Tomado de: www.ipscuba.net
Un programa transdisciplinar para el trabajo de cuidados desde la perspectiva familiar y su atención por las políticas públicas, para movilizar de forma articulada acciones, servicios y actores en pos del bienestar de las familias, propone el libro del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS).
El trabajo de cuidados desde la perspectiva familiar en diálogo con las políticas públicas, del Grupo de Estudios sobre Familia del CIPS y sus redes, sugiere renovar lo que se hace en este ámbito y explorar nuevas vías ante el reto que impone el envejecimiento demográfico.
El programa, entendido como componente de la política pública, pone énfasis en la adultez mayor, la niñez y las personas con discapacidad, así como en brindar atención a las familias para lograr su bienestar, capacitar a quienes cuidan, a otras personas y a redes de apoyo para la realización directa o indirecta del trabajo de cuidados.
A su vez, persigue contribuir a la articulación de las instituciones estatales, las entidades económicas no estatales, la sociedad civil y las familias en el ámbito territorial, e instrumentar un servicio de consejería para atender los principales problemas sobre los sobre los cuidados ya identificados.
Según declaró a la Redacción de IPS Cuba la investigadora Rosa Campoalegre, coordinadora del volumen presentado el 14 de mayo, “hay que entender que estos temas no son solo casa adentro, sino también casa afuera, y entonces hay que intencionar más las políticas públicas para tener una mejor respuesta a las nuevas demandas del cuidado”.
A su juicio, es urgente “pasar del cuidado social a la sociedad de los cuidados, una sociedad corresponsable, una sociedad que derrumbe el mito de amor y cuidado solo para las mujeres. ¿Acaso solo aman las mujeres? Eso hay que deconstruirlo”.
Campoalegre alertó que debe hablarse de los cuidados en plural, por la diversidad de contextos, modalidades y prácticas y enfatizó que se trata de un derecho no solo porque en algún momento de la vida las personas necesitan recibirlos, sino también proveerlos.
Un aspecto, casi siempre invisibilizado, reflexionó, es cuándo, quién, cómo y en qué condiciones se brindan los cuidados, por lo que llamó a no limitar la mirada al cuidado como derecho universal, sino también incorporar ese otro enfoque.
“El cuidado es un trabajo, es un esfuerzo, reproduce una función social, no solo familiar, y es una de las brechas más importantes de género en todos los países y también en Cuba”, destacó la experta.
“Este libro apuesta por las políticas de cuidados basadas en la transformación cultural, más allá de las políticas de servicios, de empleo, pasar a un enfoque de la interdependencia, no de la dependencia, y mirar así a las personas mayores”, subrayó Campoalegre.
Libro con luz larga
En el prólogo, el profesor Leonardo Pérez, presidente de la Sociedad de Derecho Civil y Familia de la Unión Nacional de Juristas de Cuba (UNJC), considera que con el programa “se logra deconstruir categorías y conceptos claves para el estudio del tema desde un enfoque decolonial, de género y de derechos”.
El jurista, quien considera que de la investigación “se hablará por tiempos al convertirse en uno de los estudios referentes sobre el tema”, tiene tres escenarios fundamentales de impacto: en política pública, en producción científica y en producción de capacidades con actores implicados.
De acuerdo con Pérez, este estudio deja clara la tridimensionalidad del trabajo de cuidados como derecho humano inalienable, una de las funciones familiares para proveer de bienestar a sus integrantes.
El volumen contiene seis capítulos que abordan el trabajo de cuidados desde el contexto teórico y político, además de sus aspectos metodológicos, que persigue responder al problema científico de cómo contribuir al perfeccionamiento del trabajo de cuidados en el contexto de la actualización del modelo económico y social cubano.
La investigación realiza el mapeo de los estudios referidos a los cuidados y a las políticas públicas desarrollados en Cuba en el período 2010-2017, analiza esta labor en familias seleccionadas, a partir de las principales modalidades, actores y prácticas de los cuidados.
No escaparon a la atención del Grupo de Estudios sobre Familia los imaginarios sociales alrededor del cuidado, en los que, por un lado, se destaca la importancia del rol de la persona que realiza esa labor, mientras que por otro se reproducen patrones de desigualdad e invisibilización sobre algunos actores.
Según consideró la jurista Yamila González, vicepresidenta de la UNJC y de la Sociedad Cubana de Derecho Civil y de Familia, el libro es muy pertinente, sobre todo a punto de iniciar un proceso de elaboración, consulta y referendo de un nuevo Código de las Familias, “donde tenemos que visibilizar en toda su magnitud toda la diversidad familiar y toda la complejidad de las familias”, significó.
“El tema de los cuidados es uno de los más importantes, porque somos una sociedad muy envejecida, donde hay muchísimas situaciones y el cuidado es muchas veces el centro de las problemáticas familiares. Debe tener esa mirada desde las personas que se cuidan, pero también desde quienes las cuidan, que también tienen derecho y necesitan ser protegidas”, sentenció González.
Tenemos que dejar bien claro, dijo, que el futuro Código es para todas las familias: clásicas, tradicionales y heteronormativas, y también las monoparentales, multiparentales, hetero y homoafectivas, nucleares, extensas, reconstituidas, anaparentales. Todas son válidas “y tienen que ser reconocidas y protegidas en igualdad de condiciones”. (2021)