Autor: Ileana Hodge Limonta
Buscar y aproximarse a las raíces ancestrales africanas constituyó una necesidad, hasta cierto punto, satisfecha por algunos africanos y sus descendientes exesclavos, tanto cubanos como brasileños que retornaron a su tierra madre, aun en la época colonial. Sin embargo, ya más recientemente, desde África Occidental, específicamente de Nigeria, llegaron iniciativas de contactos, que tuvieron como objetivo estrechar relaciones religiosas, a partir de la recreación de las creencias y prácticas religiosas que se crearon en esta parte del continente, utilizando como mediadora la cultura yoruba. Cultura religiosa que a fuerza de imposición se hizo itinerante y a voluntad de sus representantes contemporáneos, aquellos iniciados en sus cultos ancestrales, hoy traspasa las fronteras de muchos países para situarse en ellos como heredera de las tradiciones religiosas propias de Cuba, Brasil o Haití, porque son naciones que constituyen fieles exponentes de dicha religiosidad afro en América Latina. Tomando como referencia Brasil, específicamente en ocasión del II Congreso Mundial de las Tradiciones Yoruba y la Cultura, celebrado en Salvador de Bahía en julio de 1983, nuestro objetivo es analizar las diferentes rutas de acción que significaron una aproximación al viejo continente negro, por los efectos renovadores que ocasionó en los iniciados ver, oír e sentir la emoción de compartir con auténticos sacerdotes africanos.