Tomado de: www.ipscuba.net
Foto: Archivo IPS Cuba
La necesidad de impulsar desde la academia, la investigación, el activismo y la sociedad civil la implementación del Programa Nacional contra el racismo y la discriminación racial centró los análisis de un taller en la sede de la Asociación Cubana de las Naciones Unidas, en esta capital.
La iniciativa se realizó a propósito del Día Internacional por la eliminación de la discriminación racial (21 de marzo) y en el contexto del Decenio Internacional de las personas afrodescendientes (2015-2024).
En la organización del panel sobre retos y desafíos de la implementación del Programa Nacional contra el racismo y la discriminación racial colaboraron la Articulación Afrofeminista cubana y la Red regional de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora.
Asistieron al encuentro Geydis Fundora, profesora e investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales; Rosaida Ochoa, co-coordinadora de la Red, y Fernando Rojas, asesor del ministro de Cultura.
Mirar en lo profundo
Según valoró Fundora, entre los avances del programa se encuentran los diagnósticos territoriales y la creación del observatorio Color Cubano, sin embargo, los resultados no son públicos, lo que ayudaría a la toma de decisiones.
Estudios de ONU Mujeres de 2022, dijo, arrojaron que cerca del 20 % de las encuestadas internacionalmente admitían que la sobrecarga de cuidados afectaba su participación laboral y la oportunidad de estudios. Por su parte, el 33 % declaró dificultades para acceder a los servicios.
Los resultados parciales de una encuesta en curso en La Habana revelaron que el 50 % de las mujeres señaló como sus mayores problemas la escasez de alimentos, la contaminación ambiental y el mal estado constructivo de las viviendas. Asimismo, reconocieron diferencias en la percepción de estos asuntos respecto a los hombres.
La profesora mencionó otro estudio sobre las brechas, el cual demostró un déficit considerable para acceder a la canasta básica ampliada para una alimentación correcta. Según dijo, otra investigación en tres provincias, sobre el costo de la vida, indicó que para una canasta que incluya además aseo, pago de servicio, anticonceptivos, transporte, medicamentos, ropa y calzado, una familia de cuatro personas, incluidos dos niños, necesitaría al mes entre 45 000 y 54 000 pesos cubanos para pagar los precios de mercado.
Al respecto, valoró Fundora: “qué significaría este panorama para las personas afrodescendientes, cuyos puntos de partida antes de esta crisis ya eran desfavorables”.
Diferencias por color de la piel
Ochoa se refirió a resultados de algunas investigaciones, entre ellas, la Encuesta Nacional de Salud de 2019, que con una muestra de 14 339 personas –el doble de la precedente, de 1914–, de todo el país incluyó variables exploradas por primera vez, donde se evidenciaron diferencias por color de la piel.
En el caso del consumo de bebidas alcohólicas, aunque de 2010 al 2019 se redujo de manera general en toda la población, es superior en las personas negras y mulatas.
Otro estudio sobre las diferencias en las tasas de mortalidad (por 100 000) de residentes femeninas en el municipio La Habana Vieja en 2019, según su edad y color de piel, arrojó que fueron más elevadas en las mujeres negras.
En la etapa estudiada no fallecieron mujeres blancas menores de 40 años y sí cuatro mujeres negras y mestizas (muerte materna, sida, neumonía y tumores malignos), apuntó Ochoa, quien analizó los impactos de los estereotipos y la invisibilización de la salud mental de las mujeres negras.
De acuerdo con la activista, constituye un reto superar la desventaja de la población no blanca en cuanto a mortalidad, conductas de riesgo y la sobrerrepresentación de adolescentes con fecundidad temprana.
Las proyecciones, destacó, se relacionan con la educación, la generación de investigaciones cuantitativas y cualitativas, que incluyan la variable color de la piel en las estadísticas de salud, políticas públicas, formación de activistas sociales y apoyo técnico a proyectos comunitarios, además de transversalizar en ellos estos temas.
La co-coordinadora de la Red regional de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora señaló que las principales disparidades de salud encontradas en segmentos de población blanca, mulata y negra son modificables a partir de un efectivo trabajo de prevención y promoción de salud desde el primer nivel de atención.
Activismo y emprendimiento
Para exponer acerca de proyectos comunitarios que promueven la no discriminación y el apoyo a personas en situación de vulnerabilidad social y económica y la defensa del cabello negro y la identidad intervinieron en el panel, respectivamente, Argelia Fellové, del proyecto Afrodiverso, y Yadira Rachel Vargas, de la iniciativa Rizo libre.
Afrodiverso, con carácter itinerante, realiza acciones para diferentes grupos etarios y promueve el arte del transformismo masculino, mientras que Rizo libre, desarrolla juegos y publica libros, entre ellos Cuba; juegos de libertad, Historias de Afroestima, Mi cabello rizado, de Vargas, “para conocer la belleza y la libertad de amarte como eres”. (2024)