciativa de Oar, un grupo de organizaciones de la sociedad civil (Proyecto Paloma, el Centro Félix Varela, la Asociación Cubana de Producción Animal y la Iglesia Bautista del Camino), entidades gubernamentales (Cenesex, Taller de Transformación Integral de Pogolotti y Editorial de la Mujer) y las corresponsalías en Cuba de IPS y SEMlac, preparan de conjunto la Primera Jornada Nacional contra la Violencia: «Reconstruyo mi vida: ¡la violencia no volverá!».

La jornada se acompañó de una campaña de comunicación, primera de varias impulsadas desde Oar, y abrió un camino que llega hasta la actual Campaña Evoluciona e incluye jornadas anuales que han ido extendiéndose a todas las provincias del país, involucrando a innumerables actores sociales, fortaleciendo alianzas y articulaciones, tomando espacios públicos, e incidiendo directamente en el reconocimiento de la violencia contra las mujeres por motivos de género como un problema social y de derechos humanos.

Además del debate del documental “La deseada justicia”, de la realizadora cubana Lizette Vila, entre las acciones de mayor impacto en los 16 Días de Activismo se incluyó un panel organizado por la Oficina de la Coordinadora Residente de las Naciones Unidas y la UH. Especialistas nacionales, de agencias de la ONU y de la FMC compartieron, por primera vez en la sede del organismo internacional en Cuba, sobre la situación de la violencia de género hacia las cubanas, incluido el caso de las mujeres lesbianas y las seropositivas al VIH/sida.

Con estos antecedentes, 2008 fue el año en que el tema de la violencia hacia las mujeres pasó a incluirse en la agenda de los eventos nacionales e internacionales que, de alguna manera, tocaron el tema de género en el país, empezando por el Coloquio Internacional “Violencia/Contraviolencia en la cultura de mujeres latinoamericanas y caribeñas”.

El evento de Casas de las Américas marcó un hito importante por la revelación, por primera vez, de datos y tendencias sobre la violencia física extrema contra las mujeres en Cuba.

Los talleres comunitarios, las investigaciones y los espacios de articulación se multiplicaron en los años subsiguienteshasta la diversidad de propuestas que coincidió con la celebración de los cinco años de la Jornada Nacional contra la Violencia.

Como parte de la heterogeneidad, hacia el 25 de noviembre de 2011 convivían en el país tres campañas por la no violencia hacia las mujeres: “Abre los ojos ahora”, presentada por Oar; “Atrévete a ser hombre: el machismo mata”, de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades (Riam); y la Campaña Únete – Yo digo No de la ONU.

Desafíos identificados desde la primera etapa fueron encontrando respuesta con el impulso de acciones, aún insuficientes, de fortalecimiento de capacidades de los sectores jurídico, de la salud, la educación e, incluso, la policía.

Aunque aún se carece de un estudio país, la ausencia de datos nacionales también empezó a tener respuesta en encuestas nacionales: Encuesta de Indicadores Múltiples por Conglomerados (MICS-Cuba, 2014); Encuesta sobre Indicadores de Prevención de Infección por el VIH/sida (2015) y Encuesta Nacional de Igualdad de Género (2016).

Con la realización, en 2012, de la primera Gira nacional por la No violencia, la cantante Rochy Ameneiro y el historiador Julio César González Pagés, impulsan un intenso camino de activismo desde las artes, que incluye la participación de más de 100 creadores en la Red de Artistas Únete y la generación de un movimiento que colocó el compromiso de la no violencia en festivales de cine, conciertos, ferias del libro, entre otros espacios.

Junto a la Riam, Ameneiro y González Pagés impulsaron la iniciativa de ONU Mujeres “El valiente no es violento” para el trabajo con hombres, la Red de Deportistas Únete y la celebración del Día Naranja por la No Violencia, el 25 de cada mes. La plataforma de la Campaña Únete sirvió de pretexto para llevar el trabajo y el activismo a todos los meses del año, sumando a múltiples entidades y actores sociales en todas las regiones del país.

