Tan cercanas como la pandemia lo permite

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Por: Lirians Gordillo Piña
Tomado de: www.mujeres.co.cu

Cada semana se mantiene esa llamada o contacto vía WhatsApp y mientras pasan los días, la distancia que impone la tecnología se va acortando.

De un lado del teléfono pregunta y escucha una especialista que acompaña y brinda orientación psicológica, del otro lado de la línea o de la red social responde una adulta mayor para quien la llamada empieza a ser necesaria y habitual.

Acompáñame es el nombre de esta iniciativa surgida a raíz de la covid-19, cuyo fin es ofrecer orientación psicológica y apoyo social a un grupo de adultas mayores de la capital. Aprovechar las tecnologías de la comunicación y las redes sociales ha sido una característica de este proyecto, que comparte con otras experiencias surgidas en tiempos de pandemia.

Promovido por el Grupo de Estudio sobre Familia del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociales (CIPS) el servicio también incluye a profesionales de otras instituciones como la Universidad de La Habana, el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) y el Instituto Finlay de Vacunas. Participan siete psicólogas (entre ellas una estudiante de 5to año de la licenciatura en Psicología) quienes acompañan a 18 adultas mayores de la capital cuyas edades oscilan entre los 63 y 90 años de edad.

Para las profesionales que por más de tres meses han sostenido el servicio de orientación psicológica, la experiencia ha traído retos, aprendizajes y satisfacciones. Un encuentro vía online reunió al grupo de especialistas para hacer balance del proyecto.

“Un reto ha sido brindar orientación psicológica sobre el manejo de los malestares y las emociones en casos en los que existe tristeza y desesperanza asociados sobre todo a problemas familiares anteriores, ahora unidos a la situación de la Covid-19. El manejo de estas situaciones ha sido más difícil porque sabemos que a través de la vía telefónica no se pueden aprovechar todas las herramientas psicológicas para el apoyo a estas personas”, dijo durante el encuentro online la psicóloga del CIPS Odalys González Collazo.

Otros desafíos compartidos por las psicólogas fueron la preparación que exige el acompañamiento, el ajuste para el intercambio telefónico de técnicas y procedimientos concebidos para el encuentro cara a cara, ofrecer recursos y manejar estados emocionales complejos y problemáticas que antecedían a la pandemia.

Dianela Milán Ricketts, profesora de la Facultad de Psicología, también identificó como un reto común, la imposibilidad de ofrecer el servicio cara a cara.

“Nunca fue tan cierto aquello de que la palabra es la principal herramienta de la Psicología. También el que se trate de personas mayores, impone desafíos en el acercamiento, considerando la juventud de muchas de nosotras”, agregó Milán Ricketts.

Además de tratar los estados de ánimo, temores y sentimientos provocados por el aislamiento social las especialistas han tenido en cuenta dinámicas familiares previas, antecedentes personales de las adultas mayores y enfermedades crónicas no transmisibles como la hipertensión arterial, diabetes mellitus, asma bronquial, cardiopatía isquémica, trastornos psiquiátricos de base, deterioro cognitivo, demencia, artrosis, entre otras.

Entre los motivos para acudir al servicio identificaron: la necesidad de acompañamiento psicológico durante el aislamiento social, la intensificación de síntomas psicológicos que impiden el sano desenvolvimiento de las personas mayores, el afrontamiento no saludable de acontecimientos vitales y familiares y la descompensación de enfermedades psiquiátricas de base.

Desde Acompáñame se defiende un enfoque de validismo y autonomía en las personas mayores alejado de concepciones que las privan de independencia y participación.

Durante las sesiones telefónicas se comparten recursos para manejar la incertidumbre, el temor, el estrés y presiones que genera ser una adulta mayor al cuidado de otra persona de la tercera edad. Se incluyen sistemáticamente temas como el autocuidado, la búsqueda activa de alternativas y soluciones a los problemas que presentan, la orientación de ejercicios para estimular los procesos cognitivos y el reforzamiento positivo de cambios en el comportamiento y las emociones.

“La principal satisfacción ha sido la evolución y avances que he visto en los estilos de vida y la manera en que afrontan las situaciones que se les presentan.  También nos reconfortan las frases de agradecimiento que estimulan el trabajo”, comenta Yanel Marenza Paret.

Además de los beneficios en las vidas de las adultas mayores que participan en Acompáñame, los beneficios se extienden a la comunidad.

“Este servicio ha demostrado su capacidad para el fortalecimiento de las redes a nivel comunitario. Estamos promoviendo un tejido social en la comunidad, antes disperso y ahora enfocado en las adultas y adultos mayores. Nuestra apuesta es fomentar capacidades para el cambio en las adultas mayores. Tiene que ponerse de moda un enfoque alternativo al lenguaje de la dependencia de la adulta y el adulto mayor”, afirmó Rosa Campoalegre, investigadora y coordinadora del Grupo de Estudio sobre Familia del CIPS.