
Tomado de: www.ipscuba.net
Foto: Archivo IPS-Cuba
De vez en vez, organizaciones y proyectos realizan limpiezas en playas, desembocaduras de ríos u otros espacios. En ocasiones, a falta de procedimiento, lo recogido queda expuesto a los elementos. Para llenar ese vacío, la Fundación Antonio Núñez Jiménez (FANJ) propone una guía básica para este tipo de acción ambiental.
Esta iniciativa, abierta a nuevos aportes, cuya elaboración contó con el apoyo de la embajada de Noruega en Cuba, “se basa en campañas de limpieza de la FANJ en los últimos 20 años, y está dirigida a quienes buscan mejorar sus acciones y lograr una mayor sinergia”.
A juicio de Liliana Núñez, presidenta de la FANJ, en los últimos 10 años «el activismo ambiental cubano ha cambiado favorablemente, porque con el uso de redes sociales y el acceso a Internet más generalizado ha sido creciente ver estas prácticas, notamos que era útil agrupar en un manual las experiencias de todos y que sirvieran a las personas animadas en liderar estos procesos.
El proceso, explicó, «fue concertado y conciliado entre activistas de la Red Verde de Cuba, está fue la plataforma que nos sirvió de consulta y articulación para llegar a una propuesta editorial final».
«El manual hace un énfasis en la necesidad de articulación con diferentes segmentos sociales para garantizar la mejor articulación, tributando al reciclaje y a la mejor disposición de los residuos sólidos urbanos y disminuir la lamentable acumulación de plásticos y desechos en el mar», agregó.
Acerca de cómo organizar acciones el Manual para organización de limpiezas comunitarias de Costas, Playas y sitios en Cuba /2025 concebido para escalas municipales y provinciales por una Cuba limpia, recomienda definir el lugar en correspondencia con el financiamiento o apoyo disponible, según el volumen de desechos y la cantidad de personas que se puedan convocar.
El manual indica que si ya ha sido identificado el lugar, en función de la carga o volumen contaminante, se debe determinar si la convocatoria se realizará a nivel de barrio o de municipio, por si se requieren permisos para cierre de calles o movilizar camiones.
“La cantidad de personas que convoques debe corresponderse con el volumen de basura que hay en el lugar para lograr efectividad en el trabajo y evitar frustraciones”, puntualiza el manual.
De acuerdo con la guía: “lo último es lo primero”, por eso es necesario tener en cuenta, en primer lugar, el destino final de lo recogido y coordinar con la Empresa de Recuperación de Materias Primas del municipio, provincia y la Empresa de Servicios Comunales con al menos un mes de antelación.
Dadas las actuales limitaciones con el combustible y la disponibilidad técnica de los equipos esa recomendación resulta esencial, pues sería una manera de tratar de asegurar que los desechos y residuos recorran la ruta prevista y la movilización no haya sido en vano.
Otra de las propuestas del procedimiento de la FANJ es visitar el lugar escogido con antelación, tomar fotos, recorrer la zona con una persona experta en gestión ambiental para fragmentar el trabajo, de ser necesario, según las características del terreno y valorar la posibilidad de acciones sencillas de rehabilitación costera.
Más tips
Con la experiencia acumulada en diferentes iniciativas de limpiezas con actores diversos de la sociedad civil y el cuerpo diplomático, la Fundación Antonio Núñez Jiménez recomienda tips que facilitan no solo la organización de las acciones, sino también detalles de la convocatoria y las vías para comunicarlas.
Al respecto, el manual propone identificar personas dispuestas y hábiles en comunicación, que ayuden a definir plataformas, periodistas, medios sensibles y con experiencia en estos temas; si se cuenta con fondos, elaborar una campaña o sumarte a alguna existentes, definir un cronograma de publicaciones antes, durante y posterior a la limpieza, para dar a conocer los resultados.
En el caso de que se decida incluir escolares, coordinar con escuelas cercanas, al menos un mes antes, para asegurar también la participación ciudadana, convocar proyectos afines a la infancia y proporcionar materiales para que niñas y niños dibujen o hagan experimentos científicos sencillos.
Se debe definir cómo se realizará la clasificación de los residuos en el lugar, limpiar lo extraído antes de entregarlo a la Empresa de Recuperación de Materias Primas; de lo contrario, destinarlo a Comunales; contar con bolsas y sacos para la recolección y clasificación, disponer de pesas de mano para contabilizar la basura extraída, así como garantizar la presencia de algún personal de salud.
Las jornadas de limpieza, agrega el manual, pueden incorporar también acciones de educación ambiental, como charlas educativas y minifestivales.
Por nuevas alianzas
Al final del manual se incluyen algunos contactos de proyectos y entidades estales involucradas en estos procesos.
Como nota, el manual señala: “Esta guía puede ser enriquecida y aumentada, sobre todo en los contactos. Es libre de ser utilizada con fines de mejorarla”.
Además de la fundación, entre los grupos que se han sumado a acciones de limpieza se encuentran los proyectos Vélo Cuba, Ciclo Ecopapel, Enganche_grupo creativo, Plástico En Cuba, Cooperativa No Agropecuaria ATres, Armonía, Centro Educativo Español de La Habana, Alianza de Clubes, las facultades de Geografía y Comunicación de la Universidad de La Habana y el Club de Buceo Caballeros del Mar.
En 2024, la Asociación Cubana de las Naciones Unidas y su Comisión de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, organizaciones del Sistema de las Naciones Unidas en Cuba, las Brigadas Técnicas Juveniles, la Red Juvenil Ambientalista de Cuba y la Asociación Hermanos Saiz, se unieron para una recogida de desechos en una de las playas del Este de la capital cubana.
Han organizado jornadas de saneamiento en las costas los proyecto Oasis, un grupo de ambientalistas que trabajan por un mar más limpio; y Mar vivo Cuba. (2025)