La apropiación de la campaña a nivel nacional, el intenso trabajo realizado y su visibilidad a través de los medios de comunicación, propició que el entonces secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, decidiera reunirse con representantes de más de 30 instituciones y organizaciones aliadas de la Campaña Únete-Cuba durante una visita al país en 2014.

La articulación de diversas organizaciones e instituciones nacionales en la Campaña Eres Más (2014-2015) permitió colocar por primera vez vallas con mensajes en céntricos espacios públicos. Foto: Jorge Luis Baños

En estos años, la Cátedra de Género y Comunicación del Instituto Internacional de Periodismo José Martí inicia, bajo el liderazgo de la periodista Isabel Moya, cursos de Género y Comunicación y Violencia de Género;aparece una serie de manuales sobre el abordaje de la violencia de género en los sectores de la comunicación, la salud y la educación; y la televisión transmite la primera temporada de la serie Rompiendo el silencio.

La identificación de desafíos se amplía, así como la respuesta a los mismos. A mediados de la década, varias instituciones y organizaciones empiezan a dar los primeros pasos, con el apoyo de agencias de Naciones Unidas, hacia la construcción de un sistema integral de atención a víctimas de la violencia de género.

De forma paralela, en 2017, se presentan los primeros resultados de una iniciativa de especialistas de Oar y la UH para la articulación de procesos de atención a mujeres maltratadas a nivel comunitario.

La respuesta nacional se eleva a un nuevo nivel con la apertura paulatina de servicios de consejería y otras formas de atención a mujeres en situación de violencia que, desde espacios como la Casa del Jurista de la provincia de Cienfuegos, Oar, el Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo-Cuba (Matanzas) y el Centro Cristiano Lavastida (Santiago de Cuba), complementan los servicios de las Casas de Orientación de la Mujer y la Familia de la FMC y la asesoría jurídica del Cenesex.

Al realizarse en 2017 el II Simposio Internacional Violencia de género, prostitución, turismo sexual y trata de personas, iniciativa impulsada por el Cenesex desde 2013, especialistas nacionales abogan por evitar la criminalización de la prostitución en Cuba y transformar en refugios para víctimas de violencia los actuales Centros de Aseguradas paraprostitutas. Se plantea, además, la necesidad de garantizar una atención diferenciada a las mujeres víctimas que se convierten en victimarias.

Un cambio importante se produce también a nivel de política, cuando en 2012 la Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba aprueba entre los objetivos de trabajo de la organización “elevar el rechazo a la violencia de género e intrafamiliar y la que se manifiesta en las comunidades”, sentando las bases para evitar las resistencias aún prevalecientesen determinados sectores del país al reconocimiento de este problema social en toda su magnitud.

Asimismo, el Ministerio de Justicia publica en 2013 el primero de varios informessobre el enfrentamiento jurídico-penal a la trata de personas y otras formas de abuso sexual. En 2017, la relatora especial de la ONU sobre los derechos humanos de las víctimas de la trata de personas, MariaGraziaGiammarinaro, visita la isla por invitación del gobierno, y la Gaceta Oficial publica el Plan de Acción Nacional para la Prevención y Enfrentamiento a la Trata de Personas y la Protección a las Víctimas para el período 2017-2020.

Para cerrar la etapa, en 2018 Oar presenta la Campaña Evoluciona, dedicada al acoso en espacios públicos, y el Sistema de las Naciones Unidas en Cuba realiza la evaluación de cierre de la Campaña Únete Cuba-Yo digo No, completando la entrega en el país de 26 Premios Únete al Compromiso con la Igualdad y la No Violencia de Género.

Varias acciones ha impulsado la Federación de Mujeres Cubanas en el contexto de la covid-19, incluido el desarrollo de un mapa de servicios y varias guías metodológicas para apoyar la atención a las mujeres víctimas. Foto: Tomada de SEMlac Cuba.

