Tomado de: www.redsemlac-cuba.net
Visibilizar las dificultades de los hombres para reconocer las potencialidades que les brinda el proyecto de Código de las Familias con respecto al ejercicio de su paternidad, en corresponsabilidad y desde el afecto, ha sido uno de los aspectos positivos de la Jornada Maternidad y Paternidad responsables en Cuba, que concluyeron este 4 de abril.
Cómplices y víctimas de la cultura patriarcal, ellos con frecuencia no ven los beneficios para su paternidad y lo importante que es poder disfrutar de todo el proceso y compartir la responsabilidad desde el embarazo, remarcó la sicóloga Ana María Cano López en el grupo de debate en Telegram, Familia y Sexualidad.
El espacio de debate, desde el inicio de la actual edición de las jornadas, el pasado 14 de febrero, ha dedicado varias sesiones a abordar temas relacionados con la convivencia familiar en equidad.
Muchos hombres todavía tienen que aprender a desarrollar los vínculos desde los afectos y las emociones, añadió Carla PS, quien significó que el instinto afectivo de ellos no es inferior al de las madres, aunque históricamente la sociedad los haya presionado para mostrarse insensibles e inquebrantables ante lazos esenciales como el de los hijos.
Participantes en el foro coincidieron en que las jornadas propiciaron espacios de reflexión y diálogo con diferentes generaciones, lo que permitió acercarse a asuntos como la comunicación con los hijos y la crianza positiva.
No existe un manual sobre cómo ser buen padre, apuntó Cano López, pero sin duda educar desde la comprensión y los afectos garantiza un buen desarrollo emocional.
Arahazay Lami Hormaza, especialista del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), refirió que, sin embargo, la construcción sociohistórica del rol de hombre los expropió de la paternidad, sin que sean conscientes de ello, y se reforzó su papel como proveedores, de modo que muchas veces se asume la satisfacción de las necesidades materiales como sinónimo de ser padres.
Dejan a la madre la responsabilidad de las tareas educativas y todo lo relacionado con el bienestar emocional y psicológico, añadió, y precisó que el proyecto de Código propone deconstruir estos patrones, al otorgarles iguales responsabilidades a madres y padres.
Otro participante, Danny Raicel, consideró que la propuesta legislativa es expresión de cómo han ido cambiando esas nociones culturales y hoy la figura del padre es un eje fundamental para el desarrollo pleno de la familia. Pero, para que esto se traduzca en realidad, debe interiorizarse y no solo estar en una normativa.
Es necesario continuar educando, capacitando, enfatizó, y aludió en particular al trabajo con las nuevas generaciones, en las cuales hay una mayor predisposición a ver la crianza responsable de los hijos como una cuestión de ambos progenitores, a la vez que tampoco contemplan como obligación exclusiva del hombre la búsqueda de recursos económicos.
Lami Hormaza comentó que esta labor de educación debe comenzar desde la adolescencia, para que también asuman con responsabilidad las relaciones sexuales y no consideren que la protección y las acciones frente a un posible embarazo son cuestiones exclusivas de la muchacha.
Padres y madres son encargados de propiciar los espacios de potenciación y desarrollo y de estimular las capacidades que perciben en sus hijos, acotó Carla PS, para quien resulta esencial ese incentivo que los hace sentir seguros a la hora de actuar por sí mismos.
Ambos son esenciales en la crianza positiva, valoró, e insistió en que esto conlleva flexibilidad y una gran capacidad creativa para solucionar los conflictos que siempre van a surgir.
Por tanto, la labor de capacitación hacia los adultos debe propiciar la comprensión sobre la relevancia de la escucha activa y respetuosa ante las necesidades de sus hijos, pues es clave para conocerlos y atenderlos mejor, agregó.
Estos fueron elementos abordados por los adolescentes en las actividades durante las jornadas y, de acuerdo con Lami Hormaza, plantearon cuestiones asociadas al maltrato infantil, a la falta de confianza en los adultos primordiales y a la necesidad de ser escuchados.
Un aspecto positivo fue que los púberes consideraron que en el país existe un reconocimiento de sus derechos, trascendió en el debate.