Tomado de: www.redsemlac-cuba.net
por: Dixie Edith
La posibilidad de acceder a herramientas prácticas para llevar enfoques inclusivos a las producciones audiovisuales se cuenta entre las ganancias más reiteradas por cerca de 30 participantes de un taller convocado por el Instituto Internacional de Periodismo José Martí (Iipjm), en La Habana, entre el 12 y el 16 de diciembre.
“Ha sido extraordinariamente útil, sobre todo para nosotros, profesionales que venimos de otras provincias, donde tenemos poco acceso a este tipo de capacitaciones y muchas veces estos asuntos no están al alcance de las posibilidades de superación práctica”, dijo Yideilys Pupo Velázquez, periodista de Tunas Visión, telecentro de esa oriental provincia, a poco más de 600 kilómetros de La Habana.
El taller de cinco días acogió a estudiantes de varias provincias del país y ofreció conocimientos para la construcción de guiones, lo mismo para producciones audiovisuales dramatizadas, que para productos más periodísticos, como documentales o programas informativos.
Realizado en alianza con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), la propuesta docente contó con la conducción del guionista Amílcar Salatti, escritor de series televisivas cubanas como Entrega y Calendario y exploró variantes para mostrar tramas creíbles, que aborden los conflictos de género de mujeres, hombres, personas con identidades de género y orientaciones sexuales diversas, “sin discriminar ni revictimizar”, según declaró la propia convocatoria.
Para Salatti, hoy un guion audiovisual que se apoya en estereotipos, prejuicios y exclusiones está desfasado en el tiempo, desactualizado. A su juicio, se trata de asuntos en debate público y que se discuten cada vez más, imposibles de ignorar.
El guionista alude a un contexto nacional en que las producciones audiovisuales no pueden obviar los desafíos comunicativos derivados de la reciente aprobación del Código de las Familias y otras legislaciones, que han puesto sobre el tapete problemáticas sociales que demandan mayor y mejor visibilidad mediática.
“Si bien las historias audiovisuales deben trabajar con arquetipos, quienes las escriben necesitan conocer sobre temas de género e inclusión para no reproducir la discriminación y la violencia”, insistió Salatti.
En opinión del guionista, incluso a las audiencias más reacias “se les puede impulsar a la reflexión, si se les ofrece un producto de calidad, que conecte a nivel emocional y con personajes bien construidos”, valoró refiriéndose también al papel formador que tienen también las producciones audiovisuales.
La experiencia de Salatti se combinó con el estudio de herramientas para el tratamiento de género, interseccionalidad y derechos, tanto en la dramaturgia como en el lenguaje audiovisual, desde la experiencia de Karina Paz Ernand, profesora del Centro de Estudios del Instituto Cubano de Radio y Televisión y asesora dramatúrgica y de género de Cubavisión, canal con alcance nacional.
Igualmente, el curso contó con los aprendizajes de la Televisión Serrana, con más 30 años produciendo audiovisuales desde una comunidad rural montañosa, de la también guionista Lil Romero y la directora y feminista Magda González Grau.
A juicio de Paz, quienes participaron estuvieron muy complacidos con el curso, pues muchos nunca se habían acercado a la escritura de guiones y tampoco a las teorías de género, por lo que pudieron conocer elementos básicos en ambos caminos, algo que reconocieron que necesitaban.
“Les gustó particularmente la sesión con Lil Romero, pues ella les contó qué estrategias encontró, desde su práctica concreta, para articular un discurso de género en sus audiovisuales, no desde los extremos y partiendo de la realidad de que el audiovisual, más que solo didáctico, es un producto para vender. Esa perspectiva no se puede ignorar, pues puede pasar que las personas simplemente cambien de canal, te ignoren”, explicó Paz a SEMlac.
La sesión compartida a cuatro manos entre González Grau y Salatti fue “muy gratificante”, a juicio de Paz, porque no siempre se tiene la posibilidad de compartir las experiencias del proceso que va desde la escritura del guion hasta la realización audiovisual, apuntó la profesora.
Criterios recogidos durante la evaluación colectiva, tras la última jornada, también coincidieron en el valor de los conocimientos teóricos de género que se impartieron y en la necesidad de repetir experiencias similares, para particularizar en los modos de llevar a las pantallas, de manera más pertinente y democrática, la realidad de personas que viven espacios de discriminación o invisibilidad por otros motivos como la edad, las capacidades diferentes, el color de la piel, entre otros.
“No siempre se valora la función de los audiovisuales como instauradores o perpetuadores de imaginarios colectivos. He ahí la necesidad de producir audiovisuales desde una perspectiva que potencie la ética, así como una visión inclusiva y libre de brechas de género”, insistió Paz.
El taller tuvo un alcance “insospechado” para el equipo de profesionales que participó, consideró Kenia Rodríguez, realizadora de la Televisión Serrana, un proyecto comunitario de video y televisión con sede en el rural poblado de San Pablo de Yao, en las montañas de la Sierra Maestra, a más de 800 kilómetros de la capital.
“Nos ha ofrecido herramientas sobre el lenguaje audiovisual que más o menos ya conocíamos, pero también todas las posibilidades para poder contar historias con mejor enfoque, preparación y una mejor investigación, a tono con las realidades actuales y desmontando estereotipos”, dijo a Rodríguez a SEMlac.
“Los profesionales estamos ávidos de estos conocimientos y vivimos en una sociedad que demanda productos audiovisuales sensatos, que emitan mensajes inteligentes para formar una cultura menos machista, menos patriarcal que la que tenemos todavía hoy en Cuba”, aseveró la realizadora.