Creatividad para la Transformación Social

El Grupo fue conformado en el año 1992. Sus fundadores habían realizado las primeras investigaciones de Creatividad y Desarrollo Humano, en aquel entonces, en el Departamento de Estudios Sociolaborales del CIPS.

Ha abordado el tema del Diálogo reflexivo-creativo intergeneracional (DIG) entre grupos de jóvenes y adultos mayores. Ha trabajado la Investigación-Transformación de las subjetividades y prácticas de diversos actores sociales, desde sus espacios micro-sociales hacia una proyección más general, a partir de la articulación de diagnósticos y prácticas transformadoras en espacios comunitarios y de vida cotidiana, sustentado en una concepción compleja de construcción de Autonomía Integradora para la Transformación Social.

Desde sus investigaciones se orienta a la creación de posibilidades para un desarrollo humano integral de los actores sociales, a partir de la expresión de competencias, de la generación de espacios de participación y de la reconstrucción de situaciones-problema o conflictivas y de proyectos de vida en los niveles comunitario e institucional, de organizaciones sociales y de gobierno, escolares y otras. Apuesta hacia el desarrollo de subjetividades, mecanismos de gestión gubernamental multiactoral, con alianzas público-privadas y espacios de participación para la transformación social.

Desde el año 1998, su coordinador es el Dr.C. Ovidio D ́Ángelo Hernández.

miembros

  • Red ESORSE – (Economía Social y Solidaria) – Coordinación CIPS
  • Red estudios del trabajo – Coordinación CIPS
  • Red de desarrollo local – Coordinación cátedra CTS+i (UH)
  • Sociedad cubana de psicología (sección psicosociedad)
  • Grupo: Cátedra de estudios de la complejidad de La Habana
  • Ong Cubana Centro Félix varela
  • Sociedad Económica Amigos del País

Antecedentes y continuidad

El equipo GCTS comenzó su quehacer en los 80, de un lado, con metodologías de creatividad para la transformación de actividades de innovadores empresariales González (1993); de otro, con investigaciones y metodologías de orientación de Proyectos de Vida y profesionales -individuales, grupales y colectivos-, que forman parte de la trama de articulaciones que constituye la subjetividad y práctica social –cotidiana e institucional- de diversos actores sociales. (D´Angelo, 1993, 1995).

La línea de Creatividad organizacional-empresarial de los 80, con logros importantes en los procesos innovadores tecnológicos en la industria, desde la aplicación de dispositivos de la psicología,  se  derivó más tarde, a sus aplicaciones en el campo de la educación, a través del Programa PRYCREA, mencionado más abajo.

De otro lado, el modelo conceptual de los Proyectos de vida  al que fuimos arribando enfatiza la ubicación del individuo en su contexto como persona social. Este es quizás uno de los momentos de conceptualización que ha definido el sello propio de la propuesta frente a otras consideraciones de carácter más intimista, existencialista o humanista abstracto.

En ambas líneas –paralelas y conjuntivas- se asumió que los procesos de la subjetividad –individual y social- se insertan en un conjunto de relaciones sociales –según la tradición marxista- y, por otro lado, desde esa perspectiva, se apostó por la promoción de carácter emancipatorio social, en distintos ámbitos de la vida.

Sin pretender abordar la cuestión en toda su amplitud y profundidad, el GCTS concentró sus actividades en el desarrollo de subjetividades y prácticas sociales y educativas en diferentes actores sociales. Podríamos afirmar que la subjetividad individual y social se construye en la interrelación entre el hombre y su contexto social y natural, en el marco de su actividad cotidiana; es, por  tanto, un producto histórico-cultural y, en esa condición se proyectaron las líneas de investigación-transformación del GCTS.

La Subjetividad Social es toda la construcción condensada en la producción cultural (ideológica, espiritual y material), constituye el conjunto de prácticas, tradiciones, creencias, valores, sentimientos, estereotipos y representaciones, etc., que forman el sustrato de la subjetividad individual y social, en el que la formación del sentido común cotidiano, las manifestaciones del inconsciente colectivo y la intencionalidad reflexiva de los sujetos sociales tienen un peso en los grados de auto-represión o autonomía social que posibilita el contexto (D´Angelo, 2008).

