Recursos y prácticas para una transformación popular y antirracista

El encuentro «Encuentro Mujer y Género Clara Rodés in memoriam» rinde homenaje a la reconocida pastora cubana, quien fuera de las primeras mujeres ordenadas al pastorado por la Fraternidad de Iglesias Bautistas de Cuba (Fibac).

Tomado de: www.redsemlac-cuba.net
Por: Lirians Gordillo Piña

Personas de fe, educadoras y educadores populares en Cuba reconocen que las comunidades religiosas y el barrio han sido históricamente espacios de resistencia y transformación. Allí toman cuerpo el acompañamiento y la participación a través de herramientas diversas.

¿Cómo hacer de nuestras comunidades de fe espacio libres de discriminación? fue una de las interrogantes presente en las sesiones del «Encuentro Mujer y Género Clara Rodés in memoriam», realizado en La Habana del 13 al 17 de enero y dedicado, en esta edición, al antirracismo y la justicia de género.

Con la participación de integrantes de la Red Ecuménica Fe por Cuba y la Red de Educadores y Educadoras Populares, que acompaña el Centro Martin Luther King (CMLK), los análisis apostaron por una mirada interseccional que permitió identificar la complicidad entre los distintos sistemas de opresión: racismo, colonialismo, capitalismo y patriarcado, esencialmente.

Estos sistemas de dominación acentúan otras formas de discriminación que terminan silenciando a personas y grupos sociales que quedan más allá de los márgenes sociales, coincidieron participantes del taller.

Organizado por el CMLK, en las sesiones de trabajo se identificaron expresiones del racismo en el país y la existencia de grupos y personas discriminadas, a la vez que se sistematizó un amplio repertorio de herramientas para el trabajo comunitario y antirracista.

Ante la pregunta ¿cuáles son los grupos silenciados en nuestras comunidades? Idaliana Aleaga Antúnez y Juana Luisa Medina Santos rescataron grupos que han sido preteridos y con los cuales es importante trabajar.

“Muchas veces tenemos miedo y no sabemos cómo llegarles, pero son personas con talentos y capacidades especiales”, afirmó Medina Santos, refiriéndose a las infancias y adolescencias que viven con discapacidad intelectual.

Santos es integrante de la Red Fe por Cuba y especialista del Centro Kairós, una institución ecuménica radicada en la provincia Matanzas, a 102 kilómetros de La Habana, que se especializa en la liturgia, las artes y el servicio social.

Su trabajo con infancias le ha demostrado que la inclusión, la paciencia y la empatía son valores fundamentales con un impacto positivo en la vida de niñas, niños, adolescentes y jóvenes de la comunidad.

Esa práctica también la defiende Aleaga Antúnez, psicóloga de profesión y especialista del Centro Cristiano Lavastida en Santiago de Cuba, a 761 kilómetros de La Habana.

A ella le preocupa la participación e inclusión de las personas mayores, de quienes viven con algún tipo de enfermedad mental o aquellos que, por tener una expresión de género no binaria, no son escuchados en sus comunidades, ya sean de fe o los territorios.

Las mujeres en situación de violencia se suman a ese grupo de seres humanos en quienes las discriminaciones hacen diana y muchas veces se intersectan haciendo aún más difícil la sobrevivencia.

Durante el encuentro se compartieron otras herramientas que desde la práctica han sido eficaces. A la escucha activa y la sensibilidad se suma conocer bien las características de las poblaciones y sus necesidades.

El respeto por una realidad que no siempre se comparte marca la diferencia y es esencial para la movilización. Lo sabe Yuliet Velázquez Deliz, de la Red de Educadores y Educadoras Populares en la provincia Guantánamo, a 813 kilómetros de La Habana. Ella reside en el municipio de El Salvador, perteneciente a esa oriental provincia, y forma parte de un grupo que trabaja en la comunidad rural Guayacán.

“No llegamos a imponer, como personas intrusas. Poco a poco nos ganamos la confianza de la comunidad; lo primero fue escuchar sus necesidades, saber cuáles eran sus problemas, identificar a las lideresas y líderes que podían impulsar el trabajo y a partir de ahí comenzar a andar. Hemos podido ver la transformación de la comunidad y de las personas”, comentó Velázquez Deliz a SEMlac.

“Antes solo podían ver los problemas que les afectaban y a través de las quejas tramitaban con las autoridades sus necesidades; hoy son capaces de proponer soluciones y asumirlas con protagonismo”, reconoce esta educadora popular como uno de los logros más importante del trabajo en Guayacán.

Tener el coraje de dar el primer paso para enfrentar estereotipos, mentalidades conservadoras y diferentes poderes son aprendizajes que se suman a la necesidad de constituir redes de apoyo; buscar y establecer alianzas; conocer las leyes y programas que amparan a las personas y fomentar espacios para la sensibilización y educación popular.

En el ámbito religioso y ecuménico, y fuera de él, la lectura popular de la Biblia se constituye como un camino para la emancipación. Así lo cree la pastora Izzet Samá, coordinadora ejecutiva del CMLK e integrante del equipo de facilitación del Encuentro Mujer y Género este año.

“La propuesta ética del cristianismo es de liberación y no de dominación; en ese sentido la interpretación bíblica tiene que iluminar la vida para vivirla con la ética cristiana que implica derecho, justicia, liberación, amor y la oportunidad que tenemos todas y todos de vivir en plenitud, eso es lo que propone Jesús de Nazaret”, afirmó Samá.

Yuliet Teresa Parejocomunicadora popular feminista, considera vital reconstruir desde las bases el sujeto histórico silenciado por el racismo, el patriarcado, la heteronormatividad, el capitalismo y el colonialismo.

Para ello, pondera a la comunicación como algo estratégico pues tiene la responsabilidad y la posibilidad de amplificar las voces individuales y colectivas, puede movilizar y educar a través de la información y formas lúdicas.

Reconocer la tradición histórica y abrazar las experiencias actuales también forma parte de esa reconstrucción de un legado muchas veces fragmentado y silenciado. Un panel conformado por la investigadora Daysi Rubiera, la activista y promotora cultural Diarenis Calderón y la teóloga Sarahi García Gómez dejó ver claves esenciales en lo largo de la lucha antirracista en la nación del Caribe.

Rubiera rememoró sublevaciones, alzamientos, artículos de prensa, asociaciones, políticas de gobierno, investigaciones y activismo ciudadano que se han conformado como herramientas para la lucha, la educación y la transformación social desde el siglo XIX hasta la actualidad.

La reconocida investigadora y afrofeminista cubana subrayó que hoy el quehacer de proyectos, redes, espacios digitales e iniciativas comunitarias en Cuba se distingue por un protagonismo de las mujeres y el activismo afrofeminista.

«Actualmente la lucha continúa, porque la discriminación racial está presente, más sofisticada y enmascarada, pero presente», alertó Rubiera.

Por su parte, la curadora de arte Diarenis Calderón puso el acento sobre el trabajo comunitario y el arte como herramientas para la recuperación de la cultura ancestral y la educación de las nuevas generaciones.

Sarahi García Gómez, presbítera gobernante de la Iglesia Presbiteriana Reformada en Cárdenas, agregó la educación popular como una experiencia que marcó su despertar antirracista y que le ha permitido reconstruir su identidad como mujer negra cubana y cristiana, dejando un mensaje potente.

«El discurso y la práctica colonizadora no nos dignifican, siempre nos excluyen. Poder contar nuestro nombre y nuestra historia es esencial para el despertar», concluyó García Gómez.