Tomado de : www.clacso.org
(Transcripción de la Columna de Karina Batthyány
en InfoCLACSO – 12 de agosto 2020)
–Como conversábamos la semana pasada, no nos olvidemos de la salud, los sistemas de salud son uno de los pilares del bienestar y de la protección social. Me parece importante hoy detenernos unos minutos en analizar este tema en América Latina ahora y antes de la pandemia. Pensemos un poquito en los datos que tenemos: en primer lugar sabemos que un 30% de la población de América Latina y el Caribe no tiene acceso a atención de salud debido principalmente a razones económicas. Uno de cada tres de quienes habitamos América Latina y el Caribe no tenemos acceso o no se tiene acceso a la atención de salud. Claramente esto es una situación existente antes de la pandemia, pero sabemos que esta situación de pandemia agrava el problema. Y, además, nuestros sistemas de salud, nuestros sistemas sanitarios previos al COVID-19 ya estaban en tensión, ya estaban bajo presión por otras epidemias, por ejemplo, por la epidemia del dengue. No nos olvidemos del impacto del dengue en América Latina y el Caribe. En 2019, el dengue por ejemplo, tuvo 3.000.000 de contagios y más de 1.500 muertos en nuestra región. Entonces, son sistemas sanitarios, sistemas de salud bajo presión y que, además, como dije, hay una amplia proporción de la población no cubierta. Si pensamos en lo que manejamos hace algunas columnas, las personas que hoy están trabajando, que están empleadas en el mercado de trabajo, prácticamente la mitad de quienes están en el mercado de trabajo no tenían tampoco acceso a seguros o coberturas de salud. Pero, además, si miramos a los más vulnerables, los más pobres, los de ingresos más bajos, solamente uno de cada tres tienen cobertura de los sistemas de salud. Y no le quiero agregar a esto todas las dificultades para poder acceder efectivamente a un centro de salud, por ejemplo en las zonas rurales o en las zonas más distantes de los centros urbanos en nuestro continente.
Hay otro dato que a mí me parece muy importante para reflexionar y es el gasto en salud, pero principalmente lo que representa el gasto de bolsillo. Es decir, lo que cada uno de nosotros tiene que poner para poder atender su salud. Y según los datos de la Organización Mundial de la Salud, efectivamente el gasto en salud salido del bolsillo de los hogares de latinoamericanos y caribeños y de latinoamericanas y caribeña, representa prácticamente el 40% del gasto total en salud en América Latina y el Caribe. Ustedes se preguntarán, ¿esto es mucho o esto es poco? Comparémoslo por ejemplo con la Unión Europea, donde ese gasto en salud de bolsillo es sólo del 15%. Y ahí, nuevamente, pensemos lo que hablamos hace algunas semanas sobre las temáticas del cuidado. Hay que sumarle a eso, además del gasto de bolsillo, todo el tiempo que destinan los hogares –principalmente a las mujeres dentro de los hogares– a atender la salud, a cuidar la salud de manera no remunerada. Y si quieren agregar una perla más, prácticamente el 73% ciento de las personas que trabajan en el sector salud en América Latina y el Caribe son mujeres. Entonces, esto nos da un panorama de qué es lo que está pasando con el sistema de salud, pero con algo que me preocupa más que es el derecho que todos/todas tenemos a la salud y la posibilidad de efectivizar ese derecho. Es decir, que no quede solamente en papeles sino que sea un ejercicio real de ese derecho.
-Pensaba en dos cosas: la primera, tú decías, trabajadores y trabajadoras de la salud sobre todo son mujeres. Y sobre todo son los que están sufriendo el impacto del COVID 19 con contagios masivos en los servicios de salud, donde están viviendo una situación realmente muy compleja en países donde por ahí enfermarse implica también no cobrar dinero. Por ejemplo no tener un sostén monetario si no se puede ir a trabajar. Y lo segundo que pensaba, es cómo inclusive sectores de alto poder adquisitivo, los sectores más ricos de las sociedades, en esta situación de pandemia entendieron que los sistemas de salud a pesar de sentir que pagando tienen acceso a todo, pueden entrar en crisis si se estresan los sistemas de salud por la cantidad enorme de pacientes que ingresan en terapia intensiva. Pensaba entonces qué interesante momento para potenciar la necesidad de la presencia del Estado en los servicios de salud.
-Absolutamente. Claramente esta pandemia genera tensiones, trastornos, todos tenemos miedo a enfermarnos, a morir, a perder seres queridos, a tener consecuencias a nivel social y económica. Hay angustia, hay tristeza, hay zozobra, por los cambios que se están dando en la vida personal, en la vida social y los sistemas de salud son una clave en este punto. Además no nos olvidemos de algo que también nos debe preocupar hacia adelante, porque toda esta priorización de atención de la pandemia y de los efectos del COVID-19, ha implicado un desplazamiento de la atención de otras enfermedades diferentes obviamente al COVID-19 en nuestros países, como por ejemplo enfermedades crónicas que pueden tener consecuencias complejas sobre la salud de la población o el acceso con todo lo que tiene que ver con la salud sexual y reproductiva que son claves también para la salud… y en el caso específico de la salud sexual y reproductiva para los derechos de las mujeres. Pero como tú bien decías: nos tiene que preocupar hacia adelante, cómo garantizamos algo que no lo está en nuestra región y es el acceso (ya no el derecho) a sistemas integrales y universales de salud en el marco, también como decíamos la semana pasada, de acceder a sistemas de protección social, universal e integral. Y ahí el papel del Estado es absolutamente prioritario en términos de garantizar ese derecho y ese acceso universal a la salud. Hoy sabemos que las disparidades en el acceso y la calidad de los servicios de salud, son además una de las expresiones más claras de la desigualdad en la región. Y no podemos seguir adelante con este tipo de políticas, sino que debemos insistir en la construcción de sistemas universales de salud para que realmente se pueda avanzar también en sistemas de protección social universal.