Surgimiento del CIPS: contexto social y vivencias personales
Entro al Instituto de Ciencias Sociales (ICSO) de la Academia de Ciencias de Cuba en diciembre de 1982, allí específicamente comencé a trabajar en el departamento de Psicología. […] Al llegar, se estaba analizando la realización de cambios estructurales en el instituto que por aquella etapa agrupaba todo: historia, antropología, arqueología, sociología, psicología. Esta estructura ya no se adecuaba a la investigación social de esos momentos. La época había cambiado y desde esta cultura disciplinar costaba mucho trabajo encontrar una investigación multidispliplinaria. En aquel momento el departamento de Psicología tenía investigadores con un currículo académico importante, sin embargo existía una carencia de resultados que dieran respuesta a problemas concretos del país. […] La primera investigación que intentaba a salvar esta polémica se estaba concluyendo cuando yo entré al ICSO y era sobre la inmigración de jóvenes. A partir de ahí, los entonces planes de ciencia y técnica, así como los temas de investigación, comienzan a orientarse poco a poco hacia los problemas de la sociedad.
Pero, todavía costaba mucho trabajo en aquel entorno del ICSO. El departamento de Estudios Sociorreligiosos sí estaba muy orientado hacia la práctica y a la atención de problemas concretos […] El departamento de Sociología, también tenía algunas investigaciones orientadas hacia la práctica, pero no era esta su línea de trabajo sistemática. […] El CIPS nace entonces de los departamentos de Psicología, Sociología y Estudios Sociorreligiosos, del ICSO.
Líneas de investigación y su desarrollo
Casi al mismo tiempo de la creación del CIPS vino la organización del Primer Programa Nacional de Ciencias Sociales: el Programa Juventud, dirigido por Juan Luis Martín […] Cuando el CIPS nace, aún le quedaban las reminiscencias de organizarse por disciplinas. Permanecieron en la nueva estructura los departamentos de Psicología, Sociología y el de Estudios Sociorreligiosos. Pero, cuando empieza a realizarse el Programa Juventud, casi todo el Centro se vuelca sobre él. En aquel Programa Nacional se le asignan al CIPS temas como la familia, la estructura socioclasista, el joven obrero y el joven estudiante. […] Creo que las investigaciones que el CIPS aportó a este Programa hicieron aportes relevantes a las ciencias sociales cubanas. Allí se plantearon cuestiones que por primera vez se decían en el país […]. Como la vida fue más fuerte que la estructura, empiezan a crearse grupos que trasgredían las disciplinas. Este tipo de trabajo fue marcando una pauta y se comenzó a reconocer la necesidad de adoptar un tipo de estructura organizativa que tuviera que ver más con los problemas que con las disciplinas. Y es justamente esa la estructura que tiene hoy el CIPS […].
Poco tiempo después, llegó al CIPS un segundo mandato de la Academia de Ciencias. Esta idea se convirtió en el Segundo Programa Científico Nacional de Ciencias Sociales: el de trabajo con los cuadros, que yo dirigí. Este Programa desarrollado entre 1988 y 1992, no tuvo la misma naturaleza que el Programa Juventud; era un programa mucho más cerrado […] pero que funcionó con un sistema de interlocución muy eficiente con los introductores […].
Además de los importantes aportes que ya he mencionado, desde el Centro se hizo un aporte metodológico muy relevante con el tema familia, y aquí jugó un papel protagónico la figura de Inés Reca. […] También en la esfera de la estructura socioclasista y su compresión de la década de los ochentas, marcó una pauta en el país, una referencia […].
Me parece relevante hacer un aparte con los estudios sociorreligiosos. Creo que su mayor contribución tuvo que ver con los aportes que hicieron para cambiar algunos conceptos errados que existían en el país en cuanto a la religiosidad. Este colectivo tuvo mucho que ver con cambios de decisiones, de políticas. […] lo cual lo convierte en un equipo único en el país y con una cantidad de información y análisis sobre el tema, increíble. Son una autoridad en el tema, un referente nacional obligado […]. En aquel entonces comenzaron a hacerse los estudios de creatividad […] se habían continuado también los estudios del colectivo laboral […]. Impacto del Período Especial Fue entonces que nos sorprendió el Período Especial, un acontecimiento que nos movió el piso […] Ahí vino un período muy duro. Esa conmoción nos ponía ante la disyuntiva de qué investigar, qué hacer en un momento en que la sobrevivencia como individuos era fundamental […]. Creo que ahí Angela Casaña tomó decisiones importantes. Con la anuencia de la Academia de Ciencias, la Dra. Rosa Elena (Simeón)1 y Daysi Rivero, Angela dijo “[…] bueno aquí lo mejor es ponerse a hacer el doctorado, porque ahora no hay mucho que investigar”. Las personas siguieron trabajando, pero en aquella época se priorizó la formación […]. En ese momento histórico, diciembre de 1992, salgo del CIPS y me llama Rosa Elena para venir a trabajar como Directora Cuadros y Potencial Científico […].
