Violencia en el noviazgo, las primeras señales

Todavía son pocas las investigaciones que indagan sobre las diversas expresiones de la violencia machista durante el noviazgo.

Tomao de: www.redsemlac-cuba.net
Foto: SEMlac Cuba

 “Al principio sentía que estaba muy enamorado de mí, que se preocupaba mucho y quería protegerme, estar siempre conmigo”, cuenta a SEMlac una joven que prefiere dar solo su testimonio, sin identificarse.

“Lo que yo no sabía era que detrás de su atención, sus detalles, sus palabras bonitas, que para mí eran algo completamente nuevo, había una dinámica que no entendía”, relata.

“Pero luego esa dependencia me fue asfixiando. Me llamaba todo el tiempo, pedía mi ubicación, tenía que avisarle para dónde iba, no podía moverme sin decirle. Perdí mi independencia, me sentí atrapada. Mientras más juntos estábamos, más me iba alejando de mis amigas”, reconoce.

“Llegó un momento en que criticaba mi ropa y me decía cómo debía vestirme. Empecé a sentirme mal, agotada mentalmente y maltratada, porque me exigía cosas que yo no quería darle”, cuenta la joven a SEMlac.

Así describe un noviazgo que primero disfrutó y solo después entendió que “era más control y violencia que amor”. No obstante, advierte, “es difícil cuando te enamoras y entras en esa dinámica sin darte cuenta. Llegas a confundirte”, sostiene. 

Llamadas reiteradas, celos repentinos, prohibiciones, exigencias de todo tipo, control de llamadas y tiempo con otras personas, actitudes posesivas e intensas y reclamos por poca atención son algunas de las variantes más frecuentes y poco reconocidas de la violencia en el noviazgo.

Es en la adolescencia, cuando se establecen las primeras relaciones amorosas, que aparecen las señales iniciales de violencia en la pareja, aunque no siempre son identificadas ni reconocidas como tales, advierten expertos y especialistas.

Se trata de una etapa en la que, con poca experiencia, emerge la atracción, se idealiza todo, se cae fácilmente en el éxtasis, reina la pasión y toman fuerza los mitos del amor romántico, que esconden y reproducen relaciones de poder y control en la pareja.

Aún son pocas las investigaciones que indagan sobre las diversas expresiones de la violencia machista en las relaciones de pareja durante la etapa de noviazgo.

Un estudio exploratorio en la Facultad de Sociología de la Universidad de la Habana, hace ya una década, constató que esas violencias se sustentan en principios patriarcales, de acuerdo con las percepciones y vivencias de varias jóvenes de entre 18 y 22 años de edad.

Más del 75 por ciento de las entrevistadas admitió haber vivido presiones para tener su primera relación sexual en el paso o ese momento, así como hostigamiento mediante caricias no deseadas, acusaciones de infidelidad y celos.

El estudio reflejó también la presencia de violencia física o su amenaza, así como de presiones para que las muchachas vistan de una forma determinada, no ajustada a sus gustos o a la moda.

 Además, dio cuenta de otras manifestaciones de maltrato y ejercicio del poder, como decidir por ellas y controlar sus movimientos, amistades, su tiempo y las actividades que realizan.

Detrás de esos comportamientos operan resortes patriarcales, como la creencia de que las mujeres tienen el deber de satisfacer los deseos sexuales de sus parejas y serles fieles, que ellas les pertenecen y les deben obediencia.

“La incidencia de los estereotipos de género es evidente, de modo que las mujeres siguen estando en una posición de desventaja social respecto a los hombres, quienes las ponen generalmente en posición de víctimas”, comentó en un artículo la socióloga Magela Romero, una de las autoras del estudio.

Para la también socióloga Laura Llanes Gómez, se trata de patrones aprendidos desde el hogar, el barrio, los grupos de amigos, con un marcado carácter machista e insertados en estructuras patriarcales que tienden a preservar las desigualdades de género.

A su modo de ver, las más preocupantes siguen siendo las violencias sutiles, que se siguen reproduciendo y tienden a ser justificadas.

“La sociedad ha naturalizado estos comportamientos hasta tal punto que se idealizan: si tu pareja no te cela, no te impide hablar con otros, no te revisa el celular, no te llama constantemente para saber dónde o con quién estás, significa que no te quiere lo suficiente”, comenta.

Esas y otras son creencias que se asumen como normales, insiste la especialista, lo mismo que los insultos u ofensas ante una discusión o un desacuerdo. “Esta es la parte más preocupante, porque muchos jóvenes y adolescentes no logran interiorizar que todas esas son formas de violencia, comportamientos no adecuados en las relaciones de noviazgo.

El informe “Rompiendo moldes”, publicado por Oxfam y Clacso en 2018 y que incluyó encuestas a más de 1.000 jóvenes de 15 a 25 años en Bolivia, Colombia, Cuba, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y República Dominicana, reveló que seis de cada 10 muchachos de entre 15 y 19 años creen que los celos son una prueba de amor.

También mostró que no pocas muchachas asumen como naturales conductas de control, prohibiciones o incluso insultos en sus relaciones.

Cuba se incluye en el grupo de países con porcentajes más altos de esas creencias entre mujeres y hombres de 15 a 19 años, cuyos imaginarios refuerzan la idea de que el amor debe vivirse en sacrificio, aguante y sometimiento, cuando en realidad perpetúan relaciones desiguales y violentas.

La investigación “Imaginarios sociales juveniles acerca de la violencia por razones de género contra las mujeres”, que realizó el Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS) y sirvió de insumo al informe de Oxfam, señala que 68 por ciento de las mujeres y 75 por ciento de los hombres sostienen que estos últimos se enojan si su pareja no quiere tener relaciones sexuales.

En opinión de la psicóloga Isachy Peña Pino, profesora de la Universidad de La Habana, en los noviazgos entre adolescentes y jóvenes, las manifestaciones de la violencia de género suelen ser las mismas que se dan en otras edades, pero con determinadas particularidades.

“La violencia psicológica en estas edades abarca sobre todo comportamientos como el control, las amenazas, las humillaciones, la manipulación y los celos como los más prevalentes”, comenta a SEMlac la especialista.

La especialista advierte que, lamentablemente, las mujeres se encuentran en una situación de mayor de vulnerabilidad, especialmente en algunas zonas del país donde son más frecuentes las relaciones que establecen las adolescentes con hombres de mayor edad.

Se trata de relaciones desiguales que constituyen un factor de riesgo grande y también las pone en situación probable de vivir violencia de género, alerta.

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