Tomado de: www.redsemlac-cuba.net
Por: Dixie Edith
Foto: SEMlac Cuba
Cómo perciben jóvenes y adolescentes la violencia de género, los caminos para atenderla y la importancia de denunciarla son preocupaciones actuales de estudiantes y docentes en el ámbito universitario de la capital cubana.
«En las investigaciones que hemos realizado con jóvenes y adolescentes, la temática más mencionada ha sido la violencia”, indicó Raida Semanat Trutié, del Centro de Estudios sobre la Juventud (Cesj).
“Eso se debe a que el problema está ahí, pero los enfoques aplicados hasta ahora no han aportado todas las respuestas», comentó la socióloga al intervenir en el panel “Violencia de género en espacios universitarios: miradas y desafíos”, el 29 de noviembre, en la Facultad de Comunicación (Fcom) de la Universidad de La Habana.
La presencia de todo tipo de maltratos, más marcados sobre las muchachas; el reconocimiento de la existencia de modelos patriarcales en las familias y la desigual distribución de roles en detrimento de las mujeres fueron realidades constatadas por una investigación sobre percepción social de la violencia en adolescentes y jóvenes.
«El modelo patriarcal influye de forma directa en las pautas de comportamiento que promueven situaciones de violencia, desde una jerarquía inamovible y marcada por roles de poder opresivos sobre las mujeres”, argumentó la socióloga, una de las autoras del estudio.
La pesquisa, aún en fase de procesamiento, incluyó a estudiantes de la Universidad de La Habana, la tecnológica José Antonio Echevarría, la de Cultura Física y Deportes y la pedagógica Enroque José Varona.
Entre otros resultados constató también la presencia, en entornos escolares, de desigualdades de poder que generan violencias y de homofobia y transfobia; así como el uso de la violencia como método educativo y “una muy baja tolerancia a la frustración, que genera respuestas airadas”, explicó Semanat Trutié.
Una indagación similar desarrollada en la propia Fcom, confirmó el conocimiento de las formas física, sexual y psicológica de la violencia, pero también de la ciberviolencia, el bullying o acoso escolar y la violencia económica, detalló la psicóloga Miriam Rodríguez Ojeda, profesora del departamento de Periodismo.
Ambas investigaciones identifican a las mujeres y personas con identidades y sexualidades no heteronormativas como las víctimas fundamentales.
Son “la familia y la escuela” los ámbitos fundamentales donde se reproduce la violencia, aunque las personas entrevistadas “no reconocen que la universidad sea un sitio con manifestaciones de violencia basada en género”, apuntó Rodríguez Ojeda
Igualmente, prevalecen “estereotipos relacionados con los celos y el acompañamiento que necesitan las mujeres para no salir solas o de noche”, agregó la sicóloga.
Las entrevistas realizadas en Fcom apuntan, en general, a un bajo conocimiento de “espacios o servicios a donde dirigirse para recibir orientación o ayuda” y a la urgencia de “procesos de educación y formación para prevenir la violencia de género”, comentó Rodríguez Ojeda.
Ganar en cultura jurídica, asunto impostergable
¿A dónde acudir a denunciar y qué hacer cuando la denuncia termina sin respuesta por parte de las instituciones encargadas de recibirla y procesarla? Esa fue una interrogante repetida durante el encuentro, pues no abundan esos espacios y los que hay no se conocen suficientemente.
Para la jurista Arlín Pérez Duharte, profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, es impostergable ganar en cultura jurídica en todos los espacios de la sociedad, incluso “entre quienes tienen que aplicar las leyes”.
“No todo lo que es violencia entra en el campo del Derecho penal, a no ser que resulte en lesiones físicas o psicológicas que requieren tratamiento médico”, reflexionó la jurista, experta en derecho penal.
“Pero si yo llego a denunciar una lesión que no lleva tratamiento médico, pero que tiene detrás una historia de ser víctima de violencia de género, sí lleva tratamiento penal. Eso hay que conocerlo”, precisó.
Pérez Duharte explicó que el Código Penal vigente amplió considerablemente los delitos, con una mirada particular a la violencia de género.
En general, esta nueva norma penal recogió 36 modificaciones relacionadas con la violencia de género, transversales a todas las figuras delictivas, y como novedad otorga mayor visibilidad y protección a las víctimas, apuntó.
“La violencia de género ya no tiene que ser inferida o interpretada por el operador jurídico, sino que está plasmada en la letra de la ley”, insistió.
Pérez Duharte llamó la atención sobre un nuevo delito incluido en el Código Penal, que consideró “muy pensado para el ambiente universitario”.
Ofender con malas palabras, divulgar información que lastime la imagen o la identidad de las personas, incluso en las redes sociales, ahora entra dentro de esos “delitos contra el honor”, que incluyen actos contra la intimidad personal, familiar, la imagen y los datos personales, enumeró la penalista.
“Eso quiere decir que, si yo hago un selfie y detrás, en segundo plano, hay personas besándose, luego publico la foto sin permiso y eso genera un daño para esas personas, puedo ser denunciada y recibir una sanción, cuando menos civil”, expuso como ejemplo.
Para Pérez Duharte, conocer las leyes y denunciar los hechos de maltrato son esenciales para poder echar a andar los mecanismos judiciales. “Generar una cultura de Derecho es también generar una cultura de denuncia”, insistió.
Convocado por el Instituto de Periodismo José Martí (Iipjm) y la asignatura de Género, Inclusión y Periodismo Web de Fcom, el encuentro fue parte de los 16 Días de Activismo por la No Violencia contra las Mujeres y las Niñas y contó con el apoyo de Oxfam y la Embajada de Francia en La Habana.