Tomado de: www.juventudrebelde.cu
Su nombre es Teresa de Jesús Fernández, tiene 60 años, es filóloga y la Coordinadora Nacional de la Red de Mujeres Lesbianas y Bisexuales del CENESEX (Centro Nacional de Educación Sexual). Su lugar preferido es La Habana, su ciudad, a la cual añora cuando está lejos. Una ciudad nostálgica y bella, a tono con la canción de Silvio, De la ausencia y de ti, que tanto ama Teresa.
El primer grupo de lo que en la actualidad es la Red de Mujeres Lesbianas y Bisexuales en Cuba surgió en Santiago de Cuba, creado por Isel Calzadilla.
Las Isabelas, aclara, primero se formaron como promotoras de salud. Le escribieron una carta al CENESEX, que explicaba quiénes eran y dónde estaban; recibieron respuesta. También, gracias al asesoramiento de especialistas de esa institución y a partir de ese grupo la red se fortaleció; en actualidad hay un grupo por provincia.
«Mi familia es fundamental. Siempre he tenido su apoyo, me han cuidado, me han protegido, sobre todo algunos momentos muy difíciles que viví en mi realidad de mujer lesbiana. Cuando me gradúo de Filología en el año 1985, empecé a trabajar en el Ministerio de Cultura. Trabajé dos años, nunca declaré cuál era mi orientación sexual porque todavía existía muchísima discriminación y rechazo hacia las personas homosexuales. Después trabajé como profesora 25 años en una universidad italiana. Allí hice mucho activismo político, de ayuda a Cuba con la Asociación Italia-Cuba en la ciudad en que vivía. También hacía activismo LGBTIQ. Esa fue una etapa importante en mi vida».
Hace activismo desde que apenas nadie lo hacía. En el año 86 participó en un documental sobre la homofobia. Lo realizó una estudiante de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños. «Esa fue la primera acción de activismo que realicé en mi vida. Siempre he creído que todo lo podemos lograr si trabajamos para ello».
Es feminista, aunque eluye las etiquetas. Se identifica en un feminismo donde confluyen todas las reivindicaciones de las mujeres, con independencia de cada una de las realidades y circunstancias que la atraviesan, ya sea el color de piel, etnia, religión, ideología, situación económica, ubicación geográfica, orientación sexual, identidad o expresión de género. “Un feminismo que incluya a todas y ponga fin a la ideología y cultura del patriarcado, a las inequidades, violencias que ha generado y continúa generando».
—¿De qué forma podemos como sociedad apoyar las luchas de mujeres lesbianas y bisexuales?
—Con una mayor visibilidad de este grupo social. Se debe combatir el prejuicio y los estigmas, educar a todas las personas en el respeto hacia las diversidades, incluir la Educación Sexual Integral en los currículos académicos y crear campañas de bien público, sobre derechos sexuales aparezcan como derechos humanos básicos. Otra forma es eliminar esa conducta machista sexista, esa cultura que daña tanto a todas las mujeres, pero que en específico a las mujeres lesbianas sexuales les coloca mayor violencia.
El matrimonio igualitario, dentro del Código de las Familias, es el reconocimiento de un derecho fundamental, en consonancia con la Constitución aprobada el 24 de febrero del 2019.
«Es nuestro derecho. Igual que el acceso a la reproducción asistida o adopción. Creo en una Cuba humanista, donde exista una equidad y justicia social plenas. Una Cuba en que todos y todas seamos ciudadanos en igualdad de condiciones. Una Cuba en que la dignidad plena del ser humano sea siempre la premisa fundamental. Es la Cuba que sueño, la que de alguna forma ayudar a construir y en la que quiero vivir».