Autor: Sonia Jiménez Berrios.
Ponencia presentada en la Jornada Científica de Profesores, del Departamento de Tecnología de la Salud de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, 2011.
Los acontecimientos que pusieron fin al campo socialista, con las consiguientes cri-sis de paradigmas, sociopolíticas, cultural y económicas, al concluir el decenio de los ochenta del siglo pasado, precipitaron casi de inmediato en Cuba la entronización del lla-mado “período especial en tiempos de paz”.
El desarbolamiento de la economía cubana con sus lógicas consecuencias para la vida cotidiana de la ciudadanía propició un reavivamiento religioso y cambios, aún nota-bles, en el campo religioso cubano.
Lo anterior no pretende circunscribir las modificaciones en nuestro escenario reli-gioso a ese solo hecho, puesto que el mayor peso específico que adquiere la religión en la subjetividad y la praxis de los cubanos responde a una multiplicidad causal, a las cuales no pretendemos referirnos ahora, pues no es lo que nos ocupa en este trabajo.
Mas, no debemos pasar por alto que insatisfacciones y sentimientos de desprotec-ción característicos de las crisis sociales potencian el recurso religioso como explicación, respaldo, esperanza y búsqueda de protección en lo sobrenatural; es decir, según Fran-çois Houtart (Sociología de la Religión), en lo metasocial.