
Tomado de: www.ipscuba.net
Foto: Jorge Luis Baños_IPS
“Desde hace más de dos décadas se constata la ampliación de las diferencias económicas y las distancias sociales” en Cuba, coincide una veintena de autores en un artículo acerca de los desafíos de la equidad en el país caribeño.
Como parte del compendio Diversas miradas al desarrollo local en Cuba (Editorial Academia, 2021), el texto “Desafíos para la equidad y sus estudios en Cuba: resultados de un proyecto de investigación” sintetiza el trabajo de un conjunto de investigadores y académicos en varias provincias del país.
Se refiere al proyecto Fortalecimiento de las capacidades locales para disminuir inequidades sociales, perteneciente al Programa Nacional de Ciencia y Técnica de Desarrollo Local, con el cual varios especialistas se propusieron fortalecer las capacidades de gestión de los gobiernos locales en municipios seleccionados para disminuir brechas de equidad.
En este sentido, el artículo ofrece los resultados de una fase diagnóstica que sistematizó los principales estudios de equidad en Cuba del 2000 al 2016, en tanto comparó los niveles de equidad alcanzados en 10 municipios de siete provincias del país: Santiago de Cuba, Holguín, Camagüey, Villa Clara, La Habana, Artemisa y Pinar del Río.
Para esta última parte la pesquisa implicó, mediante técnicas mixtas de investigación, a personas mayores de 16 años y equipos de trabajo comunitario.
Covid-19 y desigualdades sociales
Según el estudio, la crisis económica de los años 90 del pasado siglo y un grupo de medidas implementadas durante la reforma económica de esa década produjeron impactos negativos en los niveles de equidad alcanzados por el país hasta entonces, que no han podido recuperarse aun en las actuales condiciones.
A ello se suma que “nuevos procesos económicos, sociales y culturales están cambiando, impulsados en parte por las transformaciones asociadas al proceso de actualización del modelo económico y social, que comenzaron oficialmente en 2011”, indica la publicación.
Un factor preocupante para estos autores es la pandemia del coronavirus, que “ha aumentado las tensiones sociales y económicas, proceso antes no vivido por ninguna sociedad, pero que definitivamente aumentará las desigualdades sociales”.
Varios problemas
De manera general, coinciden los especialistas, desde hace años se evidencia un crecimiento en las diferencias económicas y sociales, “la persistencia de limitaciones en la satisfacción de múltiples necesidades, que ha afectado la motivación para trabajar y ser eficientes”.
En el plano de la equidad se identifican otros problemas que afectan a nuestra sociedad, “como la pérdida del poder adquisitivo de los salarios y la desvalorización del trabajo”, consideran.
Bajo esta mirada confirman la existencia de insatisfacciones relacionadas con el consumo, dadas por las deficiencias en cuanto a estructura, volumen, calidad y estabilidad de la oferta.
También resaltan cómo los impactos de los consumos culturales en jóvenes y adolescentes condicionan la emergencia de nuevas identidades juveniles y subculturas, visibles en diferenciaciones y desigualdades socioculturales acentuadas en la región oriental del país.
Por otro lado, “los estudios de caso muestran el creciente papel de los ingresos como diferenciador social, no siempre relacionado con el nivel de instrucción o la ocupación y más bien relacionado con el espacio socioeconómico en que se insertan las personas”, afirman.
A partir de este análisis, la investigación indica que estas dos décadas “han dado lugar a fenómenos negativos, entre ellos, los vinculados al empleo, como el éxodo de trabajadores hacia actividades de menor calificación y hacia el exterior del país”.
También se alerta respecto a “cierta erosión de valores inherentes a nuestra sociedad y el incremento de manifestaciones de corrupción, delitos, indisciplinas y otras formas de marginalidad social”.
Situación de grupos poblacionales
Desde otra perspectiva, el estudio plantea que “en la dimensión participación se observa una relación directa entre la participación y la edad, por la que se identifica que los grupos más jóvenes están menos motivados e interesados en la política”.
Asimismo, advierte sobre la realidad de grupos que pueden estar viviendo en condiciones de vulnerabilidad social, “como las personas jubiladas dependientes de sus pensiones, las personas que sufren alcoholismo y, en general, personas que viven en zonas rurales”.
Como parte del Plan Nacional de Desarrollo hasta 2030 “se deben diseñar políticas diferenciadas para la atención a grupos vulnerables, las que, potenciadas por políticas universales, favorezcan la disminución de las inequidades”, valoran los autores.
“Sin embargo, en la gestión local se necesita mayor sensibilización y capacitación para identificar desigualdades y gestionar políticas y proyectos que disminuyan brechas”, subrayan.
Desde esta mirada critican que las investigaciones sobre el tema en los territorios no siempre tienen suficiente nivel de socialización y difusión entre personas y tomadores de decisiones a nivel local. “Tampoco se transforman en propuestas de programas y acciones para disminuir las brechas”, resaltan.
El compendio Diversas miradas al desarrollo local en Cuba, a cargo de Ada Guzón y Joaquín Olivera, forma parte del trabajo del Centro de Desarrollo Local y Comunitario (CEDEL) y el proyecto de Fortalecimiento de capacidades para el desarrollo local (Prodel). (2021)