Después de todo aquello, cuando ya comenzaba a haber un cierto atisbo de recuperación, sobre todo psicológica, vino un período en el que se empezaron a hacer en el CIPS investigaciones muy interesantes sobre el impacto del período especial. Fueron investigaciones que se hicieron con mucho esfuerzo material […]. En 1994 se crea el CITMA y con él otros programas de investigación. Surgen entonces los Programas Sociedad Cubana, Economía Cubana, así como otros programas nacionales. Entonces me ubicaron en el recién creado ministerio para dirigir Recursos Humanos. En el 2000 me promueven a Viceministra y en el 2001 me dan nuevamente la tarea de atender las ciencias sociales. […] En aquella nueva etapa mi misión estaba encaminada a darle un vuelco a la atención estatal a las ciencias sociales, tanto a los centros del CITMA como de todo el país. […]
Balance general y retos
El CIPS es una institución con la enorme virtud de haber abordado los problemas que mucha gente no ha querido abordar. Y lo ha hecho muy bien. El CIPS es puntera en temas como religión; las estructura socioclasista, las desigualdades, que han hecho aportes estratégicos a la sociedad; la juventud; el tema laboral y organizacional; y por supuesto, los estudios sobre la familia. […] El CIPS es un centro de excelencia, reconocido en el país y eso me consta desde mi posición actual. Tiene una experiencia acumulada en un grupo de temas que no lo tiene ninguna otra institución en el país […] Se le han adicionado cosas, ha variado; se le adicionó el laboratorio, luego el grupo de Desarrollo Local. Todo esto nació ahí. Si me preguntan qué habría que mejorar, creo que hay que seguir en el camino de la investigación problémica, de la teorización. También me parece muy necesario integrarse más tanto al interior del CIPS, como con otras instituciones del país. Para que puedan salir de las ciencias sociales propuestas que nosotros podamos llevar a introducir, no pueden ser abordadas de una o dos disciplinas. A muchas investigaciones del CIPS les falta, por ejemplo, el enfoque económico, y eso hace que a veces se queden flojas. […] Creo que hay que resolver problemas materiales, pero eso no le toca al CIPS. El CIPS necesita volver a plantearse investigaciones de carácter nacional en algunas problemáticas, y eso cuesta dinero […]. No obstante yo vuelvo sobre uno de los mayores retos que tienen, no solo el CIPS y las ciencias sociales cubanas, sino las ciencias en general: la integración de conocimiento. […] Con un producto integrado se convence a cualquier introductor. Sabemos que es muy complicado, pero hace falta […].
En estos momentos, por primera vez los documentos de trabajo político- ideológico del Partido2 reconocen la necesidad de introducir los resultados de las ciencias sociales. Hoy estamos siendo más demandados que lo que nos imaginamos […] Los problemas sociales que enfrenta Cuba en la actualidad son demasiado complejos para abordarlos al margen de la ciencia, al margen del conocimiento. Es por ello que nosotros tenemos que aprovechar esta oportunidad. Ya lo digo, estamos ante una fase de oportunidades.
En este sentido, el papel del CIPS es relevante, porque desde su creación tuvo una estructura y una concepción hecha para esto mismo. Con el CIPS, con su estructura de trabajo por problemas, con su trabajo interdisciplinar, cuesta menos trabajo lograr todo lo que se necesita que con otros centros de investigaciones del país. […] Quiero dejar bien claro que todo esto, en un inicio, fue obra de Ángela Casaña, de su concepción organizativa, de sus ideas sobre qué debía ser la investigación. Los demás apoyábamos, pero fue obra de ella. Luego lo que se hizo fue tratar de mantenerlo, con todas las diferencias que han marcado las épocas. También tuvimos la suerte de tener a Rosa Elena detrás de todo esto. […] En términos generales, considero que la formación que recibí en el CIPS me ha marcado para toda la vida. En la posición en que estoy actualmente, no he podido deshacerme de esa formación. Es más fuerte que yo. Si tuviera que hablar de mi vida laboral, mi vida laboral es el CIPS. Ese es el centro que más me ha aportado durante todos estos años de trabajo. Me aportó un tronco de formación, al que se ha sujetado todo lo demás. Mi vida laboral se resume en el CIPS, Ángela Casaña y Rosa Elena.
Oficinas del Capitolio Nacional, 9 de abril del 2008
Notas
1-El paréntesis es nuestro.
2-Partido Comunista de Cuba (PCC).