Violencias de género: Caminos para la tolerancia cero

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por:  Dixie Edith
Tomado de: www.cubadebate.cu

Siguiendo vericuetos múltiples, y prácticamente a escondidas, llegó Lianet a inicios de mayo a la Casa de Orientación de la Mujer y la Familia del barrio donde vivía. Tuvo que aprovechar el tiempo que habitualmente dedicaba a las colas del aprovisionamiento cotidiano y luego contarle al novio que “el picadillo se acabó cuando tenía tres personas por delante”.

Los moretones visibles en sus brazos y la desesperación evidente en sus ojos daban testimonio de un flagelo contra el que Cuba ha declarado tolerancia cero: la violencia de género. Para ella, las cosas se pusieron muy feas cuando su pareja aprovechó el confinamiento y le cortó las alas y las redes de apoyo de un solo plumazo.

La muchacha, estudiante universitaria, quedó varada fuera de su provincia cuando se suspendió la transportación entre territorios y sin posibilidad de refugiarse en su residencia universitaria, pues los centros docentes también cerraron. Gracias a aquella primera escapada, desde julio pudo regresar a su hogar y hoy se alista para terminar el curso 2019-2020. El novio es una historia pasada y desde entonces ha tenido acompañamiento psicológico por múltiples vías. Aún le cuesta hacer el cuento.

En los próximos meses, mujeres como Lianet contarán con una línea telefónica especializada para solicitar orientación y apoyo psicológico si viven situaciones de violencia de género, una manera más rápida y accesible de pedir ayuda cuando se viven situaciones límites de esta naturaleza.

La Línea 103, primero antidroga y luego habilitada para atender demandas diversas de la población vinculadas al aislamiento por la COVID-19, ampliará sus servicios para responder a denuncias de violencias de género y de otros maltratos que ocurren en el escenario familiar, ha explicado a la prensa la doctora Clotilde Proveyer, socióloga y coordinadora del equipo asesor del grupo nacional de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) para la atención a esta problemática social.

Imagen: Equipo asesor del grupo nacional de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) para la atención a esta problemática social.

En la base de la propuesta se encuentran las experiencias metodológicas y prácticas de un equipo de trabajo de la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos, a unos 230 kilómetros de La Habana. Bajo la coordinación de la psicóloga Laura Magda López Angulo, ha brindado apoyo psicológico muy efectivo desde la distancia a muchas personas durante la pandemia.

La decisión no es fortuita. Según la Encuesta Nacional de Igualdad de Género de 2016, el 26,7 por ciento de las mujeres entre 15 y 74 años declararon haber sido víctimas de violencia en el contexto de sus relaciones de pareja, en los últimos 12 meses. Mientras, el 39,6 por ciento de las mujeres encuestadas expresaron haber sufrido violencia en sus relaciones de pareja en algún otro momento de su vida.

En 2019, en tanto, el Informe Nacional Voluntario de Cuba sobre la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible reportó, por primera vez, la tasa de femicidios ocurridos en 2016, cuyo valor fue de 0,99 por cada 100.000 mujeres de 15 años y más.

Varios puntos a favor tiene este anuncio. El primero, que la línea telefónica no será una iniciativa aislada, sino parte de la Estrategia Integral para la Prevención, Atención a las Víctimas y Enfrentamiento a la violencia de género. Si bien brindará la primera ayuda psicosocial -y se convertirá en puerta de entrada de denuncias y reclamos de orientación-, se está estructurando como un sistema bien articulado para la derivación a otros servicios esenciales del sistema de protección, como los policiales, jurídicos o de salud.

Según coinciden las especialistas del equipo coordinado por Proveyer, la respuesta a las violencias de género debe articular la participación integrada e integral de diferentes actores: gubernamentales e institucionales y de la  sociedad civil, para garantizar la disponibilidad, de forma ininterrumpida, de un conjunto de servicios básicos.

Para esta socióloga el paso es muy importante, pues urge activar redes de apoyo en la sociedad para garantizar que las víctimas de violencia puedan recibir el acompañamiento necesario.

A su juicio, los meses de aislamiento debido a la pandemia han agudizado el impacto de las violencias, justamente porque se rompen las redes sociales en las que las personas están insertadas habitualmente y son condiciones propicias que usa el maltratador para ampliar el control sobre las víctimas. La historia de Lianet lo confirma.

Con ella coincide la jurista y también doctora en ciencias Yamila González Ferrer, que precia la posibilidad de la línea de “interconectar servicios que habitualmente se han brindado”, pero de manera dispersa.

Un reciente encuentro entre la FMC y la Comisión de atención a la niñez, la juventud y la igualdad de derechos de la mujer del Parlamento cubano, aportó otros elementos sobre la bienvenida articulación.

Osmayda Hernández Beleño, integrante del Secretariado Nacional de la FMC, habló del fortalecimiento de alianzas con instituciones y organizaciones como la Universidad de La Habana, el Centro de Estudios de la Mujer, el Centro de Estudios de la Juventud, los Centros de Salud Mental, el Centro Nacional de Educación Sexual, la Unión Nacional de Juristas, el Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero y diferentes agencias de cooperación, que han permitido avanzar en la atención a la violencia en todas sus manifestaciones.

“La FMC cuenta con un plan de Prevención y enfrentamiento a la trata de personas y atención a sus víctimas que tiene sus influencias hasta nivel comunitario”, apuntó, según la cobertura de la revista Mujeres.

De acuerdo con una publicación del propio sitio del Parlamento, el Ministerio del Interior avanza en el diseño de un método para procesar con mayor rapidez y oportunidad las denuncias por violencia de género pues, aunque existen procedimientos estándares, estos casos requieren una atención diferente y demandan incrementar la capacitación de las fuerzas del orden encargadas.

Igualmente, se trabaja en la capacitación del personal vinculado al ejercicio de las leyes, para poder aprovechar las herramientas jurídicas que hoy existen para sancionar estos delitos.

Según Teresa Amarelle, Secretaria General de la FMC, no se puede tratar este tipo de violencia como una indisciplina social más, porque sería restarle importancia.

Otra virtud de la iniciativa es que nacerá acompañada de procesos de formación en temas de género.

“No incluir esta perspectiva trae aparejado el riesgo de seguir enmarcando el problema como propio del ámbito privado o familiar, el cual deberá ser solucionado dentro de los límites de la intimidad, sin visualizar su dimensión social ni cuestionar el contexto de la ideología patriarcal”, detalló Proveyer en su artículo “La atención a la violencia contra las mujeres. Reflexiones conceptuales sobre experiencias de atención- prevención”.

En paralelo, urge desnaturalizar la violencia de género en la cultura, eliminar mitos que la sostienen y dotar a las personas de herramientas para detectar y reconocer el maltrato en cualquiera de sus expresiones.

En ese camino, ya está casi a punto una Guía que propone un conjunto de herramientas teóricas, metodológicas y prácticas para orientar los servicios de la Línea 103. Además, un conjunto de cápsulas audiovisuales apoyarán la capacitación a todo el personal vinculado a los servicios.

Muy pronto se estará publicando el mapa de los servicios que hoy existen y funcionan en el país para la atención y enfrentamiento a la violencia de género.

Cuando 2020 concluya, Cuba despedirá un año tremendo. Retador en materia de amenazas múltiples, obligó a movilizar la capacidad de respuesta y generar estrategias de sobrevivencia. Pero también dará la bienvenida a otros tiempos, donde las mujeres podrán vivir un poco más seguras.