Autor: Mareelén Díaz Tenorio.
Artículo publicado en CD Caudales 2006, Editorial de Ciencias Sociales – CIPS, ISBN 959-06-0893-0, La Habana.
Desde la segunda mitad de los años ochenta, se estaban evidenciando dificultades internas en el modelo económico cubano, las cuales venían enfrentándose a través de un amplio proceso de rectificación de errores. En la década de los noventa, con el derrumbe del campo socialista europeo y el recrudecimiento del bloqueo norteamericano, el país comienza a atravesar un período de profunda crisis económica caracterizado por agudas contradicciones sociopolíticas y el marcado deterioro de las condiciones de vida de la población.
La caída económica durante estos años implicó una drástica reducción de los niveles de vida de la población cubana y una considerable afectación para todos los grupos sociales.
La crisis de inserción que se origina en la economía cubana tiene un doble impacto en la vida social: en primer lugar, derivado de la propia vivencia de crisis y ruptura con el cotidiano de vida; y en segundo lugar, el impacto provocado por la implementación de un conjunto de reformas socioeconómicas para amortiguar los efectos de la crisis e introducir cambios en las estructuras básicas del sistema económico, sin enajenar su esencia socialista.
Las transformaciones han tenido tal intensidad y dinamismo, que representan cambios profundos en relación con las formas tradicionales de funcionamiento del modelo social y no puede dejar de tenerse en cuenta en el análisis del contexto socioeconómico cubano.