Los Proyectos de Vida individuales, grupales y colectivos forman parte de esa trama de articulaciones que constituye la subjetividad social. De igual manera que la promoción de sus reconstrucciones de sentido y la generación de una disposición creativa ante las situaciones cotidianas en distintos campos de vida, constituyera la perspectiva de nuestras investigaciones.

A principios de los 80 las investigaciones de los Proyectos de vida, en el GCTS, comenzaron a aplicarse al campo de los planes de vida profesionales, sobre todo en sectores de la juventud trabajadora cubana[1], los que mostraron un cuadro general de los componentes valorativos, motivacionales y reguladores de los planes y proyectos en el campo profesional.

De aquí que, en las investigaciones realizadas en esa época, mostráramos las inconsistencias y diferentes grados de organización entre las orientaciones vitales de diferentes campos de la vida (profesional, familiar, socio-político, desarrollo personal, etc.), no obstante que las áreas de valor mencionados se ubicaban en las posiciones jerárquicas superiores. Igualmente se avanzó en modelos de orientación reconstructiva de los Proyectos de Vida individuales y grupales, en diferentes sectores de la sociedad.

La noción (conceptual, experiencial) de proyecto de vida permitió captar y actuar sobre dimensiones fundamentales de la vida personal de grupos diferenciados de jóvenes trabajadores, entre ellas:                                                       

  • Integración vs. Desajuste (áreas vitales, conflictos, etc.)
  • Autonomía vs. Heteronomía
  • Realismo vs. Irrealismo
  • Desarrollo vs. Estancamiento

 

En los 90, se comenzó la elaboración y aplicación de un Programa propio de Desarrollo de Personas Reflexivas y Creativas (PRYCREA), generado por América González-González, 1994, 1995, 1996, 2003, D´Angelo, 1995, 1996, 1998, 2001).

La apropiación de los fundamentos y recursos metodológicos de la corriente Filosofía para niños (M. Lipman), su afirmación en el Pensamiento de Alto Orden –creativo y complejo- (Resnick) y sus prácticas en comunidades de aprendizaje, con el método que él construyó desde la tradición socrática y que denominó Comunidad de Indagación, constituyeron una base importante en las experiencias realizadas.

Estas fueron enriquecidas con otros métodos[2], los  cuáles articulaban no sólo procesos de pensamiento sino también otros lenguajes (plásticos, corporales, musicales, narrativos, dramáticos, etc.) y cuya efectividad se fue confirmando en nuestra práctica formativa desde la enseñanza primaria hasta el posgrado en contextos multiculturales diversos de Cuba y del continente[3]. Sobre esta base se conformó una importante línea de trabajo en la temática Diálogo InterGeneracional e InterCultural (DIGC) que se aplicó en distintos campos de la actividad social y generó una metodología propia para abordarla.

Esta trayectoria de elaboraciones y prácticas de más de 15 años constituyó una herencia aprovechable para los subsiguientes equipos del GCTS, dirigido más al campo del diálogo social, gestión pública y transformación comunitaria con la participación de grupos gestores, gobiernos locales y otros actores sociales, desde el año 2000.

 

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[1] Se reportan aquí antecedentes de nuestros resultados de investigación territorial en el Programa Integral de Desarrollo de la Isla de la Juventud y otros de carácter nacional en el marco del Programa Juventud, ambos de la Academia de Ciencias de Cuba, así como otros estudios de corte empresarial y organizacional realizados en ese período.

[2] El Programa se ha aplicado en Cuba y varios países latinoamericanos, en diferentes niveles de educación, desde principios de los 90. Sus bases teóricas articulan enfoques críticos, humanistas y socio histórico-culturales, construccionistas y de orientación psicológica. Inicialmente los autores más referidos eran Habermas, M. Lipman, Richard Paul, P. Freire, Vigotsky, psicólogos humanistas (E.Fromn,  C. Rogers, A. Maslow, etc.) y del ámbito de la creatividad (Amabile, Citzsentmihaily, Escuela de Palo Alto. EU. y otros).

Métodos generados:
Indagación crítico-creativa (ICC), Anticipación conjetural creativa (ACC), Aprendizaje por transformaciones analógicas (ATA), Problematización creativa, Aprendizaje transdisciplinar a través de la ciencia-ficción, todos creados por América González Valdés; y Reconstrucción creativa de Proyectos de Vida (O. D´Angelo).

