En marcha Red Cubana para Diálogos Productivos

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Por: Daymaris Martínez Rubio

La Red Cubana para Diálogos Productivos (RCDP), una comunidad de aprendizaje comprometida con la construcción de cambios efectivos y cohesión social, ya es un hecho, tras su inauguración en La Habana, el 29 de marzo de 2017, por una treintena de investigadores, profesores y facilitadores, en su mayoría mujeres.

Coordinada por el Grupo “Aprendizaje para el Cambio” del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), la nueva sección de la Sociedad Cubana de Psicología (SCP) busca convertirse en una plataforma colaborativa para conectar personas, saberes y prácticas en torno a dos dimensiones básicas de cualquier proceso social: el diálogo y la participación.

Se trata de algo más que palabras, señaló Roberto Corral Ruso, profesor titular de la Universidad de La Habana y vicepresidente de la SCP, quien tuvo a su cargo la conferencia inaugural de un encuentro matizado por el tono coloquial de los debates y la calidad de las propuestas.

Café, sentido del humor y preguntas de ida y vuelta animaron un intercambio que repasó los principales referentes teóricos de una perspectiva en construcción permanente, con profundas implicaciones para el cambio basado en la innovación y el llenar de sentido conceptos cardinales, como democracia o inclusión social.

Si se quiere transformar una sociedad existen dos niveles: el mundo económico y la mentalidad de las personas…, pero, esencialmente, un camino: el diálogo y la participación, recalcó Corral Ruso, con la vista en el futuro de una comunidad con décadas de implicarse en la construcción de referentes, como las redes de Manejo de Conflictos, de la SCP; de Mediadores y de Cultura de Paz, del Centro Félix Varela; y de la internacional de Trabajo para Diálogos Productivos, con amplia trayectoria en la investigación-acción desde América Latina, Estados Unidos y otras regiones del mundo.

Dialogar: el proceso como producto

¿Desafíos? No pocos. Algunos un verdadero estimulante, como el hecho de que en ninguna ciencia el diálogo exista como categoría, ni siquiera sea una noción explícita, sino implícita en diversidad de conceptos, usos y enfoques disciplinares, explicó Corral Ruso en lo que bien pudo ser la nota curiosa del día.

¿Cómo lidiar con su complejidad? Una posible clave podría estar en el tipo de enfoque a promover. La idea del diálogo productivo, por ejemplo, abandona la visión representacional, para asumir que dos personas que dialogan pueden estar construyendo un mundo no solo diferente, sino posible, sugirió el reconocido pedagogo.

“Podría dar la impresión de que es algo obvio, pero no, no lo es en absoluto”, insistió. De ahí que, buena parte de la misión de la RCDP esté en comprender los modos en que transcurre el proceso dialógico, esto es: ¿cómo pasar de un diálogo basado en la información o la interpretación a uno donde se construya esa otra alternativa posible?

“Nos llevó tiempo darnos cuenta de que había algo aquí”, dijo, mientras rescataba, junto a un activo auditorio, la historicidad de un proceso esencialmente de aprendizaje, mediado por diferentes tradiciones, culturas y corrientes de pensamiento –mucho más antiguas que los Diálogos de Platón, mucho más contemporáneas y cercanas, como la pedagogía de Paulo Freire, completaron sus interlocutores–.

De hecho, para que un diálogo sea efectivo la intención de arribar a acuerdos es definitoria y parte de su importancia práctica radica en que “requiere de competencias que no cualquiera sabe”, advirtió el orador.

“¿Cómo integrar todo esto? Es lo que hay que comprender, porque dialogar supone escucha, cooperación, acciones coordinadas, empatía…, estar ahí, pero no solo, es mucho más. Dos personas que dialogan pueden no estar implicadas, por eso es tan importante la participación”, precisó.

De la comunidad de práctica a la comunidad de aprendizaje

La mañana parecía estar completa, cuando los testimonios de La comunidad de aprendizaje Madiba: memorias de un viaje (Publicaciones Acuario, 2015), llegaron para recordar la utilidad de un buen ejemplo y el valor de una dimensión muchas veces evadida, pero absolutamente crucial para cualquier ciencia: el cómo.

¿Cómo se construye una comunidad de aprendices autorregulados? Mario Rodríguez-Mena García, coordinador de la RCDP y del Grupo “Aprendizaje para el cambio” (GAC) del CIPS, apuntó al soporte humano de Madiba, una obra en muchos sentidos coral. La ocasión, de hecho, fue propicia para recordar a quien fuera uno de sus más decisivos colaboradores, Carlos F. Melián, a cuya memoria, de pie, todos ofrendaron un minuto de silencio.

A libro abierto, con comentarios sobre propósitos, análisis críticos, reflexiones y herramientas, la joven psicóloga Lucía Labaut, miembro del GAC y colaboradora del texto, invitó a indagar en los contenidos de una investigación que ha sido premiada por la Academia de Ciencias de Cuba.

No se trata, sin embargo, de una receta de éxito. Su narrativa y sus límites son las de un grupo humano, en un espacio concreto de tiempo. Por eso La comunidad de aprendizaje Madiba, por eso memorias de un viaje, porque aquellos de quienes da cuenta –mucha gente llana comprometida con el trabajo comunitario– apenas comenzaban a andar el camino entre practicantes espontáneos y aprendices autorregulados, cuando allá por diciembre de 2013 la humanidad despedía a Nelson Mandela.

Entre los testimoniantes, Wilfredo Pomares Ángel, colaborador del GAC y uno de los más jóvenes autores del texto, reflexionó sobre el yo íntimo de un aprendiz autorregulado. Es poner en juego sentimientos, dijo, y es cuestionar dinámicas y estructuras de poder de las cuales no siempre somos conscientes.

“Pocas veces he aprendido tanto”, confesó Corral Ruso al describir una experiencia, donde lo más importante no fue el magisterio, sino el misterio de la transformación de un ser humano cuando aprende qué es y para qué sirve dialogar, participar, liberarse.

“¡Cambios de verdad!”, subrayó, mientras insistía en la necesidad de desafiar a la “obviedad”: “Los sistemas políticos asumen que las personas nacen demócratas, pero no es cierto. La democracia hay que aprenderla… y este librotiene mucho de eso”.