Tomado de: www.redsemlac-cuba.net
Todas las familias deben ser reconocidas y contar con las mismas garantías legales, pues todas tienen un valor afectivo y social, coincidieron participantes en un espacio virtual de reflexión, cuando en Cuba se desarrolla una consulta popular de un nuevo Código de las Familias.
Realizado en el canal de Telegram Familia y Sexualidad, auspiciado por el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), el intercambio se centró en la diversidad familiar, un elemento predominante en el intercambio fue la necesidad de sensibilizar a la sociedad cubana para que sea más respetuosa con formas de organización que se distancian de la familia nuclear y heterosexual, reforzada históricamente por el sistema patriarcal para su sostenimiento.
Yailyn Rosales, especialista del departamento de Investigación y Docencia del Cenesex y moderadora del intercambio, señaló que la realidad cubana es más rica que ese modelo tradicional. Las investigaciones dan cuenta de la existencia de otros modelos de familias que interactúan con este, lo cual le imprime diversidad a esta institución o grupo social, añadió.
La composición, los distintos lazos de consanguinidad o afectividad y parentesco marcan la diversidad actual, en la cual conviven las familias nucleares, monoparentales, rensambladas, extensas compuestas, extendidas o ampliadas, homoparentales, y otras, amplió.
“En sus inicios se consideraba familia aquella que estaba unida por lazos consanguíneos o la que se formaba por la unión de dos personas. Pero en la actualidad esto ha variado y se contemplan, además, los lazos afectivos, los intereses en común. Por eso familia puede ser tu vecino, tu mascota, tu pareja, tus amigos…”, explicó.
A ello se suman casos como las llamadas familias en situación de transnacionalidad, cuyos integrantes residen en otros países, lo cual reconfigura las relaciones y dinámicas, algo muy común en la Cuba de hoy.
Carla PS, una de las participantes, agregó que las relaciones de pareja interculturales también influyen en las transformaciones y reestructuraciones del modelo familiar.
“La familia no es ahistórica, hay que verla y analizarla en un contexto determinado y en un momento histórico específico. Las sociedades siguen evolucionando, así como los vínculos humanos, y la ciencia y las leyes deben estar a la par de todas estas transformaciones y cambios”, consideró.
El proyecto de Código de las Familias que se somete a consulta popular hasta el mes de abril, en la nación caribeña, abarca las múltiples constelaciones familiares que confluyen en la sociedad, expresaron foristas.
A juicio de Carla PS, el texto contempla la representación de las personas afectivamente cercanas y los padres afines, como otras posibilidades legítimas de estructurar los lazos familiares, con igual valor que los lazos sanguíneos.
La norma jurídica también garantiza la igualdad de posibilidades y derechos, el acompañamiento responsable del mantenimiento del hogar y su funcionamiento, y sitúa como pilar básico los vínculos respetuosos y de afectos, eliminando toda forma de violencia y discriminación.
Rosales llamó la atención sobre mitos que persisten acerca de las familias homoparentales pese a ser desmentidos desde las ciencias sociales con investigaciones concretas, desarrolladas por prestigiosas instituciones internacionales y nacionales.
Entre esos mitos mencionó la supuesta ausencia de modelos materno y paterno, la probable influencia de la orientación sexual de los padres sobre los hijos, la afectación al proceso de socialización de estos y las dinámicas diferentes al interior de estas familias, cuestiones completamente erróneas, apuntó.
La forista ZPZ comentó que tales situaciones evidencian cuánto queda por hacer desde la educación.
“El camino es arduo, porque cambiar la subjetividad de las personas es complejo y lleva la unión de muchos factores”, dijo la especialista del Cenesex, para quien el camino es llegar a naturalizar estas familias, entendiendo naturalizar con hacerlas visibles en los medios de comunicación y en las políticas sociales, lo cual se ha visto frenado por la falta de reconocimiento legal, que debe solucionarse con la aprobación del nuevo Código de las Familias.
Es muy importante seguir educando y romper con esos prejuicios establecidos, apuntó Ana María Cano; en tanto Arahazay, otra participante, remarcó que se trata de comprender que ya convivimos con estos modelos de familias, por lo cual hay que protegerlos por igual.
Los foristas reconocieron la relevancia de los medios, cuyos mensajes pueden conducir a la reproducción de estereotipos naturalizados o ayudar mucho a que las personas reconozcan a estas familias como otras más, con interacciones propias o similares a la familia tradicional, con similares conflictos, dudas y relaciones.
“Si se logra demostrar que el Código no intenta imponer ningún modelo familiar ni tampoco deslegitimar las estructuras familiares ya existentes, eso sería un paso de avance”, ratificó Carla PS. “El Código no intenta imponer ningún modelo, sino darle un espacio y valor a otras formas de ser familias y organizaciones de los afectos, todos valiosos e importantes”, dijo.