Santería, migración y procesos transnacionales.

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Autor: Ana Celia Perera Pintado.
Artículo publicado en CD Caudales 2006, Editorial de Ciencias Sociales – CIPS, ISBN 959-06-0893-0, La Habana.

Lucha identitaria
Como es conocido después del triunfo de la Revolución en 1959 se produjo un incremento de la migración cubana hacia Estados Unidos, en particular hacia el Sur de La Florida y fundamentalmente hacia la ciudad de Miami, la cual por diferentes factores políticos, geográficos y económicos se convirtió en su principal centro receptor3 y concentrador. En 1960 el censo reportaba la presencia en dicha ciudad de un 81% de no latinos, un 15 % de negros y un 4% de latinos (según la terminología utilizada). Sin embargo, esta realidad cambió con el arribo de las distintas oleadas migratorias cubanas y el posterior incremento desde la década del 80 de emigrados procedentes de otros países de América Latina, quienes al huir de la crisis socioeconómica y política de la región se instalaban en la ciudad atraídos por el supuesto “éxito cubano” y el favorable contexto sociocultural. En la actualidad más del 60% de la población es latina, encontrándose entre las diez ciudades con más personas de este origen (U.S. Census Bureau, 2001).

Diferentes factores han confluido para hacer de Miami un espacio relevante en la lucha por la conservación de lo “cubano” más allá de las fronteras de la Isla. Tradiciones, costumbres y aspectos de la cultura cubana en general han sido reconstruidos en ese contexto como vía de preservación, continuidad y sentido de pertenencia a una comunidad que, consciente o inconscientemente, se ha propuesto no perder sus raíces. En esta dinámica de ruptura, conservación, modificación, incorporación y abandono, donde se confrontan valores, representaciones y tradiciones con los nuevos modelos socioculturales, las creencias y prácticas religiosas de los emigrados han tenido una connotación especial.

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