[3] El Programa fue Premio UNESCO de América Latina, en 1996 y se aplicó en diferentes países de la región, a nivel universitario.

En este proceso, las elaboraciones se fueron enriqueciendo con perspectivas de la complejidad (sobre todo la de Pensamiento Complejo de E. Morin y otras posiciones de Complejidad), construccionismo social (K. Gergen), psicología comunitaria (M. Montero, Alipio Sánchez y otros), educación popular (EP), psicología social analítica, coordinación de grupos (sobre todo la escuela pichoniana y de A. Bauleo), psicodrama (a partir de experiencias de E. Pavlovsky y otras), experiencias creativas plásticas y corporales (Fidel Moccio, etc.), role playing y otros referentes, profundizándose en la combinación investigación-transformación social, a partir de la Investigación Acción Participativa (IAP) y los métodos de la Educación Popular (Freire).

La Comunidad de Indagación –original de Lipman- se fue transformando en un instrumento múltiple que ahora denominamos Comunidades vivenciales reflexivas-creativas, que articula herramientas de los enfoques mencionados, en espacios contextuales dialógicos complejos, en los que el papel especial del coordinador del trabajo grupal –operador grupal- y su basamento en formación de competencias para la interacción dialogada productiva, son esenciales. Este se ha ido complementando con elementos de métodos más recientes (Indagación apreciativa y generativa, manejo de conflictos y concertación, etc.)

Una dirección especial de nuestro esfuerzo investigativo y de transformación ha sido complementada en dos vertientes relacionadas:

  • La creación de una plataforma teórico-metodológica que denominamos Autonomía Integradora (AI) –(D´Angelo, 2005b), articuladora del campo de las subjetividades (percepciones de entornos, imaginarios socioculturales, identidades comunitarias, valores, proyectos de vida, interrelaciones de grupos sociales, etc.), prácticas cotidianas e institucionales de participación social y condiciones estructurales y físicas del entorno micro-macro comunitario.

La aplicación en realidades comunitarias y grupales, en proyección de transformación social, de esta plataforma teórico-metodológica se da a partir de la articulación de sus tres dimensiones: Interconectividades sociales e institucionales, Autodeterminación contextual reflexivo-creativa y Empoderamiento- emprendimiento autogestivo de los actores de base).

La visión de las relaciones hologramáticas, el carácter auto-eco-organizativo y recursivo, dotado de reflexividad en los procesos de construcción de lo social fue  argumentando y reorientando las investigaciones y experiencias transformativas, permitiendo una lectura desde la complejidad y multi-alternativas de soluciones de los procesos implicados.

La mirada hologramática, obliga a la consideración de las relaciones de distinto nivel en los procesos de transformación en lo micro-social, de igual manera que una comprensión auto-eco-organizativa refuerza las bases de construcción de espacios de autonomía social desde la cotidianeidad, pero vinculados a las tendencias de la totalidad, de manera contradictoria y con visión de desarrollo dialéctico del proceso social.

  • El carácter participativo y reflexivo de los sujetos de la acción social se incorpora como una necesidad, ya marcada anteriormente por la Investigación-Acción Participativa, en la que los investigadores conforman redes de indagación no separadas de los sujetos y del mismo proceso de transformación, con potencialidad de una perspectiva crítica de segundo orden.

 

En todo esto, el énfasis en la conformación de conciencias críticas como instrumento liberador de los actores sociales sobre las prácticas sociales rutinarias, potencia la dirección de empoderamiento social a que se dirigen las experiencias realizadas en diferentes ámbitos sociales, a los que nos referimos más abajo.

Las investigaciones-acciones de transformación social –que comenzaron a realizarse desde 2001, se mantuvieron en la última década -, en comunidades desfavorecidas de La Habana (La Timba-Plaza, Buenavista-Playa y Párraga-10 de Octubre, Habana Vieja y Centro Habana, entre otras).

La labor ha consistido en integrar la indagación de las realidades de vida comunitaria: físicas, institucionales y subjetividades sociales, para apoyar los procesos de transformación que lideran los TTIB y otros grupos gestores de esos barrios, con participación intergeneracional[1], la realización de talleres de diálogo intergeneracional sobre temas de sus condiciones de vida, violencia social y proyectos de vida colectivos en las distintas edades en sus implicaciones y soluciones comunitarias, entre otros, realizadas en Comunidades de diálogo reflexivo-creativo con los 20 TTIB de la capital (D´Angelo y otros, 2010b)[2].

