Rosa Campoalegre Septien, Yanel Manreza Paret, Odalys González Collazo, Felicitas R. López Sotolongo, Ernesto Chávez Negrín, Milagros Samón Quiala, Yudelsy Barriel Díaz. Colaboradoras: Xiomara Leyva Romero, Rachel Palma Saint-Juste, Geidy Caridad Hernández Iglesias.
La transformación de las relaciones familiares y de género hace emerger como tema relevante lo concerniente al trabajo de cuidados, que rebasa el ámbito familiar hacia el análisis de su consideración en materia de políticas públicas.
En Cuba la importancia del tema es crucial, debido a que el trabajo de cuidados es un asunto de emergencia social. El tamaño medio de las familias disminuye debido al poco número de hijos/as, se evidencia una mayor cantidad de miembros de la tercera edad, en correspondencia con el elevado grado de envejecimiento poblacional y sus implicaciones sociales, en el contexto del incremento de las desigualdades sociales. Proporcionalmente hay un mayor índice de dependencia económica, existen más personas que cuidar que cuidadores/as, planteándose nuevas demandas desde las familias y otros ámbitos de la sociedad.
La novedad del tema descansa en la especificidad del contexto en que se desarrolla y su escaso tratamiento, tanto en el CIPS, como a escala nacional. Novedad reforzada por la estrategia metodológica asumida y por las modalidades del trabajo de cuidados estudiadas desde una perspectiva interseccional: Cuidado a adultos/as mayores; cuidados simultáneos a: adultos/as mayores y a niños/as; y a adultos/as mayores y a personas con discapacidad permanente o temporal. Se enfoca el trabajo de cuidados desde el paradigma de la corresponsabilidad.
El enfoque de géneros y de derechos es el punto de partida epistémico para este estudio y la atención al trabajo de cuidados. En consecuencia, se asume el concepto de personas que requieren cuidados y no de personas dependientes. A partir de esa visión se enlaza el cuidado con otras variables: familia, vulnerabilidad, violencia, desigualdades sociales, discriminación, entre otras. Se convierte en un emergente investigativo visualizar el cuidado como una categoría de alta diversidad, marcada por las desigualdades sociales de clase y grupo, género, generación, color de la piel, etnia y territorio; y reconocerla como una categoría compleja que abarca intenciones, acciones, actores y resultados.