Autor: María Isabel Domínguez y Claudia Castilla.
Publicado en Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales (2011), Niñez y Juventud,1 (9), pp. 141 – 160.
La diversidad y complejidad de los grupos juveniles en la actualidad y su re-emergencia en la vida social desde diferentes perspectivas, plantean una multiplicidad de miradas que se posicionan de forma diferente en lo epistemológico a la hora de abordar el tema, y hacen evidente la necesidad de readecuar los marcos interpretativos y los enfoques metodológicos, que permitan dar cuenta de una realidad juvenil en transformación.
Aún cuando los cambios epocales siempre han impactado los contextos en que se configuran y socializan las generaciones, el acelerado ritmo con que éstos tienen lugar en la actualidad, produce modificaciones más significativas que hacen menos estables sus procesos de conformación y más difusas sus identidades como tales, frente a otros criterios estructurantes de mayor estabilidad, como el género o la etnia, o también frente a conflictos sociales más visibles y generales, como las desiguales oportunidades de inserción social y de acceso al consumo, o las amenazas al medio ambiente y sus impactos.
Esas dinámicas nos colocan ante sectores juveniles altamente diferenciados respecto a las generaciones precedentes, pero también con una fuerte diversidad y fragmentación entre sí, que están llevando cada vez más a hablar de juventudes en plural. Esa heterogeneidad complejiza sus prácticas participativas, incluidas las políticas. Amplios sectores se someten a los sentidos impuestos de aspirar a incluirse en la lógica del consumo; otros perciben con escepticismo la posibilidad de generarse proyectos de vida inclusivos y otros se orientan a la construcción de alternativas para la (re)construcción de una sociabilidad diferente.