Las propuestas de transformación social en los Proyectos del GCTS suponen un énfasis importante en procesos de reflexión y producción creativa propiciadoras de desarrollo humano y acción constructiva social. Se asocian a formas de encuentro intergrupal, con perspectiva social más general, en tanto los temas en circulación en el grupo toman referencia en la cotidianeidad como del imaginario social más amplio.

Un concepto operacional de pensamiento complejo –en la acepción moriniana-, trabajado en las acciones transformativas, es el de Pensamiento de más alto Orden –PAO- (Resnick, citado en González,  1994), para propiciar procesos indagatorios de diálogos productivos.

Desde esta óptica, en los procesos de diálogo y reconstrucción de la realidad el concepto de creatividad adquiere una connotación amplia.

La creatividad, en este sentido, (González, 1994, 1995, 2004 y D´Angelo, 1996, 1998, 2001, 2005) se refiere tanto al individuo como a la sociedad. El concepto general apunta a la articulación entre auto-transformación y transformación social; estos procesos se perfilan con acento en el papel proactivo y auto-referente de los propios actores en sus contextos institucionales y sociales.

La creatividad en el planteo complejo y emancipatorio es uno de los asuntos de nuestro interés. Esta se enmarca en una concepción epistemológica articuladora de la relación sujeto-objeto, como espacio de construcción intersubjetiva, al que se accede a partir de procesos de reflexividad crítica. En este entramado emergen situaciones, ante las cuales se hace necesaria una postura problematizadora y generadora de nuevas alternativas[3].

Este proceso dirigido a la transformación creativa, es más que reestructuración y conectividad (o sea, la formación asociaciones o combinaciones), pues se basa también en la formación de nuevas relaciones (López, citado en D´Angelo y otros, 2001), en la sensibilidad a los problemas, la flexibilidad (Guilford), en la variedad de perspectivas que se asumen (Resnick), (Torrance), etc. Guarda relación con la formación de un pensamiento de alto orden: reflexivo y creativo, complejo (Resnick citado en González, 1994).

Desde el planteo emancipatorio, la creatividad se expresa en los procesos de transformación partiendo de las condiciones instituidas; a través del vínculo acción-reflexión (Freire, 1994) se crean condiciones para el desarrollo hacia la transitividad crítica, que es conciencia liberadora. Este enfoque transformador promueve, además, un tipo de interacción social basada en el respeto mutuo, la cooperación, la aportación constructiva y la coherencia ética, en los que se despliega en su totalidad la persona como ser humano social.

El enfoque de creatividad y desarrollo humano (individual, grupal, social) que asumimos, apunta a potenciar una cultura reflexivo-creativa, entendida como imaginario compartido y relaciones interactivas, entre otros elementos, que se basan en la problematización, la anticipación de escenarios y la generación de alternativas transformadoras. La construcción de autonomía para la integración hacia fines de progreso social, constituye el propósito del fomento de esta cultura.

La acción transformadora reflexivo-creativa se sustenta en ciertos criterios generales (González, 1998; D´Angelo, 1998, 2001, 2005), que son promovidos a través del diálogo y las prácticas reflexivo-creativas, en situaciones creadas por el coordinador y el propio grupo, y que se resumen en:

  1. La interacción y el diálogo como condiciones favorecedoras del aprendizaje reflexivo, indagador y desarrollador en situaciones sociales concretas.
  2. El co-protagonismo de los que interactúan en un contexto de participación responsable y aportadora.
  3. La significación del aprendizaje en la situación social vital, a partir de conexiones relevantes y movilización de la experiencia real para el desarrollo integral humano.
  4. La creatividad como acción transformativa para generar lo nuevo.
  5. La autonomía para la autodirección y proyección social de la persona y el grupo, orientada a la autogestión social responsable y ética.

 

Diálogo intergeneracional en Comunidades reflexivo-creativas.-

Es importante también considerar que el diálogo opera, como medio de expresión de las interacciones sociales, sobre dos contextos interrelacionados: el de la propia situación de diálogo que se recrea a partir de las experiencias y vivencias de los grupos participantes y el contexto cotidiano en el que actúan. (Freire, 1990).

