Por: Raquel Sierra Liriano
Tomado de: tribuna.cu
La iniciativa toma como guía una frase martiana: “sin ellos no se puede vivir, como no puede vivir la tierra sin luz. Para los niños trabajamos: porque ellos son los que saben querer; porque ellos son la esperanza del mundo”. En estos tiempos, son también la esperanza de este país y del barrio.
Casa Adentro tiene sus raíces en el Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS) del Ministerio de Ciencia y Tecnología y Medio Ambiente de Cuba (CITMA), y se propone ser parte del proceso de transformación social del barrio, acompañando el cumplimiento de sus principales metas.
Esencias para el cambio
Según explicó Rosa Campoalegre, socióloga e investigadora del Grupo de Estudios de Familia del CIPS, Casa Adentro es un programa de transformación social desde el barrio, que tiene como característica que se propone hacerlo desde las familias y, en particular, desde las infancias, las adolescencias y las juventudes.
El proyecto, agregó, tiene tres ejes estratégicos: el fortalecimiento de la unidad del barrio para solucionar sus problemas; la formación y capacitación de los liderazgos internos, de manera que puedan desempeñar mejor sus roles y fortalecer la base productiva del Fanguito, desde los enfoques de economía solidaria y de trabajo digno, buscando el empoderamiento de mujeres y jóvenes.
Zenaida Cabrera, delegada de la circunscripción 56, en El Fanguito, da la bienvenida a esta experiencia, que considera “muy importante para nuestra comunidad y sobre todo, la niñez, que ha estado carente de este tipo de actividades, lo que se vio en la alegría y el interés que le pusieron niñas y niños. Las familias también lo han tomado con alegría”.
Campoalegre y Felicitas López, abogada, también investigadora del Grupo de Estudios sobre Familia del CIPS, coinciden en una máxima: “no es intervenir en el barrio, es construir juntos, por ello, se trata de una investigación para la transformación”.
“Estamos iniciando Casa Adentro y estamos dispuestos a trabajar con la comunidad y las familias. Somos investigadores de las ciencias sociales y tenemos que estar, porque también somos pueblo”, apuntó López.
Una mañana para iniciar el cambio
Una de las áreas importantes de trabajo estará dirigida a las infancias, adolescencias y sus familias, por ser grupos sociales indispensables para promover y movilizar transformaciones necesarias en el barrio. Por ello, la actividad inicial fue la realizada en el Palacio de pioneros de la localidad, con diversas propuestas: dibujo infantil Mi barrio, canciones y juegos infantiles como El tesoro escondido, además de la proyección de animados de Elpidio Valdés.
Otras opciones, dirigidas a las familias, fueron peinados y turbantes, con el apoyo del proyecto comunitario Afroestética, la Cátedra Nelson Mandela y estudiantes del proyecto Artecorte, donde se explicaron la historia y los significados de los turbantes y se hicieron peinados diversos con trenzas y cortes de cabello.
Ildelisa Leal Díaz, del proyecto Afroestética, consideró que en Cuba se usan turbantes sin saber el significado de cuándo se coloca a la derecha, a la izquierda o al centro. Afroestética, dijo, está en contra de la discriminación racial, pero vela también por la estética y la ética, que incluye desde la formación acerca del vestir, talleres sobre el cuidado del cabello rizo con la Escuela de Belleza Bella Caribe, que está muy vinculado con otra iniciativa, Sonrisa de esperanza, la cual aboga por el rescate de las muñecas negras.
Según López, de gran interés resultó el espacio Quiero saber, donde juristas y profesionales de la Psicología y la Sociología respondieron preguntas de orden jurídico, relacionadas con temas de familias, derechos de la niñez y relaciones paterno-filiales, entre otras.
Las actividades se realizaron bajo estricto cumplimiento de las medidas higiénico- sanitarias: uso obligatorio de nasobucos y el distanciamiento físico.