
Tomado de: www.ipscuba.net
Foto: Cortesía de César Cutén
A reflejar las diversas identidades de género y sus expresiones, la violencia de género, la responsabilidad en las relaciones de padres e hijos, entre otros temas, se dedica la obra teatral El sexo y los hombres, propuesta este mes de la sala El Sótano, en el Vedado capitalino.
Según César Cutén, director artístico y dramaturgo a cargo de la puesta en escena, integrantes del grupo de teatro Rita Montaner y el de narración oral ParaContarteMejor se proponen “contar historias que aborden conflictos, alegrías, inseguridades, temores de ser hombres y las diversas maneras de serlo en las etapas de la vida.
También, agrega, se refieren a la sexualidad masculina, más allá del erotismo y la orientación sexual, desde la afectividad. Además, buscan mostrar un tema tabú dentro de la sociedad cubana como la prostitución.
Entre las motivaciones para presentar la obra, el creador menciona “el hecho de que los hombres en la sociedad son presionados por el modelo de la masculinidad única, hegemónica, heteronormativa y patriarcal. Cuando abandonan ese modelo, resultan cuestionados duramente tanto por mujeres como por hombres”.
Asimismo, apunta Cutén, el primer desafío para que naciera este espectáculo tuvo su origen en mayo del 2022, a partir de la participación del grupo ParaContarteMejor en el Festival Internacional de Teatro del Relato, “Contarte, un puente de palabras”, donde presentó el espectáculo Tres voces, tres vidas, in memoriam a Benny Seijo.
Para la ocasión, la directora del evento, Elvia Pérez, catalogó al colectivo “como una agrupación de narración oral hecha por hombres”. Ello provocó que su director general, Ricardo Martínez, y el propio Cutén decidieran conformar un espectáculo que aprovechara esa idea.
A ello se suman los conocimientos aprendidos por el dramaturgo durante el estudio de la maestría en Sexología y Sociedad, impartida en el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).
De la literatura y la vida
Al consultar publicaciones sobre la obra en las redes sociales destaca como elemento distintivo la selección realizada por Martínez, entre un conjunto de relatos de autores cubanos que tratan el tema de las masculinidades.
De ese modo, se consultaron textos de Virgilio Piñera, Daína Chaviano, Joel Franz, Rufo Caballero, Frank Padrón, Martha Acosta, entre otras figuras de la literatura cubana de hace 50 años.
Frank Padrón, asesor teatral de El sexo y los hombres, considera “sumamente válida la selección de cuentos hechos por el narrador oral Ricardo Martínez, quien intentó representatividad, variedad de temas y enfoques tratando de eludir lo manido y lo sabido, aunque nunca sobra insistencia en tan peliagudo asunto”.
Por su parte, Cutén enfatiza que la obra “propone establecer un diálogo, más que discursar, en torno a complejos temas”.
Además, explica que la escritura de la pieza teatral devino “un proceso creativo intenso y de profundas búsquedas”, en el cual apostaron “por un mundo con menos machos y más hombres”.
A su juicio, “el macho no es solo el que reproduce la violencia hacia la mujer, sino también a quien no se le permite mostrar sus sentimientos, ni enfermar e ir al médico, ser vulnerable, quien cumple a cabalidad su rol de proveedor y protector de la familia, mantiene relaciones con varias mujeres a la vez, porque incluso es presionado desde niño a tenerlas y, por supuesto, es heterosexual”.
También apunta el dramaturgo que “esta cultura del macho está latente en nuestra sociedad y, aunque es cierto que hemos avanzado, sin lugar a dudas, nos sigue haciendo daño. Es curioso que los niños son educados la mayor parte del tiempo por las madres, que a su vez, reproducen la cultura machista”.
Deconstruir estereotipos
Destaca Cutén que los personajes de la obra “deconstruyen ese modelo; son niños, adolescentes, jóvenes, hombres adultos e incluso ancianos que desafían el machismo, se revelan y erosionan el patriarcado”.
Padrón añade: El sexo y los hombres “pretende que solo se hable de ellos en una connotación mucho más universal y genérica, en tanto seres humanos, con la libertad permitida por el libre albedrío y la autoconciencia que no responda jamás a expedientes fabricados por inútiles y estériles preconceptos que hasta ahora solo han traído frustración, dolor y entropía dentro de la familia y la sociedad”.
Entre los desafíos de ahondar en tan sensible tema, el también crítico cultural le aplaude a la puesta teatral “enfrentarse a los consabidos prejuicios, la traición, el machismo, la homofobia y concebir artísticamente un discurso válido, suficientemente original y comunicativo”.
Como “muy contemporánea y pertinente” define la crítica a esta obra cuyo tema todavía no se aborda lo suficiente desde el teatro cubano. (2023)