Esta concepción del diálogo encuentra cierto paralelo en el enfoque histórico-cultural. Desde este referente, los “otros significativos” con los que se interactúa, devienen mediadores sociales en la construcción de los procesos psicológicos. En síntesis, en el diálogo se expresa un interjuego dialéctico consenso – disenso[4]

Nuestra experiencia práctica en la coordinación de grupos de diálogo intergeneracional ha estado orientada en estos supuestos teóricos e implicó la investigación y promoción de comunidades de aprendizaje y práctica vivencial reflexiva y creativa[5] que promueven el manejo constructivo de conflictos y problemas en el ámbito social intergeneracional cotidiano, cuyo punto de partida ha sido la formación y desarrollo de diferentes actores sociales como personas y como grupos desarrolladores, a través de:

– Métodos y procedimientos transformadores que renueven los aprendizajes y la realización social y profesional, la problematización y manejo de conflictos conducentes a afrontamientos y soluciones creativas, la reflexión crítica, la interacción grupal cooperadora y el desarrollo integral de las personas.

– El fomento de las competencias generales para el desempeño reflexivo, creativo, la interacción social y la autodirección personal y grupal.

El enfoque de competencias asumido está inspirado (a diferencia de la corriente eficientista-utilitaria, a la que sólo interesa el desempeño de cierto tipo de labores o prácticas profesionales idóneas y no su inclusión en el campo del desarrollo humano integral)[6] en la noción de integración de procesos.

Otra cuestión importante es que estas competencias “operan como instrumentos simbólicos-prácticos de aprendizaje social que posibilitan la transformación de la realidad y de los propios individuos, en conjunción con las configuraciones de orientaciones vitales que sustentan la unidad de significación e integración general de las personas y el grupo”.

La unidad vital de la persona, a partir de su subjetividad y sus prácticas, integradas a  la construcción de sentidos vitales que orientan sus proyectos de vida y actividad general en contextos múltiples y bien definidos es algo que, al menos, debe tenerse en cuenta en la práctica formativa e investigativa de manera amplia y profunda.

A partir de varios autores y nuestras elaboraciones hemos llegado a una determinada nosología de las Competencias humanas generales del desarrollo integral [7] , consideradas como Potencialidades en Realización Integral del Desarrollo (PRID), que se ha aplicado a todo lo largo de la línea de investigación-transformación del GCTS.

La elaboración de un enfoque teórico-práctico de aplicación del Diálogo intercultural, intergeneracional, intercultural y de género DIGGC, para formación de multiplicadores y empoderamiento de grupos poblacionales comunitarios, que se articula a esta plataforma Autonomía Integradora.

 “El diálogo gana significado precisamente porque los sujetos dialógicos, no sólo conservan su identidad, sino que la defienden y así crecen uno con el otro. Por lo mismo, el diálogo no nivela, no reduce el uno al otro….Implica…un respeto fundamental de los sujetos involucrados” (Freire-1995). 

Se trata de la promoción de una cultura  participativa en el ámbito social intergeneracional cotidiano, basada en:

 El desarrollo de  competencias humanas  y la apropiación de recursos –herramientas metodológicas- para el manejo de conflictos y problemas  para una convivencia reflexiva y armónica y una proyección social constructiva.

Las actividades desarrolladas por nuestro equipo en este campo, han sido:

  • Formación, entrenamiento y asesoramiento de Grupo Gestor comunitario, en el barrio La Timba, de La Habana, con matrices dialógicas para la problematización reflexiva y creativa de sus situaciones comunitarias, por 3 años.
  • Formación, entrenamiento y asesoramiento de maestros de la escuela primaria de La Timba en métodos dialógicos reflexivos y creativos y su implementación en sus acciones educativas.
  • Experiencia prolongada de dos años de transformación con grupos de 30 jóvenes desvinculados laboralmente y círculo de tercera edad de la Cátedra de Adulto Mayor.
  • Investigaciones y acciones de participación y transformación comunitaria en grupos juveniles y adolescentes. (comunidades de bajo nivel socioeconómico de La Habana: Buenavista, Párraga, Alamar, etc.)
  • Incorporación de investigaciones sobre imaginarios socio-culturales de los pobladores de Buenavista como componente del campo diverso de sus subjetividades y prácticas sociales.
  • Formación a promotores sociales y comunitarios como multiplicadores y generadores de proyectos DIGGC: (cursos-taller de un mes y asesoramiento continuado)

