Tomado de: www.redsemlac-cuba.net
Foto: SEMlac Cuba
La implementación inmediata y eficaz de la resolución que regula la Educación Integral de la Sexualidad (EIS) en la enseñanza en Cuba quedó remarcada como una necesidad por especialistas de la Sociedad Cubana Multidisciplinaria para el Estudio de la Sexualidad (Socumes).
Especialistas y público asistente al panel Retos y perspectivas de la EIS, celebrado en la Casa del Alba Cultural el 27 de enero, insistieron en su relevancia pues, a pesar de los esfuerzos de distintas instituciones cubanas, investigaciones demuestran que persisten mitos, prejuicios y falsos conceptos que atentan contra el buen desarrollo de niños, niñas y adolescentes.
A ello se unen problemas de comunicación y el déficit de preparación de una buena parte de los docentes para asumir los contenidos vinculados a esa área del conocimiento, esencial para la vida y la prevención de varios problemas de salud y sociales, como la discriminación por motivos de género, la violencia, los embarazos en edades tempranas y no deseados, así como las infecciones de trasmisión sexual, entre otros.
“En tiempos de crisis, la educación cubana está convocada hoy más que nunca a fomentar nuevas formas de vivir y sentir la sexualidad, en correspondencia con los problemas formativos trascendentales de la sociedad actual”, apuntó el moderador del espacio, Amado Rodríguez Iglesias, profesor de la Facultad de Comunicación (Fcom), de la Universidad de La Habana.
Para el especialista, la sexualidad es una dimensión psicológica de la personalidad, pues el ser humano piensa y se desarrolla como un ser sexual a lo largo de la vida, desde el nacimiento hasta la muerte, y ello se expresa en todas sus dimensiones existenciales.
“Incluye el conocimiento del cuerpo y nuestra relación con este, lazos afectivos y el amor, el sexo, el género, la identidad de género, la intimidad sexual y la reproducción”, elementos que, en su opinión, ratifican la importancia de que la EIS tenga entonces un enfoque humanista, crítico; que sea participativa, alternativa y desarrolladora, y tenga en cuenta la pedagogía de la diversidad.
Sin embargo, como expuso el pedagogo José Manuel Reyes Pérez, se dan fenómenos como que las instituciones educativas tienen bibliografía básica que hace referencia a estos temas, pero los docentes las desconocen o no saben cómo utilizarla.
Además, aun cuando los asuntos vinculados a la sexualidad son atractivos para los escolares, los encargados de impartirlos no los dominan o no se sienten en capacidad de asumir roles libres de estereotipos, añadió Reyes Pérez.
“No solamente podemos dejar esta responsabilidad a la escuela, también debe involucrarse la familia y la comunidad en esa formación de valores morales, éticos, cívicos”, agregó Reyes Pérez en su intervención, y ejemplificó que los niños muchas veces escuchan música que para nada ayuda al desarrollo integral de la sexualidad, pues reproducen estereotipos que de alguna manera la familia “legaliza” al permitir dicho consumo cultural.
A esos escenarios se refirió el también profesor Arledis Díaz Pupo, quien abordó la labor de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona, en función de formar a sus egresados para asumir, no solo la labor educativa en la escuela, sino aportar a la comunidad y la familia.
En particular, aludió al servicio de orientación educativa, que funciona para toda la universidad y las comunidades, donde trabajan temas como la educación integral de la sexualidad y la violencia. Además, acotó, estimulan la creación de grupos científicos estudiantiles para abordar diversas temáticas, donde se incluye la EIS, e impulsan la maestría de Género y Educación de la Sexualidad.
Una resolución y otras deudas
“Tenemos como principal reto la implementación eficaz y eficiente de la resolución del ministerio de Educación sobre la Educación Integral de la Sexualidad. La escuela tiene ese encargo social y de transformar a las familias y la sociedad, a partir de la sensibilización”, significó Reyes Pérez.
La puesta en práctica de dicha disposición ha quedado aplazada, en medio de reajustes curriculares a los que obligó la pandemia y el debate social generado respecto a este tema, movido por la transformación en el ordenamiento jurídico de la nación caribeña en leyes como el Código de las Familias o la aprobación de una Estrategia Integral para la prevención de la violencia.
“Seguimos montados en un esquema binario para explicar los asuntos que tienen que ver con la sexualidad y el género”, comentó, y acotó que ese desconocimiento de la EIS impacta en el bienestar, en la salud colectiva y limita las miradas de las investigaciones en cuanto a esas realidades. Asimismo, aseguró, para implementar en el país todo lo avanzado en materia legislativa se requiere colocar la EIS como una prioridad.
La doctora Daisy Ferrera, profesora principal de Psicología de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona, abordó las deficiencias persistentes en el modo de comunicar estos asuntos, como la poca capacidad de convencimiento, el uso de lenguaje peyorativo, la falta de empatía y de autocontrol emocional.
“Esta no es una tarea solo de los pedagogos. El tema de la salud integral de la adolescencia es un asunto también de salud pública, el médico tiene que estar capacitado y, en su conjunto, el sistema de salud”, valoró, por su parte, el ginecólogo pediatra Jesús José Concepción López.
El especialista ejemplificó que el embarazo precoz es una consecuencia de una mala educación en salud y de educación sexual, como lo son igualmente el comienzo cada vez más en edades tempranas de las relaciones sexuales y el aumento de las parejas sexuales.
“Hoy estamos en un momento de hablar, educar, socializar, desde la pluralidad, la diversidad, y todavía el Ministerio y los profesionales de la educación que se encuentran en cualquier sitio necesitan desmontar esas prácticas que siguen siendo multiplicadoras de sesgos y prejuicios”, subrayó Miriam Rodríguez.