Autor: Juliette I. Fernández Estrada.
Artículo publicado en CD Caudales 2008, Ed. Ciencias Sociales – CIPS, ISBN 959-06-1157-5, La Habana.
Aunque poco profundizado desde las investigaciones, el vínculo entre protestantismo y migración en Cuba tiene un carácter orgánico. Desde sus orígenes se puede afirmar que esta diversa expresión religiosa es fruto, en gran medida, de la empresa misionera norteamericana.
Las iglesias protestantes comienzan a establecerse en Cuba a fines del siglo XIX y con creciente masividad después de 1898. Pero las primeras congregaciones protestantes datan históricamente del período entre las dos guerras de independencia, cuando los llamados “misioneros patriotas” – predicadores cubanos que provenían de iglesias norteamericanas con membresía de emigrados políticos criollos, y vinculados directamente al movimiento independentista y al Partido Revolucionario Cubano – insertaron en su discurso evangelizador un contenido patriótico. A pesar de que esta tendencia se vio frustrada a partir de 1898, algunos creyentes sienten que su herencia perdura hasta la actualidad como la tradición de no contradicción entre ser cristiano y participar en un movimiento de liberación nacional.
Con la intervención norteamericana de 1898 hicieron entrada en Cuba las Juntas Misioneras Domésticas, que atendían al país como si fuera territorio norteamericano. Los pastores patriotas y su ideología genuinamente nacionalista fueron desplazados por misioneros norteamericanos. En la base de la motivación misionera subyacían presupuestos ideológicos que se insertaban en la Doctrina Monroe y la del Destino Manifiesto, de modo que el protestantismo asumió un papel ideológica y culturalmente importante en el dominio y expansión de EE.UU. sobre Cuba.