 

Aplicación y asesoría de DIGGC  en ámbitos comunitarios (en co-auspicio de los Talleres de Transformación Integral del barrio-TTIB): Construyen, desde sus experiencias en temas cotidianos y la propuesta teórico-metodológica DIGGC, sus propuestas de proyectos comunitarios e institucionales para las transformaciones constructivas de esas relaciones generacionales y su participación constructiva en problemas sociales comunitarios, a partir de la matriz de Autonomía Integradora, de nuestro equipo GCTS.

A partir de las diversas experiencias de aplicación del DIGGC, se fue construyendo una metodología de transformación, desde del empleo de comunidades vivenciales reflexivo-creativas, basadas en la formación de estas competencias y que consta básicamente, de los siguientes momentos:

a- Se indaga el campo de representaciones  de cada grupo con respecto a la generación de pertenencia, a la que se sitúa como alter y a las relaciones entre ambas.

b-Se identifican los posibles problemas y conflictos que se dan en estas relaciones.

c- Se realizan sesiones de diálogo entre posiciones diversas, sobre temas de relevancia intergeneracional, para su comprensión mutua, concertación y generación de alternativas positivas.

d- Se pasa al momento generativo o creativo, de producción de soluciones novedosas, a partir de las experiencias de solución positiva en otros temas y la producción de nuevas ideas.

e- Se realizan planes de implementación de las ideas concebidas en la práctica social .

 

En las experiencias nacionales e internacionales se han identificado áreas de conflictos intergeneracionales típicos:

  • Integración social vs. Sentimiento de exclusión;
  • Imposición- Sobreorientación vs. Autonomía;
  • Autenticidad vs. Doble moral.

 

Algunos de los resultados más importantes en el desarrollo de competencias generales de los participantes, a partir de las tácticas de operación de los coordinadores en la experiencia transformadora inicial, aportaron sus logros en las dimensiones de Competencias-PRID mencionados.

En una fase generativa con promotores sociales de los diferentes barrios de la capital –trabajada, a partir de las experiencias de solución a situaciones-problema confrontadas en otros momentos, con relación a temas distintos, se construyeron propuestas por los participantes, para fomentar el DIGGC.

Las elaboraciones de esas propuestas y su ejecución en la actualidad, están en consonancia con los resultados anteriores de las experiencias de diálogo intergeneracional:

Experiencias de transformación social comunitaria y local multiactoral[8].-

Al inicio de esta década (2009-19) los estrechos vínculos con proyectos existentes de cuentapropismo (TCP) social, como el del Proyecto Arte-Corte, con acompañamiento de la Oficina del Historiador  (OH) de La Habana-Plan Maestro y progresiva incorporación del Consejo Popular, nos ofreció un novedoso campos de estudio y generación conjunta de alternativas, para el caso de proyectos comunitarios sostenibles con auspicios de emprendedores cuentapropistas e instituciones y empresas estatales (D´Angelo y otros, 2014).

A partir de ahí nuestra línea ha estado focalizada en la investigación-transformación de los procesos de gestión pública, incorporando el análisis y proyección de procesos relacionados con la participación de las nuevas Formas de Gestión No Estatal (FGNE-cuentapropistas y cooperativas no agropecuarias-CNA, etc.)

De manera que, del trabajo de construcción de relaciones entre grupos sociales (Ej. DIGGC) y transformación desde proyectos comunitarios institucionales (TTIB), pasamos a una reconfiguración de gestión y acompañamiento de proyectos multiactorales sostenibles, desde auspicios diversos, pero con énfasis en los recursos locales.

Los Lineamientos de la Política Económica y Social, que fomentaron las FGNE, contribuyeron a su expansión y focalización de nuestro trabajo transformativo en este sentido.

Las relaciones de los actores gubernamentales locales con diversas formas económicas y otros actores sociales de base pasaron a ser el objetivo de nuestra contribución. Más recientemente, con el proceso de promoción de la Autonomía Municipal (finalmente incluido en la nueva constitución de la República de 2018), ésta dirección que asumimos constituye una línea principal de perfeccionamiento de la gestión pública multiactoral con vistas a un desarrollo local solidario, participativo, inclusivo e integral.

