Por Claudia Castilla
El pasado 11 de mayo fue inaugurada la 11na Bienal de La Habana, que con la temática “Prácticas artísticas e imaginarios sociales”, recibió a artistas de alrededor de 43 países.
En está ocasión, además de las sedes destinadas a las exposiciones, también han sido tomadas las calles de la capital por la creatividad y la provocación de diversos artistas. Arte de inserción social, performance e instalaciones, entre otras, son las modalidades que puede uno tropezarse sorpresivamente, andado y desandando las calles citadinas de todos los días.
Qué buscan reflejar y provocar estas propuestas, queda a la subjetividad de cada observador. Sin embargo, en ellas están contenidas, como bien anuncia la temática central del encuentro, los imaginarios sociales con los que interactuamos, recreamos, construimos y reconstruimos nuestra realidad cotidiana y a nosotros mismos.
Esta edición de la Bienal vuelve a recordarnos un viejo pendiente para la ciencias sociales: la búsqueda de una mayor articulación con las prácticas artísticas, en una alianza que se sabe de antemano potente en el camino de comprender y transformar nuestra realidad.
Gracias a la Bienal y a los artistas participantes por alimentarnos y estimularnos la reflexión sobre nuestra realidad, desde la provocación creativa, osada, propositiva, interactiva. Gracias por llevar el arte a nuestra cotidianidad, a nuestro andar de cada día.