Por: Carolina García
Fotos: Denisse Delgado
La agenda pobreza en la investigación Latinoamericana devino este octubre argumento para el Martes de Debate, espacio que cada fin de mes reúne a los trabajadores del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS) para reflexionar, aunar y construir saberes colectivamente. El encuentro lo protagonizó esta vez la Dra. Mayra Espina Prieto, investigadora del CIPS desde su fundación hasta el año 2011.
Las perspectivas críticas aportadas por las investigaciones del Programa CLACSO-CROP de estudios sobre pobreza en América Latina y el Caribe fueron el punto de partida para el análisis de este tópico, entendido no como situación inamovible sino como proceso determinado por múltiples factores. De ahí que la investigadora insistiera en la necesidad de comenzar por la “desnaturalización de los fenómenos sociales” para una comprensión más compleja y enriquecedora de los mismos.
Entre las ideas expuestas para el debate resaltaron una serie de premisas para el acercamiento al fenómeno pobreza: la urgencia de trascender el economicismo, las visiones homogeneizadoras y simplificadoras, superar los habituales indicadores cuantitativos en términos de consumo y evaluar también factores como el acceso a la toma de decisiones, recuperar el análisis a partir de dimensiones como la desigualdad, etc.
Espina Prieto se refirió también a algunas sistematizaciones teóricas sobre la Economía Política de la Pobreza (EPP), enfoque que apunta a una comprensión del fenómeno a partir de relaciones sociales históricamente condicionadas tanto por agentes como por estructuras; de manera que, en coherencia con la lógica del pensamiento marxista, la perspectiva de la EPP estudia el fenómeno de la pobreza y la desigualdad entendida en su proceso de producción.
Los asistentes al Martes de Debate concluyeron, entre nuevas respuestas e interrogantes, que se trata de un fenómeno complejo, multivariable, resultado de la acción de factores de diverso orden, por lo que se expresa tanto a nivel de estructuras y deformaciones sistémicas como en las microprácticas, formas de vida, cultura y subjetividades de los ciudadanos. La pobreza no es, entonces, un eufemismo más en las sociedades actuales.
Por ello, como apuntó la Dra. Mayra Espina, investigación y acción respecto al fenómeno deben estar conducidas no solo bajo criterios pragmáticos de eficiencia sino y sobre todo, a partir de una “brújula moral y ética” que propicie la conformación de políticas sociales justas e integrales para una mejor actuación sobre tan complejo proceso.