En este sentido en los últimos años se ha investigado la naturaleza y realidad de las acciones de caracter social del cuentapropismo y las cooperativas no agropecuarias en municipios habaneros (Habana vieja y Centro Habana), con vistas a generar el Fomento de alianzas Público-Privadas Solidarias y Participativas –APPSP, a diferentes escalas territoriales (nivel local y de Consejos Populares y comunidades), que faciliten la asunción de los mecanismos institucionales y sociales que favorezcan la implementación de la Autonomía Municipal y el Trabajo comunitario integrado..

Así, diversas investigaciones (D´Angelo y otros, 2014, Henríquez y D´Angelo, 2016, Morillas, 2018) y su inserción en el Programa Nacional de Ciencia y Técnica de Desarrollo Local, están contribuyendo a fortalecer esa perspectiva.

La recuperación del carácter participativo-democrático de la participación de los socios de las cooperativas y su responsabilidad con el entorno comunitario, o la configuración de los entramados de las Cooperativas no agropecuarias –CNA- en sus relaciones con los organismos patrocinadores sectoriales y el gobierno local, han sido auscultados para –conjuntamente con esos actores, promover formas de relacionamiento interno y externo de las CNA que contribuyan a la integración socio-económica del desarrollo local.

Entre las limitaciones observadas, se pueden mencionar (D´Angelo y Morillas, 2019):

  • Insuficiente coordinación e integración efectiva entre los Organismos de la Administración Central del Estado (OACE), los Consejo de la Administración Provincial (CAP) y los Consejo de la Administración Municipal (CAM), en el proceso de elaboración de los planes de desarrollo integral del territorio;
  • Excesiva centralización en la toma de decisiones y en la gestión de los recursos, a nivel provincial y central, con un limitado marco legal para el empoderamiento y la autonomía local;
  • Insuficiente articulación horizontal entre los actores locales, así como entre intereses nacionales, sectoriales y territoriales;
  • Limitada y casi inexistente participación de la población como sujeto activo en la gestión del desarrollo local, así como de las formas gestión no estatal y su integración con las estatales a partir de encadenamientos productivos y de valor;
  • Insuficiente participación real de los socios de la CNA en la gestión y decisiones de la cooperativa. Algunas tendencias a la formalización rutinaria de la participación y no siempre centrada en una vocación social comunitaria.

 

En los últimos años de la década, el GCTS se concentró en el Fomento de la Gestión Multiactoral de gobierno municipal, en sus órganos, relaciones con diversos actores económicos y sociales en sus diferentes escalas territoriales (en Centro Habana), como compromiso de aplicar el enfoque de Autonomía Integradora al despliegue –aprobado en la Constitución de 2018- de la Autonomía Municipal y la incentivación de Alianzas Público-Privadas Solidarias y Participativas, tarea en progreso, sobre las cuáles ya se han obtenido algunas elaboraciones interesantes (por ejemplo, entre otras: D´Angelo y Morillas, 2019) y se avanza en resultados diagnósticos, sensibilización, asesoramiento y transformación de los actores en diferentes escalas territoriales del municipio (D´Angelo y colectivo de autores, 2019b), en un proceso de continuidad subsiguiente.

En esta comprensión, el papel de la plataforma teórico-metodológica del GCTS. Autonomía Integradora constituye el marco interpretativo-proyectivo de articulación multiactoral –desde sus respectivos roles sociales- en relaciones micro-meso-macro social, en tanto se conjugan las prácticas locales con las políticas públicas, lo que puede realimentar la eficacia respectiva de cada una.

Las investigaciones han detectado un conjunto de factores favorecedores y limitadores de las actuales prácticas de gestión local, que han dado lugar a propuestas de perfeccionamiento y a acciones directas de acompañamiento en la introducción de formas de gestión pública más integradora y participativa.

Como se expresó antes, esta es una labor que continúa desarrollándose –con participación de investigación-transformación-asesoría de nuestro equipo- en diferentes ámbitos comunitarios y territoriales de la gestión multiactoral de gobierno en la ciudad, con resultados alentadores.

