Tomado de: www.redsemlac-cuba.net
Foto: Clacso
Una política integral de cuidados para Cuba debe integrar diferentes formas de financiamiento; atender a quienes demandan cuidados, pero también a quienes cuidan y articularse con otras acciones de protección y asistencia social, coincidieron especialistas en La Habana.
Para llegar a ello es imprescindible «tener en cuenta las brechas y desigualdades que se entrelazan en torno a los cuidados», reflexiona la investigadora cubana María del Carmen Zabala, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
A juicio de la especialista, eso incluye atender la desigualdad que es consecuencia de la división sexual del trabajo y sus impactos desventajosos para las mujeres, pero también desde el punto de vista de la calidad con que se brindan y se reciben los cuidados.
Zabala fue parte de las mesas de diálogo que integraron el foro «Los desafíos contemporáneos frente a los cuidados. Dinámicas demográficas y políticas», desarrollado del 25 al 27 de abril en La Habana, como parte de la Plataforma para el Diálogo Social «Derechos, violencias e igualdad de género», que impulsa el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso)..
Para que un sistema de cuidados sea integral, todas las acciones deben vincularse a un mismo «marco de sentidos», con enfoques de derechos y de corresponsabilidad, explicó la socióloga Reina Fleitas, de la Universidad de La Habana.
Según Fleitas, eso obliga a que «todos los organismos involucrados trabajen bajo objetivos comunes, con un presupuesto transversal, y luego rindan cuentas sobre el aporte de cada uno al cumplimiento de objetivos».
Para Juan Carlos Alfonso Fraga, vice jefe de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei), el primer gran reto para llegar a esta política integral de cuidados pasa por lo inclusiva que sea y por su sostenibilidad.
«Acabamos de pasar una pandemia (de covid-19) que cambió el cuadro sociodemográfico del país e impactó los servicios de salud, de educación», detalló Alfonso Fraga. En esas condiciones es más difícil implementar un sistema integral que tenga sostenibilidad, puntualizó.
Entre los desafíos más urgentes está ampliar la infraestructura del cuidado y de los tiempos para cuidar; redistribuir la responsabilidad y los costos entre el Estado, las familias, la comunidad y el sector empresarial en todas sus formas; y dignificar y profesionalizar el trabajo de cuidados.
Zabala alerta también sobre la necesidad de análisis que entrecrucen no solo el género o la edad, sino también las condiciones económicas, familiares, el territorio de origen, el color de la piel y llama a verlos como una herramienta para llegar a políticas públicas que atiendan de manera más integral la problemática.
En ese camino, la socióloga Magela Romero, coordinadora de la Red Cubana de Estudios sobre los Cuidados, considera que en Cuba se han dado pasos de conjunto entre la academia, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y otras instituciones, para la creación en el país de un Sistema Nacional para el Cuidado Integral de la Vida.Para Romero, ese sistema debe tener como meta alcanzar bienestar y calidad de vida no solo de las personas mayores, sino también para niñas, niños y adolescentes; quienes viven en situación de discapacidad o para cualquier persona que demande de cuidados en algún momento de su vida.
Las jornadas del Foro incluyeron una Escuela Internacional de Posgrado en Cuidados con perspectiva de género, talleres de formación en enfoques interseccionales, dinámicas demográficas, diseño de políticas, la presentación de informes académicos y exposición de materiales audiovisuales.
Desarrollados en forma de intercambios de expertos, los diálogos buscan construir conocimientos basados en evidencia, críticos, que ofrezcan herramientas para el diseño de políticas, pero también para la formación de opinión pública en torno a la centralidad de los cuidados como derecho humano y para la sostenibilidad de la vida, según Karina Batthyany, directora ejecutiva de Clacso