Un intenso activismo por la No violencia hacia las mujeres convive en la actualidad con la respuesta oficial, a niveles que pueden considerarse sin precedentes, desde el Estado y el gobierno. Resultados, sin duda, del camino recorrido durante décadas para romper el silencio, fomentar el reconocimiento social y colocar este tema en la agenda pública, pero también de las oportunidades que brindan las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) para visualizar hechos y multiplicar el impacto de los mensajes.

La publicación por el gobierno de Cuba de su primer Informe Nacional sobre la implementación de la Agenda 2030, marca un nuevo giro en la ruta al revelar por primera la incidencia en 2006 de 0,99 femicidios por 100,000 adolescentes y mujeres cubanas de 15 y más años.

En ausencia de estadísticas sobre la muerte de mujeres por razones de género, el dato intensificó el debate conceptual sobre femicidios/feminicidios en Cuba, en un momento en que la apertura de la conexión de datos facilitó la visualización de casos.

En un contexto de apertura de nuevas consejerías en varias provincias del país, nace a mediados de 2019 una plataforma digital de apoyo a las víctimas de la violencia de género en Cuba #YoSíTeCreo.

Bajo etiquetas como #NoEstásSola y #NoUnaMenos, el espacio en la red social Facebook empieza recibiendo y divulgando historias de víctimas y hacia finales de año se convierte en canal de apoyo a un reclamo formal de 40 ciudadanas cubanas por la promulgación de una Ley Integral contra la Violencia de Género.

Marcado por las alertas ciudadanas y el impacto de la pandemia de la covid-19, este período pone a prueba la capacidad de adaptación de las respuestas nacionales a la violencia de género: el estatal Cenesex, organizaciones como Oar y el Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo, adaptan sus servicios de información, orientación jurídica y atención a víctimas, a las nuevas condiciones a través de la atención telefónica o la apertura de grupos en WhatsApp. YoSíTeCreo abre también su servicio telefónico y crea el Observatorio de Feminicidios de Cuba.

El mandado constitucional de proteger a las mujeres “de la violencia de género en cualquiera de sus manifestaciones y espacios” y crear “los mecanismos institucionales y legales” para garantizar esa protección, tiene un reflejo en el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres que incluye un área dedicada al fortalecimiento del marco normativo y de los sistemas de protección contra todas las formas de discriminación y violencia.

Cumpliendo con sus funciones como mecanismo nacional para el adelanto de las mujeres, la FMC activa en 2020 un grupo asesor sobre violencia de género que, bajo la coordinación de la socióloga Clotilde Proveyer, inicia un intenso trabajo en la construcción de la Estrategia integral de prevención y atención a la violencia de género y la violencia en el escenario familiar, aprobada por el Consejo de Ministros a mediados de 2021.

La versión adelantada de la estrategia en la página web de la Revista Mujeres satisface, a lo mejor no con la urgencia que algunos sectores de la sociedad quisieran, una de las demandas más reiteradas en la actual década: el diseño de una “norma integral que regule la respuesta a la violencia de género/Ley nacional para la atención integral de la violencia de género”.

En paralelo, la FMC y su grupo asesor trabajaron en la elaboración y presentación dela Guía de Intervención Integral a la violencia de género e intrafamiliar en condiciones de pandemia, la Guía para personal que brinda servicios telefónicos de atención a la violencia basas en género y el Mapa de servicios telefónicos para la atención a víctimas de la violencia de género, incluyendo el desarrollo de una aplicación para móviles.

La FMC cerró el 2020 con el lanzamiento de la Campaña Nacional Junt@s por la No Violencia y el anuncio de la ampliación de la línea confidencial antidrogas 103 para las víctimas de violencia, como un servicio de información y primera ayuda.

En 2021, la organización anunciaba la creación de un Observatorio de Género que incluirá los registros actualizados de femicidios e inició la apertura de consejerías para mujeres en situación de violencia en las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia, en todos los municipios del país.