[1] En Buenavista, por ejemplo, ésta constituyó una experiencia interesante, no solo por el protagonismo que se les dio a los jóvenes del barrio en el diseño y organización de las actividades –con un asesoramiento del equipo de investigación CIPS-TTIB-, sino porque arrastró tras de sí a todos los segmentos poblacionales de la comunidad y, de gran relevancia, porque esos jóvenes eran desvinculados de estudio y trabajo, algunos con antecedentes penales inclusive y lograron levantar su autoestima y el reconocimiento de la comunidad hacia sus potencialidades e integración social.

[2] En aras de la síntesis de este trabajo nos referiremos sólo a algunos aspectos de las experiencias de articulación de los enfoques de Autonomía Integradora (AI) que hemos estado construyendo con la práctica del Diálogo intergeneracional, intercultural y de género, a partir de la matriz de formación de comunidades vivenciales reflexivo-creativas y la formación en competencias humanas generales, que constituyen la proyección de una parte de los módulos del curso-taller de Prácticas Indagatorias Dialógicas y Grupales que impartimos actualmente.

[3] La problematización es entendida como posibilidad, tanto de cuestionar, descubrir, identificar y formular la situación real como problemática, sujeta a redefiniciones, precisiones y alternativas, como en sus transformaciones y diferentes vías de solución. (González,  2001, D´Angelo y otros, 2001.).

[4]  Es importante esclarecer que en el caso de esta temática de investigación, el diálogo que se promovió fue acerca de las relaciones entre las generaciones representadas por los grupos que participaron y sobre las realidades que comparten como contemporáneos, aunque no eran grupos que convivían en un espacio cotidiano común y, por tanto, no se enfrentaban en su quehacer diario a tareas compartidas.

[5] El concepto de Comunidad reflexivo-creativa se ha trabajado en diferentes elaboraciones de nuestros proyectos y parte del concepto de M. Lipman de Comunidad de indagación y las consideraciones de otros autores de su condición como una comunidad de aprendizaje reflexivo-creativa, a la que hemos aportado procedimientos y métodos creativos y vivenciales integradores de la experiencia vital de los participantes (González, 1994, 2004; D´Angelo, 1996, 2001, 2004, 2005).

[6] Ha predominado la oposición entre dos paradigmas: el de la eficiencia social y el de humanista-crítico. El planteo nuestro coincide con la posición de que a partir del desarrollo humano integral es posible lograr una adecuación entre los presupuestos aparentemente opuestos de ambos paradigmas en la concepción de las competencias humanas.

[7] Entre otros trabajos, se han retomado significativamente, para conformar esta configuración de Competencias humanas generales: las 10 dimensiones de competencias humanas, las destrezas complejas de pensamiento y las dimensiones de pensamiento crítico, de A. Villarini, las definiciones de competencias transversales generales de A. Peso Paredes, la conceptualización de pensamiento de más alto orden , de L. Resnick, la conceptualización de creatividad de A. González, las  HDCP, definidas por G. Fariñas  y dimensiones de Autodirección y Proyecto de Vida de la persona, del autor.

Dimensiones de las PRID:

a) Reflexivas-críticas-creativas:

(Constituyen procesos básicos en las situaciones de aprendizaje y vitales):

Razonamiento, Indagación-Problematización, Flexibilidad-Reestructuración, Generación-Transformación, Anticipación-Expansión, Evaluación-Toma de decisiones,

Independencia-Autorregulación.

b) Interactivas:

(Conforman Valores humanos de disposición y comportamiento social):

Comunicación e Interacción social humana cooperada y autoorganizativa, Relaciones estéticas. Sensibilidad en relación natural-social, Relación ética, cívica e histórica.

c) Autodirectivas: (Megacompetencias)

(Conforman estructuras, direcciones y contenidos  generales de la persona   y  sus Proyectos de Vida): Autonomía. (Autoexpresión -Autenticidad-Autoestima), Autodesarrollo- Proyección y Orientación de situaciones vitales.- (Trascendencia)-(Integración personal-social-universal)

[8] Desde principios de los 2000, el grupo comenzó una labor de integración de la acción social multiactoral en diferentes comunidades de La Habana, entre las que cabe destacar: la construcción y acompañamiento de grupos gestores, articulación de actores de gobiernos locales-consejo populares-líderes comunitarios, etc., con el propósito de articulación progresiva de actores económicos diversos a la sostenibilidad e los proyectos de transformación.