Durante el período que aún no cierra, la visualización de la violencia contra las mujeres aumentó también en los medios de comunicación nacionales y territoriales y logró una presencia sistemática en Cubadebate a partir de la columna semanal Letras de Género, a cargo de las periodistas Dixie Edith y Ania Terrero.

En un abanico temático que ha incluido múltiples discriminaciones, desigualdades y violencias, la sección publicó el reportaje de investigación en dos partes “Mujeres tras las sombras: Desafíos del femicidio en Cuba”, primero en abordar esta temática desde los medios públicos de comunicación.

Desafíos cambiantes

No solo la visualización del fenómeno y la respuesta nacional han avanzado en estos años, sino también la identificación de desafíos apunta a un escalón más alto.

Un resumen realizado en 2015 a partir de varios talleres de actores sociales en el país, identificaba la necesidad de:

  • Mayor articulación entre organizaciones e instituciones que trabajan el tema.
  • Mejorar el acceso a la información.
  • Realizar estudios de alcance nacional.
  • Fortalecer los sistemas de atención a las víctimas.
  • Enfrentar el trabajo como un proceso sistemático.
  • Trabajar con sectores de la juventud y grupos de hombres.
  • Realizar capacitaciones sectoriales.
  • Impulsar una campaña nacional que involucre a todos los actores.
  • Potenciar la presencia en los medios de comunicación.
  • Involucrar líderes no tradicionales como artistas y deportistas.

A poco más de un quinquenio, un grupo importante de estos desafíos encontraron respuesta -quizás en un nivel aún insatisfactorio, pero con importantes avances-, y aparecieron otros a los que IPS Cuba intenta acercarse a partir de consultas a fuentes de información diversas:

  • Avanzar aún más en la visualización y el reconocimiento social de la violencia contra las mujeres por motivos de género como un problema de derechos humanos, que afecta en menor o mayor medida a las cubanas, en sus más diversas manifestaciones y en los espacios privados, institucionales y públicos.
  • Lograr la transversalización de género en todo el marco jurídico nacional, además de aprobar una ley específica de violencia de género, acompañada de los procesos de sensibilización y capacitación del sector jurídico cubano para su implementación efectiva.
  • Desarrollar y poner en funcionamiento un sistema integral de atención a las mujeres víctimas que garantice la articulación entre todos los eslabones de la ruta crítica e incluya el desarrollo de protocolos sectoriales, el establecimiento de una línea ayuda especialmente dedicada a esta problemática y según los estándares reconocidos internacionalmente y diversos mecanismos de protección, incluidos los refugios.
  • Realizar un estudio nacional sobre violencia de género y crear el Observatorio de Género anunciado por la FMC, con información y estadísticas actualizadas y asequibles, que permitan definir tendencias, evaluar alcances y trazar políticas y estrategias nacionales, provinciales y municipales.
  • Impulsar una campaña país, que involucre el compromiso del Estado y gobierno, y cuente con los recursos necesarios para incidir en todos los ámbitos de la sociedad y generar mayor conocimiento, concientización social e, incluso, cambios de actitudes en determinados grupos sociales.
  • Garantizar la integración de la perspectiva de género en todos los niveles educativos en aras de romper desde las primeras edades la reproducción de estereotipos y normas tradicionales que, sustentados en la cultura patriarcal, crean las condiciones para la discriminación y la violencia contra las mujeres durante toda la vida.
  • Fortalecer el trabajo de los medios de comunicación para ir más allá del hecho noticioso y profundizar en las causas y en los mecanismos de la sociedad patriarcal que perpetúan el poder masculino y reproducen las más diversas formas de violencia de género, muchas veces naturalizadas desde la cultura.
  • Establecer mecanismos eficientes, con normas y reglas claras, para sancionar la divulgación de productos comunicativos y culturales que reflejen o promuevan diversas formas de violencia por motivos de género, sin que medie un desmontaje o abordaje crítico de esa realidad. (2021)